"Le miro por última vez pensando en lo erróneas que son sus palabras.
-Puede que no sea una persona adulta y que tampoco es que tenga bastantes experiencias en lo que se refiere al amor pero te aseguro que sé lo que es que querer a alguien -afirmo c...
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NARRA SOFIA
—Tú —decimos al unísono el chico rubio y yo, llamando así la atención del resto de los integrantes de la sala.
—¿Se conocen? —nos pregunta Christian, captando la atención de ambos.
—Lamentablemente sí —suspiro frustrada al comprender que, el chico a quien mentí hace varias horas atrás, será uno de mis compañeros en el internado.
Al oírle el chico rubio, del cual aún no sé su nombre, pone los ojos en blanco, mientras que Christian se ríe.
El chico se levanta y se coloca en frente de Christian y yo. Ahora la atención de los demás adolescentes de la sala vuelve a los videojuegos u otras cosas.
—Josefa, ¿qué haces tú aquí? —me pregunta el chico provocando la risa de Christian. Le pego un codazo a Christian para que deje de reírse.
—¿Desde cuándo te llamas Josefa? —pregunta Christian y yo le fulmino con la mirada.
—No me llamo Josefa, me llamo Sofia —le aclaro a ambos. El chico sin nombre me mira sorprendido, como si no se esperase que le hubiese mentido.
Oh, venga ya, ¿cómo pudo haberse tragado que me llamo Josefa?
Tal vez mis padres no me quieran tanto pero tampoco llegan al extremo de ponerme ese nombre.
Sin ofender a las Josefas del mundo.
—¿Por qué me mentiste? —me cuestiona el chico sin nombre cruzándose de brazos, mientras que Christian sigue riéndose por lo bajo por mi ocurrencia.
Debería de preguntarle ya por su nombre porque eso de llamarle sin nombre no es que suene bonito.
—Ni siquiera te conocía —me justifico encogiéndome de hombros.
Él frunce el ceño. No obstante, antes de que podamos seguir con nuestra charla aparece un chico de pelo castaño y ojos del mismo color en mi campo visual, situándose al lado del chico sin nombre.
—Así que tú eres la chica de la que Hunter ha estado hablándome desde que llegó hoy —el chico de pelo castaño eleva sus cejas mientras que Hunter -sí, así se llama el chico sin nombre- mira hacia el piso de la habitación avergonzado.
—Vaya, soy famosa por lo que veo —comento con ironía.
Los tres chicos se ríen, aliviando así la incomodidad que se había creado con Hunter.
