Capítulo 018.

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Cerré mis ojos por instinto. Papá suspiró furioso y deseé que me tragara la tierra. Para mi suerte, el director no había visto a Justin, o si no el castigo sería aún peor. Analicé cada uno de sus movimientos, de seguro estaba buscando las palabras correctas para no cagarla hasta el fondo, porque a pesar de todo sabía perfectamente que papá no quería volver a perderme.

Había estado seis años lejos de él, y si lo veía era de vez en cuando o mientras mamá se follaba al mundo. Realmente no sé qué haría sin todo el cariño que estaba dándome, era mi padre y aún lo amaba. Un padre es el primer amor de una hija, es el modelo a seguir. Y sin embargo viví sin él seis años, pero todo aquello lo conservaba en mi corazón.

—Explícame qué hacías afuera de la preparatoria, ______. —Dijo aturdido, mordí mi labio nerviosa y volví a abrir los ojos.

—Sólo estaba tomando aire. Me sentía algo descompuesta, papá. —Expliqué casi en un balbuceo. Su rostro se relajó y supe entonces que esta vez había ganado yo.

— ¿Quieres que le diga a Logan que compre algunas pastillas? —Preguntó sentándose a mi lado y dedicándome una humilde sonrisa de padre orgulloso.

—No pa, me siento mucho mejor ahora. ¿Puedo salir un momento?

— ¿A dónde irás?

—A la casa de una amiga, su nombre es Claire.

Al parecer papá me había perdonado haberme salido de la preparatoria, y eso que jamás había podido mentir bien. No era lo mío. Le sonreí para luego salir de casa apresurada.

Alcé mi mano y con mi fino dedo apreté el timbre. Solté un suspiro y esbocé una sonrisa en mi rostro. Claire abrió la puerta y me recibió con el abrazo que necesita toda persona en cualquier momento. Ambas entramos y caminamos hacia la cocina, el exquisito olor a chocolate inundó mis fosas nasales, haciendo que mi estómago rugiera.

— ¿Magdalenas? ¿Cómo lo adivinaste? —Pregunté con entusiasmo, me regaló una sonrisa.

—Pues, tu rostro te delata. Siento que te conozco de toda la vida, _____. —Respondió sincera, haciéndome sonreír. Cuanto anhelaba sus palabras, ¿Por qué mamá no podía ser como Claire?

—Siento lo mismo, Claire.

Al cabo de una hora noté que ya estaba oscureciendo y no quería llegar tarde para que luego papá se enojara otra vez. Me despedí de Claire como si no nos fuésemos a ver en años y salí de su casa tranquilamente, pensando en lo bien que me haría caminar un poco.

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Narra Justin.

Uno, dos, tres golpes en su rostro hicieron que cayera al suelo. Lo escupí, dejándolo allí tirado. Se lo merecía por cabrón, y por traicionarme a mí, su jefe. Caminé impaciente hacia la salida del gran galpón, cerrando la puerta con seguro detrás de mí. Oí el grito de Jack desde adentro y reí leve, se sentía tan bien tener el poder. Saqué mi celular de mi bolsillo delantero y marqué el número de Matt, quien al parecer estaba emocionado por contarme algo.

— ¿Bieber? ¡A que no adivinas! —Gritó desde la otra línea, alejé por instinto el celular de mi oído.

—Cálmate, idiota. ¿Qué sucedió? —Pregunté mientras caminaba hacia mi auto.

—Me contacté con Bill Robinson, tiene unos gramos para vendernos...¡De la buena! —Respondió, esbocé una sonrisa.

Vaya noticia.

—Dime la dirección, estaré allí en unos minutos.

—Estamos afuera de la ciudad, justo al lado de la casa abandonada. Procura que nadie te vea, Bieber. Moriremos si alguien sabe algo de esto. —Dijo algo serio, asentí recordando que él no podía verme.

—Demonios Matt, ¿Qué problema tienen con irse tan lejos? Sé que nadie puede vernos, pero algo me dice que la próxima vez Bill nos venderá gramos en Japón. —Coloqué la llave y encendí mi preciado auto, comenzando a conducir.

Oí una carcajada de su parte. —Si eres astuto, sabrás que mientras más lejos, hay menos personas que molesten. Así que todos salimos ganando aquí.

—Como sea, te veo allí.

Corté la llamada y apreté el acelerador, pasando semáforos en rojo. Encendí las luces al notar que la oscuridad comenzaba a hacerse presente, todo estaba desierto. A lo lejos pude ver la casa abandonada en la que había follado cientas de veces. Sonreí al recordar eso. Tenía gran fama de ser el mejor en la cama, y era cierto, ninguna puta con la que había estado se había quejado, ni mucho menos se habían negado a entregarme su cuerpo. Cada vez que las follaba, sentía ese poder sobre ellas, eran mías en ese instante; luego todo acababa, y las desechaba. Así jugaba yo.

Aparqué el auto al lado del de Robinson, bajé y observé el lugar, buscando con la mirada algún rostro que no fuera conocido. Al analizar que todo estaba bien, cerré la puerta y comencé a caminar hacia Matt, el cual tenía una cara de feliz cumpleaños. Lo saludé y este me llevó hacia Bill, los tres nos miramos.

— ¿Cómo cuánto traes? —Preguntó Matt alzando una ceja, miré a Bill.

—Un kilo —Respondió, cruzando sus brazos en señal de superioridad.

—Dame cincuenta —Dije, sacando cien dólares de mi billetera. Matt comenzó a buscar dinero en sus bolsillos. El cabrón no tenía ni a dónde caer muerto.

Robinson asintió y sacó un pequeño paquete de su chaqueta. Tenía todo tipo de drogas, pero se me antojaba sólo marihuana por ahora. Le arrebaté el paquete de las manos y le arrojé los cien dólares en el rostro. Sin más, di media vuelta y frené en seco al verla allí parada...ella había visto todo.

—Justin...—Susurró ella, en un estado de shock.

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Espero les guste <3.

Invisible »Jb. |FinalizadaWhere stories live. Discover now