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*narra Maria*

Llegamos a casa de la madre de Lucia y la ayude a bajar todas sus cosas, su madre no estaba en casa así que pudimos estar tranquilas.

Lucia solo lloraba y se lamentaba por lo que había pasado y yo no podía sentirme más culpable, sabía que una de las principales razones por las que habían roto era por mi.

— ¿Quieres que me quede contigo a dormir? -dije-
— No tranquila ya tienes suficientes ojeras como para no dormir otra noche más
— No te preocupes -no iba a poder dormir de todas formas- no quiero dejarte sola

La ayude a deshacer las maletas mientras la escuchaba llorar algunas veces por Gavi, estaba muy dolida y enfadada con el.

Cuando se relajó un poco y se sentó en el sofá a beber agua llame a Pedri para decirle que no iba a dormir en casa

— ¿Que pasa rubia? -me pregunto-
— Voy a quedarme aquí con Lucia esta noche -le dije-
— ¿Como está? -me pregunto-
— No muy bien -dije- ¿y Gavi?
— Tiene sus momentos, llora se enfada luego esta tranquilo
— Es normal en el -dije-
— Lo se -dijo- lo quiero pero la ha cagado
— Y mucho la verdad
— Al final no vamos a poder dormir juntos -dijo- yo que quería dormir abrazado a ti en casa -sonrei y escuché unos gritos por detrás-
— Pedri yo sufriendo por una ruptura y tú poniéndote romántico -dijo Gavi haciéndome reír, era un celoso-
— Perdón perdón -dijo riéndose-
— Nos vemos mañana -dije-
— Si -dijo- te quiero mucho -me quede sin palabras-
— Y...yo -dije como pude antes de colgarle-

Suspire antes de volver con Lucia, tenía que calmarme para poder llevar la situación lo mejor posible.

Intente hacer la cena, digo intenté porque soy la peor persona que hay cocinando del mundo, aunque a veces Gavi me gane por goleada. Finalmente pedimos algo de cenar para las dos y nos acostamos en la cama.

— ¿Sabes que es lo peor de todo esto? -me dijo Lucia-
— ¿El que? -dije-
— Que a pesar de todo lo que me ha echo y de todo lo que he sufrido lo sigo queriendo como el primer día -dijo con lágrimas en los ojos-
— No pienses más en el ¿vale? -dije- si se dé algo es de esto, cuando Pedri me puso los cuernos él ni siquiera me había echo nada a mi pero tuve que concienciarme -añadi acariciando su brazo- no te merecía la pena estar con alguien así
— Los del Madrid me han invitado a la final de la copa del rey -dijo-
— Pues ya sabes lo que tienes que hacer -dije- tienes que ir y despejar tu mente
— ¿Crees que es lo correcto?
— Lucia el no tiene derecho a echarte nada en cara así que si es lo correcto
— Tienes razón -dijo- tendría que irme mañana por la noche
— Pues ve mañana por la mañana te ayudo a hacer una maleta y te llevo al aeropuerto -dije- es para nada estar aquí lamentándote por lo que pudo ser
— Supongo que si -dijo- Gracias, eres mi mejor amiga y me encanta que estes aquí apoyándome, tu eres una de las únicas personas que sé que no me va a fallar -eso me dolió, no porque sus palabras fuesen feas es más me alegra que confíe tanto en mi pero cuando llegase el momento no sabía cómo iba a contarle toda la verdad-

Tras estar charlando un poco y aguantar un par de llantos más de Lucia consiguió quedarse dormida, yo sin embargo volví a quedarme despierta pensando en lo que estaba pasando

A la mañana siguiente nos despertamos, Lucía tenía los ojos hinchados, había estado llorando mucho. Desayunamos y tras desayunar ayude a Lucia a preparar la maleta.

Llamo a Camavinga para comunicarle que iría y este enseguida se puso muy feliz por su noticia, sabía que a los chicos le haría mucha ilusión que ella fuese y ella estaba encantada de ir.

Tras tenerlo todo listo fuimos al aeropuerto y me despedí de ella, estaba siendo lo más fuerte que podía y estaba muy orgullosa de que hubiese tomado esa decisión, no se merecía estar así por un chico.

Volví a casa, al llegar vi que el coche de Pedri no estaba, perfecto ahora tendría que estar a solas con Gavi.

Entre y estaba sentado en el sofá solo con un pantalón de chándal, más perfecto aún ahora tendría que estar sola con un Gavi soltero y sin camiseta.

— Hola -dije cuando llegue, no lo había visto desde que habían roto el y Lucia-
— Hola -dijo levantandose y viniendo hacia mi- ¿como está Lucia?
— Destrozada -dije- no se puede creer todo lo que ha pasado
— Lo se -dijo- fui un completo gilipollas con ella -añadio y una lagrima se le callo- siento mucho todo lo que estáis pasando por mi culpa
— Ven aquí anda -abri mis brazos para abrazarlo-

Nos dimos un abrazo, sabía que él lo necesitaba y aunque no estuviese del todo de acuerdo con como había echo las cosas no se merecía eso tampoco.

— Ven vamos a sentarnos -dije intentando separarme-
— Déjame sentir tu calor un poco más -dijo y sonreí dándole un beso en la mejilla-

Tras estar un rato así sin movernos y dejar que llorase nos sentamos en el sofá y cogí su mano para acariciársela, quería que supiese que lo apoyaba.

— Gavi eso es pasado -dije- no te machaques más con eso ¿vale?
— Es que siento que todo se ha ido a la mierda por mi culpa
— No pienses eso -añadi- ahora lo único que tienes que hacer es intentar que te perdone y esperar a que ella sane
— No quiero que desaparezca de mi vida -dijo y se le callo una lagrima- es una persona muy especial para mi y saber que le he echo daño me mata por dentro -volvió a llorar y lo atraje hacia mí para volver a abrazarlo-
— Shhh no pienses en eso más -dije- ahora tienes que ser un buen amigo
— Lo haré -dijo- quiero demostrarle que no soy esa mala persona que ella cree que soy
— Me alegra mucho escuchar eso -dije acariciando su brazo-
— ¿Y tu como estás? -me pregunto- no me gusta nada ver esas ojeras en tu preciosa cara
— Ha sido una noche larga -dije- pero estoy bien sólo necesito descansar un poco
— Túmbate -dijo dándose pequeños golpes en sus piernas para que apoyase mi cabeza-

Le hice caso, puse mi cabeza sobre sus piernas y él empezó a acariciar mi pelo intentando que me relajase. Cuando estaba con él olvidaba por completo todo y me sentía bien.

— Si sigues así me voy a quedar dormida
— Eso es lo que quiero -dijo- tienes que descansar -mis ojos se iban cerrando poco a poco-

Finalmente consiguió su objetivo de que me quedase dormida.

*narra Gavi*

Pedri se fue a la ciudad deportiva a entrenar y yo no tenia ganas así que decidí quedarme en casa.

Agradecí que María llegase para distraerme ya que no paraba de darle vueltas a lo de Lucia, no había sido consciente de lo mal que la había tratado hasta ahora y de la mierda de persona que había sido.

María conseguía darme la serenidad que necesitaba y aunque me doliese mucho haberla involucrado en mi ruptura con mi novia me alegraba saber que no estaba enfadada conmigo del todo.

Tras estar hablando un buen rato conseguí que descansase en mis piernas, pude tener el lujo de observarla bien, su pelo rubio y rizado lo tenía recogido en una cola y su cara después de algunos días parecía relajada, es guapísima.

Acaricié su suave brazo y quise detener el tiempo, estar ahí relajado en el sofá sin ninguna preocupación y los dos solos me parecía un planazo.

Todo planazo puede llegar a ser interrumpido si Pedri llegase por esa puerta y nos viese en esta posición para nada normal.

Escuche la puerta de la casa y supe que en efecto Pedri acababa de llegar del entrenamiento y no parecía muy contento.

La casualidad Where stories live. Discover now