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Ese Lunes Buggy inició en su trabajo. Se levantó a la hora de siempre y preparó el desayuno, Uta se levantó al momento en el que Shanks llegó del trabajo por lo que desayunaron los tres juntos. Buggy llevó a Uta a la parada y luego se fue a su trabajo en calma. Nada tendría que salir mal, ¿Por qué? Era solo un trabajo ordinario de oficina.

Por la tarde, cuando Shanks se había levantado rascándose la espalda y bostezando se hayó solo en casa. Suspiró en soledad, Buggy ya no estaba ahí leyendo o gruñendo porque la búsqueda de trabajo no iba como él quería. Ya no estaba su entrañable compañero, sintió como se le apretaba el pecho. Bueno, nada era para siempre. 

Le llegó un mensaje <Uta ya salió del colegio> Al menos había buena comunicación. 

Sonrió orgulloso y fue a ponerse algo cómodo para ir por su niña a la parada de buses. También llevó una bolsa ya que le tocaba las compras para la cena. La maldita cena. Como se trataba del primer día de trabajo de Buggy iba a preparar la comida. 

Las horas pasaban y la jornada laboral ya terminaba, el pelirrojo se preocupó y Uta no paraba de preguntar por su papá. 

<Hay mucho trabajo, me quedaré unas horas extras> El último mensaje que explicó la situación. 

Shanks comenzó a masticar su resentimiento. —¿Qué clase de trabajo te exige hacer horas extras en tu primer día?— Por suerte ese día faltó a la escuela nocturna, pero qué pasaría si se repetía lo mismo mañana o el siguiente día. 

Uta preguntó —¿Qué tan importante es ese trabajo? Papá estaba feliz con lo que gana en el Kamabakka.

El pelirrojo opinaba lo mismo. Buggy ya gozaba de un gran trabajo en el que tenía buenos compañeros, un entorno laboral confiable y con una paga bastante generosa. Como pudo apreciar una vez, aunque Buggy era un bribón tacaño, tenía una gruesa cuenta en el banco. Tanto así que no le resultaba nada doloroso comprar teléfonos de última generación sin siquiera pestañear.  

—A Buggy le gusta mucho el dinero... ¡Ah! ¡Pero no se trata de eso! ¡Claro que no estoy hablando mal de tu padre!— Se largo a reír. 

—¡El dinero es bueno!— Uta infló las mejillas. 

Shanks se sonrió solo —sí, sí. Eso te lo enseñó Buggy. ¿No es encantador?— Se sonrojó, Uta lo observó esperando su respuesta. —Buggy estudió algo y por supuesto que quiere ser recompensado por ello, no es nada malo. Sería muy frustrante para él no desempeñarse y probarse en ese ámbito. Es una persona muy competitiva y si se deja llevar, pronto va a escalar a un puesto importante y comenzará a alardear de ello. 

Uta asintió —pero a papá le gusta más llamar la atención como hace en el Kamabakka. Siempre sonríe diferente cuando las señoritas lo ovacionan. A mi me gusta verlo cuando está feliz, ¿No debió estudiar para ello?

Desvió la mirada —también me lo cuestiono. Buggy no quería ser oficinista, ese trabajo no le sienta bien. 

—Papá Shanks— la niña hizo una pausa dramática —Cuando no está papá en casa, no pareces tan bobo. 

Buggy entregó el ultimo informe que le solicitaron hace poco menos de una hora. El jefe del departamento desencajó su mandíbula mientras observaba un impecable documento que era muy fluido y fácil de entender, no tenía nada que ver con la mala calidad de los informes de sus compañeros. Por otro lado era una de las tareas de fuego que le hacían a los novatos para retenerlos hasta finales de semana en horas extras. 

El hombre de mediana edad más bajo que el de cabello azul aceptó, después de tragarse la mala leche que quería rociarle encima, esperando que este hiciese una pregunta o sugiriera irse antes a su casa. Derrotado dijo —Puedes irte. Ten un buen viaje. 

Custodia compartida.(Efecto mandela)Where stories live. Discover now