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Ese día Marco le quitaría los puntos y decidiría si necesitaba de más tiempo para sanar y así extender su licencia médica, aunque no esperaba que Buggy llegase acompañado tanto por el más pequeño de sus hermanos y una pequeña niña. 

—Entonces, ¿Esta es tu hija?— Marco estrechó la vista ya que la niña brilló con tal intensidad en cuánto posó sus ojos con interés en ella. Era como una estrella, llamativa y bonita. —Mucho gusto señorita, soy el médico de tu padre, Marco Newgate. 

Ella puso su mano en su pecho, ya que no podía hacer una reverencia porque Buggy no la dejó en el suelo. —Soy Uta Silvers, princesa estelar cantante— le acercó su mano con una sonrisa para que le besase. 

Marco miró a Buggy. Como su antiguo niñero no podía creer que criase a una niña como ella, pero allí estaban. Hizo lo que la niña estaba esperando, solo era una cría así que debían de seguir su juego.

—Tu apellido también es Newgate, como Sir Croco— dijo encantada. 

El rubio se largó a reír, no pareció curioso del cómo ellos se conocían, más le pareció algo normal. —A Croco le gustan los niños adorables—. Era mucho mejor que su hermano se relacionara con niños en vez de tener los suyos propios.  

Ace se apuntó —Pero yo no le gusto a mi hermano mayor.

—Eso es porque no eres adorable— sentenció Marco y Buggy estaba de acuerdo con él. Ace no era el chico que de pequeño señalases como un "niño adorable", más bien todo lo contrario.

—¡Eh! ¿No soy adorable?— Infló sus mejillas como veía hacer a Luffy, pero terminó carcajeándose al final. Se respondió así mismo. 

Marco se puso los lentes —bien, déjame ver tu herida— Esperó. Buggy le dejó a Uta a Ace, qué como hermano mayor no tenía problemas con cargar a la pequeña. 

Buggy no quería que Uta anduviera por allí en esa clínica, habían zonas contaminadas, gérmenes, enfermedades, personas y cosas peligrosas. Le enseñó la mano a Marco quitándose los guantes, el rubio retiró el parche y vio la herida limpia, tenía excelente cicatrización, una de las mejores que habían visto. Estaba muy seguro que en tiempo récord ni siquiera tendría alguna marca en su dedo.  

—¿Hiciste el reposo que te ordené?— Preguntó, aunque el estado de la herida decía que sí. 

—¡Nah! Estuvo todo el tiempo en casa usando las manos. Cocinó, tocó guitarra y hubo un día qué le sangró la herida porque se agarró a puñetazos con papá. Ese fue el día que se besaron en casa del tío— Ella lo acusó de al menos las cosas que presenció.  

Buggy frunció el ceño —Entregaste a tu propio padre. 

—Lo hago porque no seguiste las indicaciones del doctor. 

Marco le preguntó en lo más importante a descartar en aquel momento. —¿Dolor?, ¿Usaste muchos analgésicos?— Si fuese otro caso estaría preocupado pero los Silvers eran un poco más que resistentes y lo sabía de primera mano.

—Un poco los primeros días, después solo tomaba cuando tenía algún dolor por la noche— Se sinceró.

Asintió sin preocuparse realmente —Siempre me fascinó que ustedes tuviesen el sentido del dolor algo atrofiado— Se rió, pero en verdad era algo preocupante, como médico. Como su niñero solo le provocó dolor de estómago, y como amigo le pareció gracioso. —Voy a quitarte los puntos, tienes que usar un parche unos días más por precaución. Si llega a sangrar debes venir con urgencia— Comenzó a indicarle en un tono tranquilo y animado. 

Por otro lado, los dos menores allí conversaban susurrándose adentro de la consulta —¿Tus papás se besaron?— Ya que Uta y Ace se llevaban muy bien.

Custodia compartida.(Efecto mandela)Where stories live. Discover now