68. M de mujer

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Capítulo sin editar

NARRA SOFIA

Duermo plácidamente hasta que noto como alguien me zarandea. Al abrir los ojos me encuentro con el rostro somnoliento de Anastacia.

—Hoy no vamos a clase —afirma haciendo que arrugue la frente.

—¿Y el motivo? —pregunto entre bostezos.

La verdad es que esta noche no he dormido nada, principalmente porque me acosté tarde por haber estado la mayor parte de la noche en la biblioteca con Dylan, aprendiendo a dibujar rostros.

Quien diría hace unos meses que acabaría cogiéndole el gusto a esto de dibujar aunque sigue sin dárseme del todo bien pero es relajador la verdad.

—¿No te acuerdas? —Ante la pregunta de mi amiga niego con la cabeza.

–Si me acordase no te lo preguntaría Ani.

Mi amiga asiente y se dispone a explicarme.

—Hoy es el día de las mujeres y las chicas del internado hemos acordado faltar a clase para que se note nuestra falta.

Lo cierto es que se me había olvidado por completo. ¿Cómo es posible que olvide un día tan importante?

—¿Y si vienen a buscarnos para ir a clase? —cuestiono.

—Nos imponemos, tenemos derecho a manifestarnos, por algo se creó este día, ¿no crees?

—Tienes razón.

Nunca antes he celebrado este día manifestándome por la causa. Sin embargo, me parece buena idea porque aunque muchos piensen que sólo con faltar a clase no estás aportando nada se equivocan. Si todas las mujeres en este día faltáramos a clase, al trabajo y básicamente no saliésemos a hacer algo más que no fuese una manifestación, la gente se daría cuenta de lo fundamentales que somos como parte de la sociedad porque aunque muchos quieran hacernos creer lo contrario somos igual de importantes que cualquier otro hombre o ser humano.

La puerta de nuestra habituación se abre, dejando ver a un cansado y lloroso Cristian. No puedo evitar preocuparme al ver sus ojos rojos e hinchados, un signo probable de que ha estado llorando.

Desde que lo veo me levanto de la cama y apresuro el paso hacia él. Anastacia hace lo mismo.

—¿Qué pasa Chris? —pregunto alarmada.

—Mis padres me odian —responde dejándonos confusas.

—¿Cómo que te odian? —Anastacia cuestiona y tira de su mentón hacia arriba para que levante su cabeza.

A nuestro amigo se le escapan un par de lágrimas y sollozos, por lo que no se me ocurre otra cosa que abrazarle. Anastacia también se une al abrazo.

Después dejamos que Christian se tranquilice un poco para que nos explique que pasa. Tal vez el hecho de que estos últimos días estuviese así de raro sea por algo que tiene que ver con sus padres.

—Otra vez no vienen a buscarme por las fiestas de Semana Santa, ya lo hicieron por navidad pero que ahora me lo hagan de nuevo, no lo entiendo de verdad —explica entre sollozos.

Anastacia y yo nos miramos sin saber muy bien cómo reaccionar.

La verdad es que debe ser duro ver que tus padres no quieren o no pueden pasar tiempo contigo.

—Si te sirve de consuelo yo también me voy a quedar aquí por Semana santa.

Miro confusa a Anastacia. Es la primera vez que la oigo decir eso aunque tampoco es como si le hubiese preguntado por sus planes para estas mini vacaciones.

Cumpliendo los catorceWhere stories live. Discover now