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El pelirrojo en cuanto salió del baño lo embistió una bola de ropa en la cara. 

—¡Ponte eso, marrano!— Le gritó Buggy que ya se había ocupado también de lo que debía vestir. 

—¡Qué sucedió! ¿Tuvo un accidente?

Buggy salió de su cuarto completamente vestido y fue a la entrada del departamento. —No, dijeron que la van a suspender por golpear a un niño— respondió antes de darle un portazo a la puerta e irse corriendo. 

Shanks se vistió a toda velocidad y salió detrás de Buggy rumbo al colegio. Buggy llegó al colegio primero tomando atajos, apenas entró vio como un profesor estaba regañando a su hija. 

—¡Esa no es forma de solucionar los problemas!— Buggy reconoció al profesor como el docente del curso de su pequeña. La señaló con el dedo mientras ella se encontraba toda rasmillada y llena de polvo, aguantando las lágrimas con todo lo que tenía. —¡Los problemas se resuelven con palabras, no a los golpes!

Siquiera disimuló su hostilidad, casualmente Buggy era más alto que el sujeto. —¿Esa es tú forma de educar a los niños?— En cuanto se pronunció Uta se resguardó detrás de él. 

El profesor retrocedió, siquiera lo sintió venir y abrió los ojos con su expresión llena de furia. Apaciguó su rostro para replicar. —Ya veo. Usted debe ser el padre, no debería avalar su mala conducta...

Buggy tomó a Uta en sus brazos y caminó directo a la dirección, de donde lo habían mandado a llamar. No iba a perder el tiempo discutiendo con quien no estaba al mando. El perro podría seguir ladrando si quería pero lejos de su hija y de él. 

—Oiga, ¡No me ignore!— El profesor lo siguió como una comadreja. 

—¿Princesa estás bien?— Preguntó mientras la abrazaba. 

Uta se aferró a su ropa sin soltar una sola lágrima. Negó con la cabeza —Golpee al niño que me molestaba, él jaló mi cabello y rompió los audífonos que me dio mi papá...—  La niña por fin se soltó y contó todo lo que había soportado hasta entonces.  

Buggy escuchó cada cosa y fue donde lo esperaba el director, en el despacho también estaba otro docente más y detrás de Buggy llegó el profesor que hasta hace poco estaba gritando a su hija.

—Señor Silvers, ya llegó— el director miro fijamente a la niña con él. —Bueno, lo llamamos porque su hija será suspendida por medidas disciplinarias, ya que golpeó a su compañero de clases. 

Buggy asintió desconcertando a los demás adultos —Está bien. Si mi hija golpeó a ese niño, no hay de otra— Uta que estaba escuchando todo lo miró extrañada. Pensó que su padre estaría de su lado, Buggy siempre estaba de su lado —Pero ¿Qué se supone que van a hacer con el otro niño?

Su pregunta descolocó a los docentes. 

El profesor en buzo preguntó, él lo había visto el día anterior por lo que ya lo conocía al menos de vista. —¿A qué se refiere?

Buggy sentó muy bien a su hija en su regazo —Lo que dije, ¿Qué harán con el niño que ha golpeado a mi hija? Ella será suspendida por golpearlo en respuesta a su constante acoso en la escuela. Así que mi pregunta es simple ¿Qué harán con él?, ¿También está suspendido? 

El director miró al profesor detrás de Buggy. 

—Uta ya le contó a su profesor que el niño la golpea al subir los escalones, tira su cabello, rompe sus libros y destruyó sus audífonos. Es más, ayer deje constancia de ello, firmé un documento y todo. 

El hombre en el centro de la sala miró a sus compañeros, el profesor con buzo le miró devuelta y asintió con la cabeza. —Ayer el señor Silvers dejo constancia de la desaparición de los audífonos. 

Custodia compartida.(Efecto mandela)Where stories live. Discover now