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Ese día Uta estaba demasiado contenta. Como su padre llegó el viernes, no hubo trabajo el día Sábado ni el Domingo, por lo que trató de exprimir toda su atención. Ella jugó poniendo sus manos en su barbilla. 

—Tienes barba— Se largo a reír. 

—Ya la voy a afeitar— respondió el de cabello azul algo complicado. Por lo general crucificaban a Shanks por andar desaliñado, no quería lo mismo para él. Solo lo dejó pasar porque estando en el trabajo varios días seguidos no pudo ocuparse de su aspecto como lo hacía usualmente. 

Ella siguió riendo —es suave. 

—¡Hey! ¿Por qué esta bien para Buggy y no está bien para mi?— El pelirrojo protestó inmediatamente. 

La pequeña le hizo un desprecio —Porque papá se ve bonito— Expresó una actitud terca. —¡A ti no te luce!

Sintió un poco de salio pero solo sería por hoy, no le agradaba mucho su vello facial. Alguien podía llamarlo "señor" en vez de "joven". —Oye, ¿Hiciste eso de lo que tenias que ocuparte?

Shanks levantó el pulgar. Si se trataba de "eso" ya estaba resuelto. —Dijeron que no había problema, que lo harían—. Frotó su mentón evaluando la suavidad de su propio vello, y posteriormente se miró la mano algo raspada por el tacto. —Parecían muy emocionados. 

—Bien—. Buscó en su celular una computadora para su princesa —Tenemos que negociar— le dijo a Uta y ella frunció el ceño poniendo expresión fiera pero muy adorable. 

—¡Sí!— Se trataba de su futuro computador después de todo. 

—Nada de redes sociales, estás demasiado pequeña para eso— Primero lo más importante. —Monitorearé todo lo que hagas en ella, no quiero que luego me salgas con lo de la privacidad. En el Internet no hay privacidad. 

Uta abrió la boca sin comprender pero terminó asintiendo después de todo. La ilusionaba mucho el hecho de tener un computador. Con ello iba a poder hacer tantas cosas... —Estoy de acuerdo. 

—Entonces tenemos un acuerdo, mi estimada señorita— Se dieron un apretón de manos para cerrar el trato. 

Shanks se sentó con ellos, todavía disgustado porque la preferencia de su hija cada vez era más evidente. Aunque bueno, no la culpaba del todo. —¿No es muy pequeña para un computador?

—¿No estás demasiado peludo para vestirte como un adolescente hippie?— Le respondió de regreso Buggy. 

—¡Sí, eso mismo!— Secundó Uta. 

Iba a replicar con sus ojos brillantes de cachorro cuando Buggy le preguntó —¿Qué quieres almorzar?

Se apuntó incrédulo —¿Yo? ¿Puedo?— Su pecho bailó juguetón. 

—Sí, ayer fue el turno de Uta y ese era el acuerdo en primer lugar. Hoy escoges tú. 

Shanks se le acercó a Buggy mientras cocinaba y lo abrazó inofensivamente en lo que sus manos estaban ocupadas con objetos peligrosos. Apoyó su mentón en el hombro ajeno para poder susurrarle. —¿Estás seguro que Barto será un buen niñero para nuestra princesa?

—Sí, él me agrada y lo más importante es que habla el mismo lenguaje que Uta— Estaba más que aprobado y por lo visto el joven delincuente le agradó ir allí. 

Ciertamente ese chico era cien veces mejor que la puta que contrató Shanks anteriormente.  

El pelirrojo tenía serias intensiones de probar su suerte y hacer un movimiento mientras sostenía a Buggy con ese suave agarre, pero al final se controló. —Mientras estés tranquilo, haré lo que quieras. 

Custodia compartida.(Efecto mandela)Where stories live. Discover now