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Después de la reprimenda, Shanks se dedicó a mirarlo desde el sillón con los ojos de un hombre perdidamente enamorado, expectante de cómo Buggy hacía el desayuno. 

—¿Piensas hacer algo?— Le preguntó sin molestarse siquiera por su persistente mirada. Ya ni se cuestionaba qué demonios estaba pensando. Él y Shanks no tenían la misma línea de pensamiento o acción. 

—Me voy a quedar despierto ya que hoy no trabajo. No quiero perder el tiempo durmiendo— dijo el pelirrojo encendiendo la consola para jugar algo. 

Eso decía ahora pero unos minutos después iba a ponerse a roncar a todo volumen en el sillón, desparramado y usando el lugar como un vegetal duro y seco.  —Entonces si no te quedas dormido, voy a llevar a Uta al parque donde jugábamos de niños. Quería mostrárselo algún día. Rosinante vive cerca, así que también nos vamos a juntar con él ahí. 

—¿Quién es Rosinante?— Súbitamente se preocupó encendiendo todas las alarmas en su cabeza. 

—Un amigo— le respondió el peliazul, pero Shanks seguía con esa cara de lunático psicópata que ponía cada vez que Buggy le hablaba de una nueva amistad, fuera del género que fuera. —En el trabajo le dicen "Corazón"... Vamos, ya te he hablado de él ¡No me jodas!.

El pelirrojo le arrojó una de sus calcetas agujereadas y apestosas que Buggy alcanzó a batear con éxito usando un cucharon de palo que desechó en el fregadero de inmediato. —Asqueroso. 

—Creo que recordaría a alguien con el nombre "Rosinante" o "Corazón", ¿Qué idioma es eso? ¿Ingles? ¿Alemán? 

—Eres un macaco estúpido, ¡Mejor cállate!— Completamente ofuscado, buggy se dedicó a terminar de preparar la sopa de miso. 

Shanks iba a tirarle el otro calcetín pero le llegó antes el cucharon de palo. En eso se levantó Uta, bostezando y tallándose los ojos, ayer se había quedado más tiempo despierta del que acostumbraba y además estuvo conversando e interactuando con muchas personas.  

—¡Uta, hoy vamos a ir al parque del barco pirata!— Le anunció el de cabello azul. 

La niña dio un salto completamente emocionada. 

Shanks frunció el ceño molesto porque Buggy no le dio los detalles que él quería. Por otra parte, completamente ajeno a la rabieta del pelirrojo, Buggy vistió a Uta con un conjunto a prueba de todo, para que corriera y saltara donde quisiera. Ella no estaba muy convencida de su conjunto de ropa, pero los tres llevaban puestas unas chaquetas del mismo estilo, como una familia que vestía juego y eso le encantó. 

—Quiero que papá Shanks me cargue— La pequeña estiró sus manitos en dirección al mencionado, negándole los brazos a Buggy al momento de salir. 

Este salvaguardando su autoestima y apretando el puño de la ira, la levantó y la subió a los hombros del pelirrojo que estaba acostumbrado a que la niña lo rechazara por Buggy. —Sí, por supuesto. Después de todo es más alto, ¿No es así?— Dijo mordiéndose un labio. Tranquilo Buggy solo son siete centímetros, se trató de animar a sí mismo.

Ella asintió emocionada y se colocó el gorro de su chaqueta, festejando que se encontraba mucho más cerca del cielo en los hombros del pelirrojo que siendo cargada por Buggy. 

Momentos antes de partir, Buggy le estampó a Shanks el sombrero de paja que siempre usaba como un maldito enfermo. Lo tenía desde que eran unos niños, desde que se lo regaló el querido tío Roger, conservándolo hasta entonces en un perfecto estado. Ese sombrero era incluso más viejo que ellos.

A penas llegaron y Uta descubrió el parque con sus ojos llenos de expectación, era tal y como su papá se lo había contado, él no había exagerado en ningún aspecto porque en vivo y en directo ese sitio era mucho mejor de lo que mencionó. Era un parque donde por todos lados mantenía la misma temática  con un gran barco pirata para trepar y jugar dentro. La caja de arena tenía un cofre del tesoro y un esqueleto. En el deslizador había un puente colgante de cuerdas con nudos de marineros y el trompo giratorio con forma de timón. Los animales con resortes para balancearse eran todos marinos; tiburones, ballenas y calamares. El juego para trepar desde lejos parecía hecho de tablones viejos, con pequeños moluscos adheridos y con Jolly Rogers en las esquinas. Uta intentó bajarse por sí misma de lo ansiosa que se puso al ver el sitio. —¡Bájame, papá!— Exigió. 

Custodia compartida.(Efecto mandela)Where stories live. Discover now