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Tras terminar el show y al bajarse del escenario el antro estaba en pleno fulgor, los aires festivos y fiesteros estaban por doquier en altas concentraciones. A lo lejos, Crocodile atrapó a Ace y Yamato estando por empinar el codo. 

Buggy brindó con Rosi. No esperaba que los tavestis jalaran de esa manera su cosplay de Miku. Aquello no era cosa de "altos ñoños", tal parece que todos amaban a la mona china esa. Barto estaba llorando y rezándole a la vez, una cosa muy extraña. El carraspeo de esa voz siniestra lo puso en alerta y con el culo contra la pared en un instante en caso que debiese correr por su vida una vez más.

—Oye Payasin, tenemos algo que hablar en privado. Sígueme— Crocodile caminó a la salida de emergencia del antro. La parte trasera donde iban a fumar los trabajadores y el círculo interno del Kamabakka. 

—Sí... Seguro— Lo siguió como si caminara por el patíbulo de la muerte. Con toda seguridad lo iba a matar por traer al menor de sus hermanos a ese lugar. 

Por la mañana en casa, el pelirrojo notó como su hija últimamente estaba cantando cada vez más la música de la waifu de su amigo de la universidad. Él estaba echado en la pared esperando que la linda princesa dejase de usar el baño, ya que llegó después del trabajo. Se iba a bañar antes de desayunar, seguro apestaba ya que bebió mucho con Yasopp antes. 

Y cómo no beber después de lo que le dijo Buggy. Afuera era el único lugar donde tenía vía libre después de todo. 

La linda voz de Uta inició una nueva canción, "Matryoshka". 

Buggy lo vio y de un solo vistazo supo que llegó ebrio. Movió sus labios los cuales logró captar el mensaje en cámara lenta: "Más te vale no te me acerques, ni a mi hija tampoco". Asintió sonrojándose. —¿Cómo te fue ayer?— Lo notó inusualmente contento. 

—Pues fue muy bueno— le dio un sorbo a su chocolate. El pelirrojo se sentó y se echó en la mesa. Buggy no le iba a decir los detalles ni nada, era demasiado reservado en ese sentido con él. Presumía del éxito y el clamor que le daban otros pero jamás del método que empleaba. —Esas viejas me extrañaron un montón, hasta lloraron al verme— Miró otra vez su celular. 

Shanks ya se había alarmado nuevamente, pasaba tanto tiempo observando el celular que le era inevitable pensar que alguien estaba cortejándolo y que estaba en la primera etapa de un enamoramiento, pero no se trataba de eso. Buggy estaba jugando en la bolsa de valores con mucha atención y dedicación. Todavía no le encontraba el sentido de apostar el dinero que juntó con tanta obsesión pero ni modo. 

—Barto me preguntó por tu banda, ¿Cuándo vas a tocar con los vagos?—Le preguntó. Se desentendía tanto del hobbie del pelirrojo que no tenía la menor idea. 

—Este fin de semana. Sábado y Domingo— ¡Por fin! ¡Irá a verme! Me aseguraré de cantar alguna canción romántica. —¿Vas a ir?

Buggy le hizo una mueca de hiper super asco —¿Qué? ¡Claro que no! Yo me presento en el Kamabakka esos días.

Justo salió Uta dando unos giros y moviendo sus manos para marcar sus pasos de un baile, Shanks sonrió, ahora también bailaba, entonces vio a Buggy imitando esos pasos. Estrechó la vista, había sido cosa de él, seguro que Buggy le enseñó. Fue al baño a bañarse para sacarse la "peste" como tanto le repetían en casa. Nada más salir Uta le saludó solo porque estaba limpio y recién bañado. —¡Papá ahora puedes besarme!— La levantó para darle un gran beso, pero ella le hizo un puchero —¡Tu barba pica!

—¿Ah, sí?— No planeaba afeitarse ese día, dijese lo que dijese. 

Fue a sentarse para desayunar hasta que sus ojos se distrajeron con los platos de acompañamiento. Buggy siempre cocinaba más cuando no estaba trabajando a tiempo completo, no era una queja porque el más beneficiado era él, pero hace muy poco Hina le mencionó que estaba rojizo como una vaca. Puso los ojos en línea sin atreverse a comer todavía. No, estoy gordo... 

Custodia compartida.(Efecto mandela)Where stories live. Discover now