Capítulo 059.

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Las gotas de la lluvia hacían que las personas corrieran apresuradas hacia sus coches. Por mi parte estaba parada, inmóvil. No entendía bien por qué no podía entrar a las oficinas donde Justin cobraría sus treinta mil dólares. Tenía frío, estaba empapada y sentía un leve dolor de garganta inundando mi ser.

—Te llevaré a cenar. —Dijo Justin saliendo de aquel lugar, con su rostro serio.

Asentí. — ¿Todo está bien?

—Perfecto.

Vi que tendió su mano y la tomé sin dudarlo, ambos caminamos hacia el estacionamiento y pude divisar su motocicleta estacionada allí. Para mi suerte iríamos a dejarla en la casa de Justin y nos marcharíamos en su auto, ya que aún me daban escalofríos con sólo pensar que podría caerme mientras andábamos. Pero estando a su lado no tenía razones para estar asustada.

Quizás mi mente estaba comenzando a jugar conmigo; era una batalla entre lo que sabía y lo que sentía. Y era una de las peores, sobre todo porque estaba destruyendo mis esperanzas de ser feliz.

Nos adentramos a un hermoso restaurante; sólo había tardado una hora en arreglarme y colocarme otra ropa, que para mi suerte era un lindo conjunto que se adecuaba al momento perfectamente. Justin me repetía a cada segundo lo hermosa que estaba y hacía que me sonrojara.
Uno de los mozos se acercó a nosotros y nos indicó la mesa en la que nos sentaríamos. Tenía mi mirada baja, quería evitar que Justin comenzara a celarme también con el anciano que sólo cumplía con su trabajo, así que trataba de mirarlo sólo a él.

— ¿Qué van a ordenar? —Preguntó gentilmente aquel mozo, luego de dejarnos un breve tiempo para ojear la carta de menú.

— ¿Cuál es el plato del día? —Preguntó esta vez Justin mientras se echaba hacia atrás en el asiento. Reí por lo bajo por su actitud de niño pequeño.

—Spaguettis, señor. —Respondió el mozo.

Justin asintió observándome. —Está bien, ordenaremos Spaguettis entonces.

Sólo me quedó asentir mientras el mozo se retiraba. Por lo menos me había regalado una mirada, ¿No?

—Tus manos están frías. —Dijo él tomando mis manos sobre la mesa y entrelazando nuestros dedos.

—Creo que quedarme bajo la lluvia un buen rato no fue nada positivo. —Respondí con una leve sonrisa de costado. Era la indirecta más directa que había dado en mi vida.

—Lo sé y lo siento. —Hizo una pausa. —Espera... ¿Cuántas veces te he dicho lo siento hasta ahora?

—Demasiadas, créeme. —Solté una risa y él me imitó.

Unos quince minutos más tarde ambos disfrutábamos de la sabrosa cena. Justin estaba totalmente entretenido con la pasta y eso hacía que se viera adorable. ¿Cómo el rudo Justin Bieber podía verse tan tierno? Nada dejaba de sorprenderme. Más bien él no dejaba de sorprenderme, incluso con cada roce que me brindaba.

Al terminar de cenar el cansancio llegó a mi cuerpo. Y la típica discusión sobre quién pagaba la cena también hacía de las suyas. Trataba de insistirle a Justin que pagar mi plato no era nada del otro mundo, pero sólo él podía ganar las discusiones así que me di por vencida.

Ambos subimos a su auto y él emprendió marcha sin ninguna prisa. Papá ni siquiera me había llamado ni dejado un mensaje, así que lo más probable era que se encontrase dormido o con alguna mujerzuela que luego le dejaría su perfume barato impregnado en la camisa.

De repente la imagen del tal Connor llegó a mi mente como si nada, de un segundo a otro. Fruncí el ceño y para mi suerte Justin no lo notó. Okay, esto era raro en mí. ¿Cómo podía pensar en otro chico estando con mi novio? No era nada normal y no tenía razones para hacerlo. Es decir, Justin era un dios griego, no me daba ninguna razón para pensar en un motociclista con un estilo rockero extraño.

Invisible »Jb. |FinalizadaWhere stories live. Discover now