Cumpliendo los catorce

75. En secreto.

Capítulo sin editar

NARRA SOFIA

Dylan me hace cosquillas y no dejo de dar patadas al aire temiendo que en algún momento él termine siendo el blanco de una de ellas.

—Para, Dylan, para —grito como puedo entre risas.

Llevamos ya una semana saliendo en secreto. Fui yo la que decidió que fuese así. No creo que Susan y el resto del mundo esté preparado para recibir semejante noticia. Además, mejor asegurarse de que todo va bien y ya luego contarlo, ¿no?

Siempre he tenido la certeza de que cuando cuentas algo siempre se estropea y estos días he estado tan bien con Dylan que me da miedo que la felicidad se acabe.

—Morirás de cosquillas —grita esta vez Dylan poniendo voz de ser malvado.

Ahora me río pero no solo por las cosquillas sino por la voz que ha puesto. Estoy tan bien con él que a veces hasta me cuesta creerlo.

—Eres todo un malvado —bromeo ganándome que ahora lo haga más rápido.

Todo para cuando escuchamos un golpe detrás de la puerta. Estoy segura de que Anastacia va a entrar en cuestión de segundos así que empujo a Dylan lo más rápido que puedo y le digo que se quede debajo de la cama.

—¿Te puedes creer que soy tan torpe como para que se me caiga la mochila antes de entrar? —pregunta Anastacia riéndose de sí misma y de su torpeza mientras entra cargada de libros—. Tranquila, ya me voy, solo vine a buscar un libro y a dejar otros tantos —agrega seguramente al ver mi cada de susto.

Quiero actuar normalidad. No obstante, a este punto de la historia ya os habréis dado cuenta de que eso nunca suele salirme bien.

—No es eso, solo me ha sorprendido verte tan temprano por aquí, como me dijiste que hoy ibas a la biblioteca.

Intento que no note mis nervios y parecer de lo más normal.

—Y fui sólo que me dejé algunos libros que necesito aquí.

Yo asiento cuando ella habla para mostrarle que estoy atendiéndola. Mi mente, sin embargo, solo piensa en que no se de cuenta de quién se encuentra debajo de mi cama. ¿Qué podría llegar a pensar al verle ahí?

—Que despistada eres, no te olvidas la cabeza porque la tienes puesta.

Me doy cuenta de que mi intento de broma para que ya se vaya ha sido en vano cuando escucho la pregunta que me hace mi amiga.

—¿Y tú que has hecho hoy?

Pienso en una excusa de manera rápida.

—Nada, aquí leyendo un poco.

Me doy un golpe mentalmente al ver lo mala que soy mintiendo.

—No veo el libro, ¿que leías? —cuestiona Anastacia haciendo un barrido a la habitación. Seguro que busca el libro.

Quiere pillarme con la mentira. Eso lo sé de sobra.

—Lo guardé hace nada, ahora estaba descansando la vista. Ya sabes, dicen que es bueno hacerlo después de mucho tiempo leyendo.

Ella asiente y se dispone a marcharse después de coger los libros. Yo canto victoria. No me puedo creer que por una vez me haya salido algo bien a la primera.

—Por cierto Sofi, la próxima vez que quieras mentirme dile a tu acompañante que se esconda mejor porque desde aquí puedo ver sus calcetines —suelta Anastacia dejándome petrificada—. Hasta luego, ya os dejo la habitación totalmente disponible —añade dejándome más aún sin palabras, petrificada y con los ojos abiertos como platos.