Capítulo 042.

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Observé a Claire caminar hacia mí con una sonrisa en su rostro mientras dejaba una bandeja con galletas sobre la mesa. No me había quedado claro del todo aquella historia del robo de su hijo, es decir Justin, pero debía dejar a mi mente en paz de una buena vez.

A veces no siempre obtendría lo que querría como estaba acostumbrada a hacerlo al vivir con papá. Había altos y bajos, como si estuvieras situado en un punto inespecífico y de repente una avalancha de nieve viniera hacia ti. Tienes dos opciones; huir sin escapatoria o simplemente arrojarte al suelo y esperar.

Antes mi sentido común me decía que huyera, que rendirse y acabar llorando era la mejor elección. Pero ahora sólo quería luchar, quería conseguir por mí misma la voluntad que necesitaba para poder soltar aquel secreto. Y no sería nada fácil.

—Claire —La llamé, ella me miró dejando a un lado la revista de chimentos que sostenía en sus manos.

—¿Sí?

— ¿Cómo era tu hijo? Es decir, ¿Cómo lo recuerdas? —Me atreví a preguntar, haciendo una mueca.

Lo último que esperaba era ver una sonrisa resplandeciente de su parte.

—Pues, recuerdo a Drew como si fuera ayer que lo tuve en mis brazos. Tenía ojos color avellana igual a los de su papá y una sonrisa que, según las personas, era igual a la mía. —Hizo una pausa, soltando un suspiro. —Cuando cumplió cinco años comenzó a cantarme y solía decirme cuánto me amaba cada cinco segundos. Era tan lindo y apegado a mí...que me es imposible no pensar cuanto sufre al no tenerme a su lado como yo sufro en estos momentos.

Prácticamente sentía una daga siendo clavada en mi corazón poco a poco. Un nudo se formó en mi garganta y no pude contener mis lágrimas, mientras sentía los brazos de Claire rodearme con tristeza.

—Lo siento, lo siento tanto...—Susurré, soltando un sollozo.

—Tranquila, pequeña. Sé que él está bien y no dejaré de buscarlo.

Por un lado, lamentaba tanto que un maldito infeliz le hubiese arrebatado a su hijo sin razón, pero por otro lado lamentaba y me apenaba tener el descaro para tocar un tema tan delicado que, para el colmo, yo sabía perfectamente. No tenía dudas de que debía contar aquel secreto, pero, ¿Qué demonios me detenía?

Pero había algo que, si bien no me dejaba tan inquieta, me intrigaba horrores. Claire no había dicho Justin, había dicho Drew. Y tiempo atrás, mi padre llamaba así a Justin. ¿Acaso tenían algo que ver? ¿Acaso mi familia y la familia Bieber tenían algún tipo de vínculo? ¿Y si Justin le había dado ese nombre a mi padre sólo porque sí? Sólo él tenía esa respuesta que yo tanto anhelaba saber.

—Será...será mejor que me vaya, Claire. —Murmuré, mientras secaba las pocas lágrimas que había derramado.

— ¿Dónde dormirás, cariño? —Preguntó, despertando en mí al nerviosismo.

—Yo...tengo una amiga que vino desde muy lejos y me hospedaré en su casa hasta que arregle las cosas con mi padre. —Expliqué rápidamente.

—Oh, está bien. ¿Vendrás a visitarme más seguido?

—Lo prometo.

Ambas nos abrazamos y al separarnos me decidí a irme de allí, sabiendo que había tenido la oportunidad de hablar y no lo había hecho, sólo por temor.

+++

El olor a café inundó mis fosas nasales mientras la empleada caminaba hacia nosotros con dos tasas. Las dejó sobre la mesa ratona y sonrió, más bien parecía ser una mueca de nerviosismo. Tomé una tasa y Justin me imitó. Al beber un poco el sabor horriblemente amargo me informaba que la pobre mujer había hecho su mayor esfuerzo por hacer café, y lo último que quería era herir sus sentimientos.

—Delicioso. —Dije, mientras sonreía mostrando mis blancos dientes.

—Es lo más asqueroso que he bebido en mi vida. —Exclamó Justin y miró a la mujer con una sonrisa sin gracia. Casi indescifrable.

—Lo lamento joven, pero le había advertido que yo sólo sé asear, no cocinar...—Balbuceó la empleada más nerviosa que yo frente a mi padre.

—Pues para mí está delicioso, tranquila. —Me atreví a decir y los ojos de Justin se posaron en mí.

Era la segunda vez que lo contradecía, o trataba de hacerlo.

—Muchas gracias señorita, con permiso.

La mujer se fue y dejé la tasa nuevamente en la mesa. El nerviosismo se hizo presente esta vez en mí al sentir la mirada del "chico malo". Lo miré también, tratando de desafiarlo. Sus ojos mieles se notaban algo cansados, y un poco rojos. Todo indicaba que él había estado fumando.

— ¿Por qué le has mentido? —Preguntó, alcé los hombros.

—No quería herir sus sentimientos. —Respondí sonriente, mientras él tomaba mi mano.

— ¿Y mentir no es herir?

Sentí una punzada en mi corazón al oírlo decir aquello. Era la menos indicada para hablar de sentimientos cuando estaba ocultándole a una madre el paradero de su único hijo que, además, había sido robado. Era la menos indicada para amar a Justin, para discutir con él, para mentirle...

Y mentir sí era herir.

—Yo...yo creo que sí, pero...—Tartamudeé, soltando su mano.

—Déjalo ahí. —Me interrumpió, haciendo una leve pausa. —Todo el mundo miente.

Se levantó del sofá y caminó hacia las escaleras, para luego subir salteándose algunos peldaños. Mi mirada se posó en las tasas que poco antes había traído la empleada y reí sin gracia al leer "I love you" grabada en una de ellas. Sería todo tan fácil si pudiera gritárselo a Justin sin temer.

Sería todo tan fácil si él me amara.


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Hasta aquí por hoy <3

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 PD: de más está decir que si tienen alguna duda pueden escribirme sin ningún problema <3

Rom.

Invisible »Jb. |FinalizadaWhere stories live. Discover now