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Uta lo miró de reojo, estaba peor que cuando había sido infantil después de hacer enojar a Buggy. Shanks parecía estar librando una batalla psicológica con "algo" y tenía un pésimo humor que se desparramaba por toda la casa. 

Hasta hace unas horas atrás lo pasó muy bien con su papá y ahora estaban encerrados con esa bestia furiosa y hambrienta. Solo esperaba que no estuviera enojado con ellos por divertirse juntos y excluirlo de la salida al árcade. Usó su retirada estratégica hasta las piernas de Buggy para ponerse a salvo. 

Su papá estaba ocupado con la cena así que solo se limitó a ignorar al león enojado en la sala. 

—Papá, Shanks me está dando miedo. 

Buggy lo miró a ver qué mierda le ocurría ahora. —¿Shanks?— Lo llamó pero el pelirrojo no lo miró inmediatamente y cuando volteó estaba frunciendo el ceño, expresando su pésimo humor. Resentido por alguna razón —¿Qué te pasó?, ¿Quieres decirnos algo?— Le preguntó acumulando su molestia por su actitud infantil. No era un niño de jardín para estar interviniendo así con él. Esperó en silenció que el pelirrojo expresara algo, lo que fuera —¿Nos darás el placer de explicar al menos qué mierda te pasa?— Se acabó el tiempo de ser amable con él. 

—Nada— resopló la bestia iracunda apenas conteniéndose. 

Buggy golpeó la mesa —¿Puedes parar tu show? ¡Estás incomodando a todos!

El pelirrojo lo fulminó pero luego notó a Uta detrás de Buggy. Además el mismo peliazul estaba alargando la mano hacia los cuchillos porque si no le bajaba a la intensidad, iba a tener que lidiar con la intensidad de él. —Iré a bañarme— declaró antes de salir de la sala. 

—Sí, sí, lo que quieras. Enfríate un poco.  

Uta se sentó en la mesa lo más cerca de Buggy que pudo, jugando con el celular de su padre y viendo vídeos con los audífonos en sus oídos, por si la cosa se ponía álgida de un momento a otro. Dejó salir un suspiro. En el árcade le pasó muy bien, cuando llegó su padre a buscarla al parque estaban todos sus amigos allí. De una u otra manera, Buggy terminó llevando a todos los monos consigo al lugar. 

Ace los acompañó también, así que de Luffy no hubo que preocuparse sobre su supervisión. El problema eran los demás. Buggy se comprometió con Banchina de llevar a Usopp al terminar el paseo al salón de los vídeos, pero tenía una niña pelinaranja que no tenía la mayor idea de quiénes eran sus responsables. 

—Niña, dame el número de tu mamá para marcarle— le pidió Buggy. 

Ella le negó con la cabeza y se cruzó de brazos —No porque mi mamá es soltera y no quiero tener un padrastro. 

Buggy rodó los ojos —No me gusta tu mamá, ni la conozco. Hay que avisarle que estás en los juegos para que no se asuste porque no llegas a tu casa. 

Nami volvió a negarse —¡Ya me sé esa historia! ¡No! ¡Mi madre es bonita y joven, tengo que cuidarla!

En ese momento Uta fue hacía ellos para pedirle dinero a su padre para las fichas y poder jugar. Detrás de ella estaban Ace y Luffy, el par de mendigos que vinieron a los juegos sin efectivo. —Papá, ¿Me das dinero?— La pequeña estiró las manos muy adorable. Buggy sacó la billetera y le entregó un billete que dejó a todos los chicos sin aliento.

—Ten, mi princesa. Ve y canjéalo por fichas. Guárdalas bien en tu bolsa.

—¿Todo?— Preguntó ilusionada. 

—Sí, es para ti— Ella fue directo a la caja para canjear. 

Ace se alzó primero que su hermano menor —¡Oye, Buggy! ¡Eso es mucho dinero para un niño! ¿Siquiera sabe cuantas fichas deben darle?— Miró para atrás para ver si Uta tenía dificultades. 

Custodia compartida.(Efecto mandela)Where stories live. Discover now