72. Egoísta

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Capítulo sin editar

NARRA SOFÍA

Escribo, cuál niña pequeña, los pros y contras que tiene el dar un paso más allá como amigos con Dylan.

Primero se me ocurren pros, como lo bien que me lo paso con él, su forma de actuar conmigo o su indudable atractivo pero, ¿es eso lo suficiente? Sé de sobra que no. Los contras pesan más, como por ejemplo, la posibilidad de que sea el padre del bebé de Susan o el hecho de que tal vez si salgo con él me siga gustando Brent. Esos dos contras no equilibran la balanza sino que hacen que caiga de lleno a su parte. Sin embargo, si los contras pesan más que los pros, ¿por qué me lo sigo pensando?

Un sonido brusco hace que me sobresalte y deje a un lado mis pensamientos. Alzo mi mirada y me encuentro con la mirada de sorpresa de mi hermana Samanta y su amiga Flavia. Se estaban riendo antes de encontrarse conmigo. Desde que me ven todo el sonido que se escuchaba se dispersa.

—No sabía que estabas aquí —Esas son las primeras palabras que me dirige mi hermana desde que la pillé en el cuarto con Flavia.

Ambas están incómodas, al igual que lo estoy yo. Es un encuentro algo violento para ser sinceros. Intenté hablar, muchas veces sin existo, con Samantha, sobre lo ocurrido. Nunca lo conseguí.

—No había nada que hacer interesante en el internado y prefería pasar la Semana Santa aquí —aclaro mostrando una de mis mejores sonrisas con el fin de aliviar la tensión existente en el ambiente. Samantha se limita a asentir como si me hubiese entendido y quisiera marcharse ya.

La verdad es que me cuestioné bastante si quedarme en el internado teniendo que ver a Brent y Dylan o volver por Semana Santa a mi casa ya que eso supondría tener que vivir con mis dos hermanas en un ambiente incómodo con una porque he descubierto que su orientación sexual no era la que todos pensábamos y con otra porque está embarazada. Fue la declaración de Dylan lo que me hizo decantarme por la segunda opción.

—Bueno te dejo para que puedas seguir con lo tuyo.

Después de su rápida despedida, escucho de nuevo risas por el pasillo y como una puerta es golpeada. Seguramente habrán ido a su cuarto.

He estado tan sumergida en Dylan estas horas que ni he pensado en todo lo que está pasando en mi casa. Un poco egoísta por mi parte.

Un sonido proveniente de mi barriga hace que decida ir a la cocina para saciar mi hambre. Para mi mala suerte, ahí me encuentro a Susan hecha un ovillo. Sé que debería de preguntarle pero también sé que necesita su tiempo y no quiero estar ahí como una desesperada detrás suya. Lo mejor es que deje que ella hable conmigo cuando esté preparada.

Además, mentiría si dijese que no sigo un poco molesta porque me ocultase la verdad o quizás lo que me molesta ha sido que haya confiado antes en Dylan que en su propia familia.

—Hermanita —Su voz me asusta tanto que el vaso de leche que sostengo en mi mano cae por completo al suelo.

—Mierda —murmullo.

Susan también se escandaliza y pone una mueca.

—Si mamá o papá ven eso te van a matar —afirma al mismo tiempo que se levanta de su asiento y busca una fregona con la que limpiar todo el desastre. Yo, mientras tanto, me encargo de barrer los cristales que han sido esparcidos por ahí.

Se forma algo que ya parece acompañarme para hacer las situaciones más incómodas: el silencio. Ese maldito silencio horrible que te hace pensar en cualquier chorrada para hablar y disiparlo.

—¿Por qué me llamaste? —cuestiono siendo esas las primeras palabras que se me ocurren.

Susan está cabizbaja y sigue con lo suyo. Ahora limpia más fuerte y más rápido, por lo que yo no sé como tomarme eso.

Cumpliendo los catorceМесто, где живут истории. Откройте их для себя