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Buggy miró el techo perdido en sus pensamientos, tirado en el sillón de la casa. No era propio en un hombre tan fabuloso como él quedarse tanto tiempo sin hacer o decir nada. 

Uta estaba escuchando una lista de reproducción en su computador sentada a su lado. 

Las palabras de su exnovia le quedaron haciendo ruido, durante días y días. No era idiota, sabía lo que le quiso decir pero eso era lo que más le preocupaba, ella lo intuyó hace muchos años. 

Atrapado en esa conversación no se dio cuenta que el pelirrojo estaba haciéndole una pregunta. 

—Ahora me quedo más tranquila— le confesó Nana esa misma tarde, después del atardecer. Cuando Uta colgaba de su brazo durmiendo completamente exhausta. Buggy no la había traicionado, no la engañó, no fue un bastardo. Ahora se sentía un poco idiota por creer lo contrario en un principio. —Sabes, me dolió mucho perder tu contacto. No quiero olvidarte y hacer una vida aparte— Le dedicó una sonrisa —¿Quieres ser mi amigo?

Llamó la atención de Buggy a su lado. —Sí— sonrió, era extraño pero también quería lo mismo. —No perdamos el contacto. 

—Me hizo muy feliz que quisieras salir a divertirte otra vez conmigo— le dijo ella con ojos tristes. Nana sabía que ese hombre ya no le pertenecía, ¿Pero alguna vez fue suyo?. Negó con la cabeza.

Buggy se guardó las palabras que le escondió todo ese tiempo. Decirlas solo serían causar daño innecesariamente, pero él también guardó la ilusión de volver a tener una cita y divertirse con ella, como hacían mucho tiempo antes de Uta. —¡Hoy fue muy divertido!

— ¡Definitivamente lo fue!—. Nana se largó a reír. Buggy no era el sentimental que decía cómo se sentía, al menos no había cambiado. —Siempre lo supe, ese Shanks estaba presente de una u otra manera— recogió su pelo despreocupadamente. —La primera que te me confesaste pensé que él era tu novio y que eras un infiel asqueroso que quería una novia también. Me molestó mucho— Confesó. Tiempo después se sintió ridícula por pensar así pero al ver cómo estaban esos dos, supo que tenía razón.

Frunció el ceño —Es solo mi hermano— puso en palabras pero se sintió más difícil que de costumbre decirlo. Buggy se sorprendió de sí mismo. 

Ella caminó unos pasos adelante —es lo que pensaba— dio media vuelta. —Te voy a ayudar, ¡Ya lo decidí!. ¡Vamos a hacer esas demandas en grande!

De pronto lo animó de la nada y cambió el tema de la conversación. Desconcertándolo y dejándolo con la intriga, sin respuestas y un poco inquieto. A Nana siempre le gustaba dejarlo cuestionándose las cosas, era una bribona que le encantaba dejarle tarea para la casa y además le hizo ver muchas cosas que ahora le causaban dolor de cabeza. 

Los chicos le abrazaron rodeándole y brindando, Shanks se carcajeó por un chiste fome contado por Lime. Volvió a servirse una pinta de cerveza y empinó el codo hasta el fondo. 

—¡Bebe! ¡Bebe! ¡Bebe!— Los muchachos le corearon hasta que bajó el litro y medio de cerveza. 

—¡Ah! ¡Está delicioso!— Llevaba mucho tiempo comportándose en regla. Por lo que aquello había que celebrarlo. 

Yasopp volvió con un par de botellas más a la mesa —Qué bien que Buggy te dejó salir— No quería decir que su amigo era un sometido pero sí que lo era y encima con un hombre que siquiera era el novio. 

—Dijo que no había problema, porque Barto cuida a Uta mientras él está en el Kamabakka con sus amigos. 

—Qué buen sujeto— dijo Lucky masticando los snacks. 

Custodia compartida.(Efecto mandela)Where stories live. Discover now