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En ese momento Shanks sintió el verdadero terror. Se regresó a toda velocidad, era un verdadero idiota. ¡Cómo podía dejarse la mochila en la escuela!

Se golpeó la frente con la mano mientras se subía a la bici y pedaleó pretendiendo volver a buscar su bolso, sin embargo no alcanzó a continuar un gran tramo de calles cuando vio al chico Bartolomeo. El crestado de pelo verde agitaba la mano en su dirección, con el rostro completamente rojo y sin aliento por tanto correr. 

—¡Superior pelirrojo!— Alcanzó a completar la frase jadeante. El joven de cabello verde agitó en su otra mano su mochila. 

El alma le volvió al cuerpo al pelirrojo. Ya había dado por perdido su bolso. Shanks tomó su mano agitándola con bastante fuerza y sacudió a Bartolomeo con un simple apretón de manos. 

—¡En casa me habrían matado!— Exhaló aliviado y se colocó la mochila en su espalda. —¡Eres un buen chico, Barto! ¡Ven, te invitó a cenar a mi casa!

Barto estaba demasiado cansado para oponerse, aunque planeaba ir a casa a terminar de dibujar ese doujinshi que le había comisionado el pelirrojo, luego que el mismo no aceptara su invitación de irse a beber junto a él. Cuando Bartolomeo vio la mochila en el asiento de su compañero quien se fue arrastrando los pies de regreso a casa sin espíritu, a batallar como todo un guerrero de pecho peludo contra su esposa, no pudo evitar pensar que el pelirrojo perdería esa pelea solo por olvidarse el bolso. Además el resto de los malandros en su clase no tardarían en robársela. De hecho, él mismo la habría robado de no ser su amigo.

—Sería un honor— Dijo conmovido. Eso sí era amistad. 

Shanks le indicó que se subiera a las pisaderas de la bicicleta para poder irse más rápido. —Vamos te llevo. 

El de cabello verde dijo avergonzado —Es que soy un poco pesado. 

—Descuida, no hay problemas— se subió y esperó que su amigo lo hiciera también —me preocupa más que Buggy no se vaya a molestar por llevar a un amigo a casa sin consultar primero. Verás, no me deja llevar a mis amigos de la banda porque se comen todo en el refrigerador. 

Al escuchar eso Barto le iba a decir que declinaba pero el pelirrojo ya había comenzado a pedalear, en su vida vio a alguien con esa fuerza en las piernas. Por esa misma razón a pesar de correr detrás de él antes que partiera en su bicicleta pudo darle alcance. 

Shanks le mostró su casa en un pequeño complejo de apartamentos de dos pisos, el primer piso funcionaba como almacén, mientras que los departamentos habitacionales estaban arriba. —Nos mudamos juntos cuando entramos al instituto— comenzó a contarle. 

Nada más entró Shanks, colocó ambos brazos para evitar que Barto diera un solo paso dentro, ya que un cuchillo voló directo a su cabeza. Los dos hombres quedaron sorprendidos, Barto en su vida había visto tal bienvenida y Shanks no entendía que había hecho ahora para enojar de esa manera a Buggy. Sin embargo justo en ese momento lamentó traer a su amigo porque con él bloqueando la única salida y su única vía de escape, el iracundo peliazul le agarró del cuello en un instante. 

Buggy resopló jalándolo del cuello de la ropa en dirección al baño donde se iba a desquitar con él.

—¡Buggy, traje un amigo!— Intentó excusarse y retrasar lo inevitable.

—¡Y a mi qué!, ¡Vamos a arreglar cuentas de todas maneras!— Lo empujó al baño y le tiró de los cabellos rojos. 

Shanks arañó el piso de madera intentando zafarse de la golpiza. 

Uta que hasta entonces solo había cerrado los ojos fue a la puerta y vio al gran tipo de cresta verde en la cabeza. —Debes ser el amigo de mi papá Shanks, ¿Verdad?— Ella le habló y le dio una de sus ligas de cabello con cuencas. —Mis papás a veces se pelean. 

Custodia compartida.(Efecto mandela)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz