48. Miedo al rechazo.

21.2K 1.3K 1.3K
                                    

Capítulo sin editar.

NARRA SOFIA

Respiro hondo intentando tranquilizarme. Lo de hoy es solo una quedada más. Sin embargo, no puedo evitar sentirme inmensamente nerviosa por esta quedada ya que a pesar de que no vea a mis amigos solo hace algunos días siento como si hubiesen pasado meses.

—¿Estás nerviosa? —me susurra Christian mientras ambos estamos en el coche de mi madre llegando a la casa de Eleonora.

Según ella pasaremos una tarde viendo alguna película o jugando a algún juego.

—Un poco, ¿tú?

—Normal —Él se encoge de hombros.

Ambos seguimos hablando en voz baja para que ni mi madre ni Samantha nos escuchen. Aún sigo sin creerme que Samantha haya hecho todo lo posible para venir cuando apenas se lleva con mis amigos.

—A mi me alegra que vayamos a ver de nuevo a nuestros amigos, les echo de menos —comento.

—Yo igual.

Samantha se gira desde el asiento del copiloto y nos mira con mala cara.

—Es de mala educación susurrarse cuando hay otras personas presentes, ¿de que habláis? —comenta enarcando una ceja.

Mi hermana como siempre tan cotilla, aunque no la culpo por ello, creo que el don de ser cotilla viene de familia.

Christian va a responderle pero antes de que lo haga yo le detengo estampando la palma de mi mano sobre su boca.

—De nada de lo que a ti te importe —le contesto a Samantha y sonrío.

Ella achina sus ojos para después fulminarme con la mirada.

—¡Mamá mira lo que me ha dicho! —se queja mirando a mi madre y cruzándose de brazos.

—Sofia no seas así con tu hermana —reclama mi madre haciendo que Samantha sonría victoriosa.

—Mamá es una conversación entre mi mejor amigo y yo, ¿por qué tengo que contarle a ella? —cuestiono frunciendo el ceño.

—Porque soy tu hermana —justifica mi hermana antes de que mi madre me pueda llegar a contestar.

—Como si tú me contaras todo lo que hablas con tus amigos —digo por lo bajo.

—Venga chicas no discutan —interviene nuestra madre poniendo paz.

Hago caso a mi madre y me limito a mirar el paisaje por la ventana aunque no por mucho tiempo puesto que pocos minutos después llegamos al lugar.

Antes de bajarme del coche, me despido de mi madre quién me dice que tenga cuidado y que como máximo me deja quedarme hasta las diez de la noche y como son las cuatro de la tarde eso significa que quedan seis horas.

Samantha acelera el paso y es la primera en llegar a la puerta y tocar el timbre. Desde fuera he de admitir que la casa se ve como nueva aparte de que es grande.

—¡Que nervios! —exclama Samantha dando pequeños brincos y volviendo a tocar el timbre.

—Creo que con una vez que lo hagas basta —comento para que deje de tocar el timbre, antes de que parezcamos desesperados por entrar.

Cumpliendo los catorceWhere stories live. Discover now