54. El señor don grano

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Capítulo sin editar

NARRA SOFIA

Esta semana en el internado ha sido bastante tranquila. Desde que Susan le dejó claras las cosas a Jackson en su salida, todo parece estar mejor para mi hermana. Obviamente sigue apenada por haber descubierto que quién creía que era el chico de su vida solo se quedó en el chico que la engañaba cada vez que podía. Sin embargo, de todo lo malo siempre aprendes una lección y eso al final es algo positivo, ¿no?

Me levanto de la cama y comienzo a prepararme para otro día más de clases en el internado. Cuando voy al cuarto de baño a peinarme y lavarme los dientes, me encuentro con algo sumamente inesperado.

—¡Anastacia! —grito al ver esa cosa en mi cara.

Mi amiga viene corriendo al baño. Corre tan rápido que al entrar en el baño casi se resbala, por suerte la agarro antes de que eso ocurre.

—Oh my god —suelta al ver el grano que tengo en la frente.

—¿Está tan mal? —pregunto horripilada por la situación.

—Bueno...si midieras que tan mal está en una escala del uno al diez yo diría que mínimo sería un treinta —responde mi amiga sin dejar de mirar mi frente.

Al oírle estampo cada una de mis manos en una de mis mejillas.

—Dime que hay alguna forma de tapar esto antes de ir a clase —lloriqueo.

Cada vez me parezco más a Eleonora. Si a ella le hubiera pasado lo mismo que a mi, de seguro que hubiese actuado igual.

—¿Maquillaje? —cuestiona.

—Intenta hacer maravillas con esto —respondo pasándole la base a Anastacia para que haga de las suyas.

A ella siempre se le han dado bien este tipo de cosas.

—Ya está —anuncia la pelirroja después de un par de minutos maquillándome.

Por su cara sé de sobra que el resultado no ha sido de los mejores. Sin embargo, decido comprobarlo por mi misma mirándome en el espejo.

—Dios mío, ¿por qué me parece que ahora es incluso más grande que antes? —cuestiono apartando mi mirada del espejo y míranos a Anastacia, quién se encoge de hombros.

Suspiro resignada porque justo hoy me salga un grano. Encima hoy tengo que hacer una presentación para biología con Christian.

—A lo mejor tu grano tiene vida propia, ¿te imaginas que quiera convertirse en una persona? Entonces se le conocería como granopersona, ¿eso existe? —me pregunta Anastacia y por un momento no sé si ha dicho esto de broma para animarme o lo que me está preguntando es de verdad.

—¿Me lo estás preguntando en serio?

—Claro —asegura mientras saca su móvil del bolsillo y empieza a utilizarlo.

—¿Qué estás haciendo?

—Buscando si los granos pueden emanciparse de sus dueños —comenta sumergida en lo que busca en su móvil.

Me voy a dar una palmada en la frente hasta que recuerdo que está el señor don grano y decido por mi bien no hacerlo.

Mientras que Anastacia sigue buscando curiosidades sobre los granos, yo me propongo buscar alguna otra alternativa para que mi curso no tenga que verme con eso en la frente. Sé que es algo normal pero me siento rara con el granito ese ahí.

—Oh Dios mío —grita Anastacia desde su cama.

Rápidamente salgo del baño y me dirijo hacia donde está, preocupada por si le ha ocurrido algo.

Cumpliendo los catorceWhere stories live. Discover now