05.~Una broma y un diario como regalo de bienvenida.

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(En multimedia Brent)


NARRA SOFIA

Después de un primer día de internado algo extraño me dirijo hacia el ascensor que tomaré para llegar a mi habitación donde quizás, y solamente quizás, me eche una pequeña siesta.

De pequeña mi madre solía decirme que las siestas solo son buenas si eres un bebé porque cuando pasas los doce años de edad las siestas solamente te crean insomnio por las noches. Yo siempre vi esto como una teoría que se inventó mi madre para que no me echara siestas y utilizará ese tiempo en otras cosas más convenientes como por ejemplo estudiar o hacer deberes.

La puerta del ascensor se abre y de ella salen algunos estudiantes que no he visto en todo el día -tampoco es que tenga mucho interés en conocerlos- y sin esperar a nadie más, entró en el ascensor que se ha quedado vacío y aprieto el piso correspondiente.

Cuando las puertas están a punto de cerrarse un cuerpo consigue detenerlas y situarse a mi lado en el ascensor.

—Grey —le saludo ya acostumbrándome al apodo que Anastacia le ha puesto aunque ese no sea su apellido real.

—Doble S —me saluda de vuelta imitando la voz con la que Brent dice mi apodo cada vez que jugamos a los videojuegos.

Christian en estos momentos parece tener el pelo más peinado que de costumbre. No puedo evitar reírme al observarle con el uniforme del internado, casi ni me he dado cuenta de que lo lleva puesto.

No obstante, lo que más llama mi curiosidad es una bolsa de plástico que trae algo dentro y que él sujeta en su mano derecha.

—¿Qué es eso? —me animo a preguntar con curiosidad.

No es ningún secreto que yo, Sofia Steel, soy una de las personas más curiosas que pueden haber en este planeta tierra.

—Es para ti —me responde entregándome la bolsa. Dudo un segundo entre sí aceptarla o no ya que me sorprende que me haya hecho un regalo de la nada. ¿Y si esto es obra de Brent para dejarme mal?

Bah, no creo.

Finalmente acepto el regalo y lo abro. Me sorprendo al ver que es un diario de color violeta y que lleva unas letras en su portada que ponen "Nunca dejes de sonreír".

Mi humor se apodera de mí y no puedo evitar soltar una pequeña risa al leer la oración. Christian se da cuenta y me sonríe.

—¿Por qué un diario? —le cuestiono.

—Porque así podrás contar tus vivencias durante este año escolar —responde tajante. Asiento en señal de entendimiento y comienzo a observar el diario de una forma más serena.

La puerta del ascensor se abre y Christian desaparece como una fresca brisa de invierno dejándome sola hacia el camino que debo emprender hasta mi habitación.

No tardo nada en llegar y cuando abro la puerta del cuarto me encuentro con la imagen de Anastacia bailando zumba, guiada por una chica que aparece en la pantalla de televisión que nos han puesto recientemente en la habitación.

Mi compañera de cuarto tiene el pelo atado en una cola de caballo alta y lleva puesta una ropa fluorescente un tanto extraña.

Cumpliendo los catorceWhere stories live. Discover now