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Bentham se negó a quedarse a almorzar con ellos, apelando a que tenía cosas que hacer además de también tener que llegar a ayudarle a su madre. 

Buggy fue a despedirlo hasta la estación de tren. Era un deber para él escoltar a su amigo aunque tuviera en claro que este no necesitaba su ayuda en caso que debiera defenderse. De vuelta de la estación, como ya era casi medio día estaba haciendo un sol para rostizar a cualquiera. Ni hablar de dejar que la bebé cogiera todo ese calor y sol, se alegró de oponerse a la compañía de Shanks quien insistió en seguirlos, además afortunadamente ya lo había previsto y estaba usando bloqueador solar por todos lados y una camiseta manga larga. Definitivamente él no planeaba broncearse de esa forma.  

¡Claro que no! eso era para gente pobre. 

¿Qué es eso? ¿Bronceado de comprar en la feria? Al menos luce un bronceado de playa, de vacaciones, un bronceado que grite que hiciste algo y que costó mucho dinero. Pensaba en todo eso cuando se encontró con el bruto de Shanks, esperándolo a pleno sol en la calle sin siquiera pararse a la sombra de un solitario árbol. 

—Será imbécil... — Se acercó acelerando el paso con las manos en los bolsillos. 

—¿Y Utah?— Fue lo primero que Buggy le preguntó, su prioridad. Solo esperaba que la niña no estuviera debajo de esa espantosa camisa tipo hawaiana que fue la única atrocidad que le permitió comprar al pelirrojo. 

—Se durmió— Sonrió lleno de sudor y medio rostizado. —El paseo la cansó demasiado.  

—Pues había que bañarla y cambiarla de ropa antes de dejarla dormir— frunció el ceño. Él estaba haciendo toda la tarea, leyendo libros de cuidados para bebés y de padres primerizos durante su tiempo de descanso en el antro. 

Shanks se crispó —¿Qué?

—No vayas a molestarla ahora porque interrumpirás su sueño— El peliazul caminó hacia las escaleras. No tenía ganas de cocinar nada ese día —¿Qué quieres comer?— Pero era su turno. 

—Hot dogs— dijo Shanks con una sonrisa. 

—¡Bien, hagamos eso!— Afortunadamente el pelirrojo quería comer algo razonable. Buggy planeaba que luego del almuerzo iría donde sus padres, ya llevaba un tiempo sin ir a verlos. —Iré de visita donde papá y mamá ¿Vas a ir?

Dentro de todo lo sucedido el peliazul asumió naturalmente que Shanks les había presentado a Utah sus abuelos, por lo que caerles de visita no sería un problema. Aunque de igual forma sopesó, que tal vez querría evitarlos debido a que el idiota no terminó la escuela y ellos estaban molestos debido a eso. Bueno, en su caso lo habría matado, pero no podía recriminarlo a esas alturas ya que él mismo contribuyó con su silencio. 

—Eh... Mejor no— el pelirrojo respondió complicado. 

—Bien. Haz lo que quieras, salvo traer a los pendejos de tus amigos. Los quiero bien lejos de la casa, Shanks— le advirtió. 

El pelirrojo esperaba que Buggy intentara obligarlo a ir donde sus padres pero eso no sucedió. Almorzaron en silencio e incluso jugaron unas partidas en la consola antigua recordando los viejos tiempos. —Oye, Buggy ¿Si viene alguien, qué le digo?

—¿Cómo que, qué digo?— No entendía la pregunta.

—Ya sabes, si viene alguien a buscarte— la verdad era que Shanks tenía pánico de preguntar directamente. El miedo de descubrir qué tanto se había distanciado Buggy de él.

Los dos en ese momento se pusieron alerta. —Creo que despertó— le dijo Buggy —me iré a bañar así me preparo para salir. 

Shanks lo tomó de la mano —No me respondiste. 

Custodia compartida.(Efecto mandela)Where stories live. Discover now