Capítulo 071.

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¿Mi reacción ante sus palabras? Simplemente sequé una lágrima traviesa y llena de tristeza que se había deslizado por mi mejilla y di media vuelta, clavando mis ojos en la puerta que tenía la palabra "Salida" grabada en ella.

Estaba segura de que me había llevado por delante a varias de las personas que entraban al hospital, pero no me importaba. No me importaba oír sus insultos llenos de furia contra mí. No me importaba recibir los gritos de las enfermeras. No me importaba mojarme con la fuerte lluvia; lastimosamente ya no me importaba nada.

Estaba en una especie de shock emocional y físico, ya que caminaba apresurada y sin mirar hacia abajo. Y en cuanto pude lograr darme cuenta de lo que sucedía me encontré a mí misma corriendo sin rumbo. Traté de regular mi respiración por cada paso que daba, y así poder evitar un ataque de asma similar al que había tenido.

Frené en seco al ver un gran charco de agua frente a mí, y en él mi triste reflejo. Solté un profundo suspiro y miré a mí alrededor. Era un callejón sin salida, en medio de uno de los lugares menos transitados de la ciudad. Tal vez lo era porque cada pared estaba escrita con aerosoles, las calles solían inundarse y podría decirse que era el "hogar" de los pandilleros y vagabundos.

¿Cómo demonios había llegado hasta aquí?

Me abracé a mí misma al oír unas voces masculinas acercándose, pero no sentí miedo. Alcé la mirada y vi a dos chicos caminando. Uno de ellos encendía un cigarrillo y el otro simplemente mantenía su particular andar.

Me escabullí entre los contenedores de basura y permanecí callada, con la mirada fija en el suelo. Los vi pasar frente a mí y fue en ese momento en que el miedo se hizo presente en todo mí ser. Ambos llevaban armas en sus manos, como si esperaran a alguien para acribillarlo sin piedad. Mordí mi labio inferior al sentir que temblaba y traté de escuchar a los extraños.

—¿Qué lograste tomar? —Le preguntó uno al otro.

Hubo un leve silencio. —Tengo un reloj de oro, cincuenta dólares y una barra de chocolate. —Respondió el otro y ambos rieron.

Aquella última voz se me hacía conocida.

—El viejo Montgomery se ha ido de la ciudad. Mañana mismo entraremos a su casa. —Dijo el primero. —He oído que tiene millones ahorrados.

—Si lo logramos me compraré otra motocicleta...

De repente el chico dejó de hablar y en cuanto supe el por qué rogué que la tierra me tragara. Había perdido absurdamente el equilibrio sobre mis pies y pisado una bolsa de consorcio, el ruido fue tal que estaba segura de que me matarían sin escrúpulos.

—¿Quién está ahí? —Preguntó uno de ellos. Literalmente dejé de respirar.

Sus pasos estaban cada vez más cerca de los contenedores, eso significaba que estaban a menos de dos metros de mí. Espié con los ojos entrecerrados y sólo logré ver una rata pasar. Fruncí mi ceño levemente y me pare con lentitud, tomando fuerzas para echarme a correr. Pero cuando quise dar un paso unas manos me sostuvieron del brazo, haciendo que frenara en seco.

—Vaya, vaya. —Alargó el chico con dificultad, observándome como un animal salvaje observa a su presa. —¿Qué tenemos por aquí?

Su voz resonaba en mis oídos haciéndome temblar. El otro chico apareció detrás de él y la escasa luz dio en su rostro, dejándome reconocerlo al instante: Connor.

—¿_____? —Preguntó él y con la poca valentía que me quedaba me zafé del agarre del extraño. —¿Qué haces aquí? ¿Por qué estabas escondida?

Invisible »Jb. |FinalizadaWhere stories live. Discover now