Capítulo 051.

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Sus manos recorrían cada centímetro de mi cuerpo mientras, por mi parte, disfrutaba de ello. Era casi como sentir el fuego quemando mi piel a medida que las yemas de sus dedos acariciaban mi cintura tan suavemente.

Jamás había estado tan deseosa por tenerlo a mi lado, incluso necesitaba llegar a más. Las mariposas en mi estómago se habían esfumado, siendo reemplazadas por la excitación del momento y el amor que llegaba a cada segundo. Justin besaba mis labios como si éstos fueran a romperse en un solo roce.

—______...—Lo oí susurrar, mientras sus besos bajaban hacia mi cuello y allí dejaban un rastro de ellos. — ¿Por qué eres tan jodidamente hermosa? Me vuelves loco.

Cada palabra que salía de su boca le indicaba a mi pulso que se acelerase aún más, literalmente lo estaba logrando. Sentía un calor que subía desde la punta de mis pies hasta mi cabeza, y volvía a mis pies otra vez. Jamás había experimentado algo así, sólo él podía lograrlo...de eso estaba segura; no sentiría con ningún otro chico lo que sentía al estar con Justin.

Nuevamente sus manos comenzaron a acariciarme, con la única diferencia de que ahora éstas buscaban quitar mi blusa y todo aquello que les impidiese rozar mi piel. Estar semidesnuda frente a él se sentía completamente normal, como si estuviese acostumbrada a ello. Como si la confianza que ambos nos teníamos se apoderara de la situación.

—Justin, escucha. —Pedí, mientras tomaba su rostro entre mis manos con cautela. —Promete que siempre estarás a mi lado...—Susurré, y por algún motivo que no podía adivinar mis ojos se llenaron de lágrimas.

—No llores, por favor nena. —Respondió. Sentí una lluvia de fuegos artificiales en mi interior. —Lo prometo.

Alzó sus manos y limpió mis lágrimas con sus pulgares, dándome un sonoro beso en los labios. Me tomó en brazos y me escondí en su cuello, segundos después abrió la puerta y nos adentramos a la habitación.

Me recostó sobre la gran cama y apoyó su peso en sus brazos, para luego subirse sobre mí. Miré sus ojos con dulzura y dibujé una sonrisa tímida y lujuriosa a la vez. Era el momento perfecto para todo, estaba entregándome a él por primera vez en toda mi vida. Me había visto desnuda, había tocado mi cuerpo con suavidad... ¿Cómo lograba ser tan tierno luego de haber tenido a tantas chicas en su cama?

Quizás buscaba serlo; él quería tratarme suavemente.

Logré observar de reojo el reloj de pared, incluso podía oír el "Tic-Toc" yendo muy despacio. Volví mi vista hacia Justin y lo encontré contemplando mi rostro, sus ojos brillaban como nunca antes, y sus labios entreabiertos me incitaban a querer morderlos una y mil veces.

— ¿Sabes que prometo también? —Murmuró, mirándome fijamente.

— ¿Qué? —Pregunté mientras por alguna razón sonreía como una tonta.

—Que seré el primero y el último en tenerte.

Sin más volvió a atrapar mis labios y de un momento a otro nos hallábamos completamente desnudos. Sus besos viajaban por cada centímetro de mi cuerpo, haciéndome desear que me tocara aún más.

Cerré los ojos con lentitud al sentir su miembro dentro de mí, repitiendo en mi mente que mi primera vez no podría haber sido mejor.

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El sonido chillón de la alarma hizo que abriera los ojos de par en par. Estaba envuelta en sábanas y mi cabello levemente despeinado era la prueba suficiente para que recordara lo que había pasado en la noche. Justin no estaba a mi lado, pero sabía que habíamos dormido juntos, abrazados...como una pareja.

Y ni yo podía creerlo. Le había entregado lo más valioso que tenía: mi virginidad. Me había entregado completamente a él, y lo bueno era que no tenía un arrepentimiento, más bien una alegría inmensa.

Hace dos años lo último que hubiera imaginado era eso. Jamás creí que me tocaría tan suave y lentamente. Jamás creí que me hablaría al oído con su voz ronca o me diría tantas cosas lindas. Estaba claro que las personas sí podían cambiar, el problema eran las cicatrices de mi pasado.

¿Hasta cuándo me perseguirían? ¿Por qué no podía olvidarlo todo? Me había vuelto fuerte, no temía como antes. Pero eso era algo que no podía vencer por mí misma.

Me coloqué una bata y salí de aquella habitación. Me adentré en el baño y luego de ducharme y asearme fui directo hacia la cocina. Justin trataba de hacer el desayuno, había harina en los muebles y hasta en su rostro. Solté una risita y él dio media vuelta, sonriéndome a continuación. Pero sus ojeras lo delataban, parecía que ni siquiera había pegado un solo ojo.

— ¿Necesitas ayuda? —Pregunté, tomando un delantal.

—Creí que podía solo. —Hizo una pausa. —Nunca aprenderé a cocinar.

Sonreí. —Ya verás que sí.

Comencé a hacer hotcakes, para luego dejarlos en un plato. Exprimí naranjas y en un par de minutos todo estaba listo. Ambos nos sentamos en la mesa frente a frente. No era nada nuevo, puesto que ver sus ojos clavados en los míos era casi una costumbre. Se sentía jodidamente bien.

— ¿Cómo has dormido? —Preguntó sonriendo pícaramente.

Me sonrojé al instante. —Excelente...pero veo que tú no. ¿Estás bien?

—No he dormido.

— ¿Por qué?

El silencio reinó el ambiente y sólo pude mirar hacia un costado. Sabía que algo estaba ocultando, y era grave. Quizás más grave de lo que imaginaba.

— ¿Qué ha sucedido? —Insistí desesperada.

—No es nada, Hall. —Respondió con paciencia, soltando un suspiro.

— ¿Acaso no quieres decírmelo?

Sus ojos volvieron a buscar los míos y esta vez fruncí el ceño.

—No es eso. —Habló, mostrando su lado más frío. —Yo...

Su voz fue interrumpida por el sonido de la puerta. Él se levantó de su silla, más no camino hacia ella. Negué con la cabeza, temiendo lo peor.

Al abrir la puerta, el rostro de mi padre se hizo presente y sentí que mi mundo se derrumbaba en unos pocos segundos.


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Rom.

Invisible »Jb. |FinalizadaWhere stories live. Discover now