22. Primera visita familiar.

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NARRA SOFIA

Abro mis ojos y me encuentro con el rostro de Christian. Del susto que me llevo al verle muevo mi cabeza hacia delante e impacto contra la suya.

—¡¿Qué estabas haciendo?! —grito con todas mis fuerzas asustada y frotando con mi mano la parte en donde he recibido el golpe.

Christian arruga su frente y al igual que yo pasa su mano por su cabeza.

—¡Tú eres la loca que me ha dado un cabezazo! —me reprocha achinando sus ojos y echándome una mala mirada.

Doy un suspiro y blanqueo mis ojos.

Cuando lo conocí pensé que era raro pero ahora que lo conozco mejor pienso que lo es aún más y sobretodo mucho más de lo que imaginaba.

—Algunas intentamos dormir, así que ¿os podéis callar? —pide Anastacia mientras agarra su almohada y se la pone encima de su cabeza.

—Díselo a Christian que es el que me ha asustado —digo molesta mirando a mi amiga—. Además, ¿qué haces tú aquí? —pregunto desviando mi mirada hacia mi mejor amigo.

—Hoy es día de visitas, no hay clases, ¿no es guay? —responde con una gran sonrisa.

Ruedo mis ojos y me acuesto de nuevo buscando la mejor posición para volver a dormir. Anastacia tampoco demuestra demasiado interés por las palabras de Christian.

—Vale, ahora vete que queremos dormir —termina pidiendo la pelirroja con un tono de voz adormilado.

Sin embargo, comienzo a analizar las palabras de Christian en mi cabeza y algo que no me cuadra.

—¿Día de visitas? —pregunto mirando directamente al rubio para que me de una respuesta.

Él asiente con su cabeza y se sienta en una esquina de mi cama.

—Es el día en el que nuestros padres pueden hacernos una visita y estar todo el día con nosotros, por eso no hay clases —me explica y le atiendo con sumo cuidado.

—Oh dios, eso significa que mis padres vendrán hoy —Doy un suspiro ante la reflexión que acabo de hacer.

Desde que mis padres me trajeron aquí no he tenido más contacto con ellos aparte de las llamadas que me hacen de vez en cuando.

Rápidamente Anastacia se quita la almohada encima su cabeza y se levanta mirándome.

—¡Voy a conocer a los padres de mi mejor amiga! —exclama eufórica y alzando sus cejas.

—¡Yo también! —le sigue Christian igual de contento que la pelirroja.

Yo me doy un golpe con mi mano en la cabeza y resoplo.

—¿Algún día os comportaréis como personas normales? —les pregunto haciendo que se rían.

—Sofi, tú sabes que yo te quiero mucho pero eso es un favor imposible de cumplir —responde Christian mientras se encoge de hombros.

Anastacia asiente dándole la razón.

—¿Y a qué hora empiezan a venir los familiares? —pregunto cambiando de tema.

—Normalmente al mediodía —me responde el rubio.

De pronto antes de que podamos seguir hablando la puerta del cuarto se abre dejando ver los rostros de dos rubias a las que conozco perfectamente.

Cumpliendo los catorceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora