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Ray aprisionó a Shanks en sus brazos, esa llave del mal que el pelirrojo no sabía librar después de tantos años de sufrirla y de la cual tampoco podía evitar. Por lo general no terminaba siendo atrapado fácilmente, pero la trampa estaba echada y pensada para acorralarlo de esa manera. Usando su mayor debilidad. 

Su madre le dijo que Buggy, "su Buggy" estaba muriendo. Así que el pelirrojo lo buscó incansablemente por todos lados. Fue a cada hospital que conocía, todas las clínicas de la guía telefónica, los lugares donde trabajaban sus conocidos, llamó a muchas urgencias, incluso lo fue a buscar a la policía, indagó en noticias y nada. Hasta que se le prendió la ampolleta. Su madre había llamado, pero este estaba sumido en la desesperación, de la misma manera que le ocurría cada vez que se encontraba involucrado Buggy. Sujeto aún por el agarre de su padre, de pronto notó el cansancio de su cuerpo, lo llevaba buscando desde que recibió la llamada hasta entonces. 

Todo le golpeó a la vez repentinamente. Cansancio, sed, angustia, la desazón de la traición y esos ojos azules que no mostraron ni la más mínima muestra de interés por su preocupación. Los mismos que pasaron a su lado con frialdad. Al menos su más grande prioridad era que se encontrara bien, por lo que resultaba mucho más importante saber que nada le había pasado. Podrían engañarlo toda la vida y no le importaría mientras Buggy siempre se encuentre bien.

Su problema actualmente fue que cayó redondito en la trampa de sus padres. Ellos sabían perfectamente como atraerlo a casa de una forma u otra, y si nunca lo hicieron antes era porque no lo consideraron estrictamente necesario o porque ellos respetaban profundamente sus elecciones y la forma en la que quería vivir. Esos dos eran así, ellos eran relajados, no se entrometían, a menos que fuese necesario.

Shaky fue la primera en golpear duro contra él. —Solo pedí una cosa. Que no tuvieran hijos escondidos. ¡Y tú tienes una niña de siete años!— Su hijo Shanks solo tenía veinticinco años. Era demasiado joven para lidiar con esa responsabilidad y solo.

Ray presionó sus poderosos brazos en su cuello como si fuesen dos serpientes constrictoras y le dio un coscorrón . —Por eso no terminaste la escuela, ¿Verdad? Comenzaste a trabajar por ser padre soltero—. Muchas cosas tenían sentido ahora. Él no juzgaba su responsabilidad tras su "error". Es más, Shanks hizo exactamente lo que él hubiera hecho en sus zapatos, pero no pudo evitar sentirse decepcionado. Cuando le habló de perseguir sus sueños esperaba que persiguiera alguna ambición y no una falda. 

—Eso no es lo peor, si no que lo escondiste de nosotros, ¡Tu familia! ¿En qué pensabas?, ¿No nos tienes confianza suficiente?— Shaky necesitaba saber. ¿En qué parte se equivocaron con él? ¿Qué era lo que no veían? 

¿Qué cosas callaba aquel chico? Por qué le costaba tanto trabajo comunicarse con ellos. ¿No le generaba confianza?, ¿Era eso?

Shanks viéndose presionado solo cerró los ojos y la boca, no iba a hablar de ninguna manera. 

—A este chico le faltó mano dura— rezongó Ray. Desde siempre Shaky le pedía que fuera un poco menos duro con él pero por hoy, ella estaba por completo de parte de su esposo. Con una mirada siniestra lo observó, pareciendo un verdadero demonio.

El pelirrojo vio como ambos padres se volvieron como demonios a la vez. De alguna forma le intrigó desde siempre cómo es que Shaky, siendo una mujer tan risueña y elegante, terminó con un sujeto tan gruñón, de baja moral y anarquista como Ray. Jamás pensó qué tal vez esos dos compartían el mismo carácter denso y aterrador, la diferencia radicaba solamente en cómo la exteriorizaban. 

Del agarre pronto el pelirrojo pasó a ser atado en una silla. Shaky presionó el nudo asegurando la captura, era con dicho "método" donde junto con Raleigh secuestraban a Roger, así que de allí Shanks no se iba a ir hasta que les diera una buena explicación. —¿Por qué no nos cuentas?—. En verdad que ellos solo querían comprenderlo en sus acciones.

Custodia compartida.(Efecto mandela)Where stories live. Discover now