Capítulo 067.

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La mirada intimidante de Connor sobre mí hacía que mi nerviosismo aumentara. Dejé el vaso sobre la mesa nuevamente y traté de ignorarlo, centrándome en el delicioso almuerzo que Marie había preparado.

Desde que había ocurrido el accidente en la carrera había cambiado su actitud. Ya no era nada caballeroso, solía chocar mi hombro al pasar e incluso trataba de alejar a Marie de mí como si yo fuera un monstruo. No entendía qué demonios tenía contra mí, sólo era la novia de Justin, no tenía pensado perjudicarlo ni hacer que la rivalidad entre ellos creciera.

¿Acaso era un blanco para los chicos malos?

—Cariño, ya tengo los preparativos para tu fiesta de cumpleaños. —Dijo papá, sacándome de mis pensamientos.

—Genial —Me limité a decir para luego sonreír.

Él volvió a observarme, pero mi paciencia estaba agotándose a medida que Connor seguía mirándome mal. — ¿Crees que sea buena idea hacerlo en el salón del hotel Houston? Es bastante espacioso...

—Sí, papá, es una idea maravillosa. ¿Me disculpan? Iré a caminar.

Me levanté de la silla y planté un beso en la mejilla de papá, mientras él me observaba confundido. Rápidamente tomé mi chaqueta invernal y me la coloqué, saliendo de casa. Solté un suspiro en cuanto la puerta se cerró y bastaron pocos segundos para que bajara los peldaños que me separaban del suelo. Saqué mi iPhone de mi bolsillo y una parte de mí se sorprendió al no encontrar mensajes de texto de Justin. Tal vez estaba ocupado.

A lo lejos pude divisar el lago que tantos recuerdos lindos me traía. Apuré mi paso y al llegar mi mirada se centró en el agua cristalina de éste. Era precioso. Tomé una pequeña roca y la lancé lejos abruptamente, casi tropezándome con mis propios pies.

Había dado un respiro y podría decirse que mi mente estaba en blanco por primera vez en mucho tiempo. Ya no tenía las mismas preocupaciones que antes, llorar ya no era mi rutina diaria y había logrado amar a alguien sin temor a que me rechazara.

Mi vida había dado un giro de ciento ochenta grados.

—Hey. —Oí detrás de mí y me tensé al instante. —¿Vienes aquí muy seguido?

—Solía hacerlo para divertirme. —Lo miré. —Ahora sólo vengo a pensar.

Connor asintió—Suena lógico.

—¿Por qué me seguiste? —Solté. —Se supone que te caigo mal.

—No me caes mal. —Lo vi sentarse a mi lado. —Debo acostumbrarme a convivir contigo, eso es todo.

Volví a mirarlo con atención. —¿Acostumbrarte? ¿Acaso soy tan mala persona? —Balbuceé con un toque de gracia en mis palabras.

Él soltó una carcajada. —No, no. —Negó—.Tú no, pero yo sí.

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La señora Swanepoel comenzó a alzar su voz mientras hablaba por teléfono, haciendo que me sintiera absurdamente incómoda. Bien, esta era una clara prueba de que todos teníamos problemas. Incluso aquellas personas que trataban de solucionar los de otras.

—Lo siento, continuemos. —Exclamó, tomando su libreta. —¿Cómo dijiste que era el nombre de tu madre?

—Jennifer. —Respondí.

— ¿Ella siempre ha sido brusca o cruel contigo?

Negué con la cabeza. —Cuando mi padre nos abandonó comenzó a tomar drogas, inyectarse, beber alcohol y salir todas las noches, y podría decirse que ese fue el motivo por el cual dejó de verme como su hija.

Invisible »Jb. |FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora