Capítulo 045. MARATÓN 2/2

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Sus palabras estaban en mi mente, casi torturándome. "Nunca voy a renunciar a ti", ¿A qué se había referido? ¿Es que acaso estaba tratando de permanecer a mi lado y conquistarme?

Si bien sabía perfectamente que estaba enamorada de él, nunca me hubiese esperado que él tratara de enamorarme. Pero de una cosa sí estaba segura: él sentía algo por mí que quizás tendría que averiguarlo, porque no me lo diría.

Justin era un chico frío, firme a sus palabras, atento, rebelde y algo malvado. Era guapo, alto, musculoso, y adicto a tatuarse. Era el prototipo de chico del cual jamás hubiese imaginado enamorarme. Siempre había tenido en mi mente a un universitario de Harvard que me llevara de paseo por un parque totalmente verde y me regalara flores y osos de peluche.

Él era mi polo opuesto, éramos como el agua y el aceite.

Miré el cielo, justamente donde la mirada de Justin estaba posada. Dibujé una sonrisa en mi rostro y me apoyé en su hombro.

—Hall...—Me llamó, lo miré con atención.

— ¿Qué? —Pregunté algo confundida.

—Deja de sonreír. —Respondió, fruncí aún más el ceño.

— ¿Por qué?

—Porque no podré evitar besarte.

De repente sentí como si mi corazón comenzara a latir más rápido, y las mariposas en mi estómago no dudaron en hacerse presentes. Solté una risita, dispuesta a todo:

— ¿Qué estás esperando?

Bastaron unos segundos para que los labios de Justin danzaran con los míos, formando un beso perfecto. Sus manos en mi cintura me hacían sentir protegida, más de lo que debería. Él comenzó a profundizar el beso, y pronto sentí su lengua chocar con la mía.

No había ninguna duda de que Justin besaba como los mismísimos dioses.

Me recostó en la fría arena en la orilla del mar y se posó sobre mí, apoyando su peso en sus fuertes brazos. El beso era apasionado y a la vez dulce. Era el beso que toda mujer merecía tener; el del verdadero amor.

Era un momento maravilloso, pero no debía llegar más lejos. Aún no estaba lista para pasar más allá, aunque fuese con Justin. Pero no fui yo quien se detuvo esta vez, sino él. Me miró a los ojos con un brillo especial que me indicaba que algo andaba mal. Se sentó en la arena y volvió a mirar el cielo. Por mi parte, me quedé acostada en el mismo lugar, casi en shock.

—Justin...

—No, no digas nada Hall. Por favor. —Dijo de repente.

Me volví a sentar a su lado y tomé su rostro entre mis manos, profundizando nuestras miradas.

— ¿Qué sucede? —Pregunté preocupada, sintiendo una tensión en el ambiente.

—Creo que te quiero más de lo que debería.

++++

Las nubes grises me incitaban a pensar que los truenos llegarían pronto. La noche había sido preciosa, casi como si el clima y la cita se hubieran puesto de acuerdo. Pero todo acababa, llegaba el día y la realidad golpeaba a todos.

Marie me observaba de lejos y creía que no la veía, al parecer estaba tratando de analizar con quién había salido y por qué había llegado tan tarde. Y sí, la entendía. Apenas había entrado a casa había tomado un baño y luego había bebido té. No tenía sueño, no tenía mucha hambre, mi cabeza dolía levemente y estaba agotada.

Pero la felicidad que sentía era inmensa.

—¿_____? ¿Estás bien? —Preguntó mi "nana", sentándose a mi lado.

La observé con una sonrisa.

— ¿Por qué lo preguntas?

—Por tu sonrisa. —Alzó ambas cejas pícaramente.

—Estoy mejor que nunca. —Respondí mientras ella soltaba una risita.

Pero así como llegó su sonrisa, también desapareció de repente.

—Tu padre ha llamado, pequeña.

— ¿Qué quería?

Esto era el mismísimo ejemplo de cuando la realidad golpeaba. Al parecer era la chica más desafortunada en la historia. ¿Cuándo podría ser feliz sin tener que atravesar ningún obstáculo para ello? ¿Qué había hecho mal?

—Es difícil decir esto...—Hizo una pausa, mirando sus manos. —Se ha comprado un departamento en Japón y...

Ella no siguió. Toda la felicidad acumulada en mí comenzó a disminuirse, para ser reemplazada por la preocupación y el miedo. Papá era capaz de todo para que no fuera feliz, y eso me hacía daño. Odiaba el hecho de saber que Justin me había traído aquí por alguna razón que sólo él sabía y yo tuviera que sufrir. Pero, ¿Y si esa razón era para mi bien? ¿Y si debía alejarme de alguien más?

— ¿Qué sucedió, Marie? Por favor habla. —Ésta vez fui yo la que insistió, buscando su mirada. —Habla...

—Quiere llevarte de aquí, ______. Él quiere llevarte a Japón, y sé que nada lo hará cambiar de opinión.

Mi mundo se derrumbó tras aquellas palabras. Y lo único que sentí fue una lágrima resbalar por mi mejilla.


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Hasta aquí el maratón <3 

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Rom.

Invisible »Jb. |FinalizadaWhere stories live. Discover now