Capítulo 076.

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Con las pocas fuerzas que me había dejado la impresión de verla a menos de cinco metros de mí, me escabullí entre los estantes del supermercado y espié como una acosadora. Mamá observaba las botellas de Whisky como si éstas se trataran de oro, tomaba una entre sus manos y con cierto dolor la volvía a dejar en su lugar. "No sientas lástima, el alcohol terminará con su vida como ella quiere terminar con la tuya" pensé en mi interior, queriendo dar media vuelta y salir de allí.

Y lo hice. 

Di media vuelta y dejé todo atrás, como nunca lo había hecho. Habré empujado a unas tres personas hasta lograr salir de aquel establecimiento comercial, pero realmente no quería volver. Temía por mi vida. Y no era una maldita broma, ella quería hacerme daño. ¿Por qué estaba aquí? ¿Acaso había venido con el único objetivo de quitarme de su preciado camino hacia la fortuna? ¿Acaso buscaba hacerme daño? ¿Amenazarme? ¿Hacerme cada vez más infeliz?

Volví con prisa a mi auto, metí la llave y me subí como si Freddy Krueger me persiguiera. Comencé a conducir alrededor del parque, luego me moví hacia la carretera que daba al shopping y luego de varios minutos dando vueltas como una tonta me decidí a volver a entrar al supermercado, después de todo Marie necesitaba que le llevara los víveres para la cena de esta noche.

Tomé aire y caminé con firmeza, colocándome en puntillas para ver mejor. No era posible que ella estuviese aquí, y si lo estaba tenía todo el derecho de desmayarme. Pero al parecer se había marchado, y para estar segura me dirigí hacia la sección de bebidas.

Allí descansaba la botella de Whisky.

Con un largo suspiro comencé a caminar en busca de los alimentos de la lista. Lo primero que tomé entre mis manos fueron mis galletas favoritas, luego algunos vegetales y frutas, harina, huevos, etcétera. Todo estaba entreverado en un pequeño canasto con ruedas, que no servía de mucho porque estaba hecho de plástico. Pero viéndole el lado positivo, era muy necesario.

Sin más pagué y me marché del lugar con una sonrisa en mi rostro. Luego de guardar las bolsas en el asiento trasero, saqué mi iPhone de mi bolsillo y lo revisé. Tenía dos mensajes de texto de Justin, los cuales decían así:

"Hall, creo que dejé mi celular en el lago, ¿Tienes idea de dónde está?"

"Espera...creo que ya lo encontré. Creo que lo tengo entre mis manos"

Solté una carcajada. Este chico era un idiota. Eso no quitaba el hecho de que seguro estaba borracho o había fumado esa maldita droga que tanto detestaba. Así que le respondí:

"¿Te encuentras bien?"

Y a los segundos contestó:

"No, te extraño. Creo que eso me está afectando bastante".

Negué con la cabeza sin quitar mi sonrisa y alcé la mirada, encontrándome con el sol. Se sentía lindo que mi rostro fuera iluminado. Lo había olvidado completamente. Entrecerré mis ojos y volví a subirme a mi auto, y en el camino me puse a pensar en la clase de vida que estaba llevando.

[...]

A las cuatro de la tarde ya estaba en casa. Papá fumaba tabaco tranquilamente a un lado del pórtico, mientras trataba de encontrar una posición cómoda en la reposera. No quería contarle sobre lo sucedido en el supermercado. Sería egoísta de mi parte preocuparlo con algo así. Sin embargo también era egoísta ocultárselo, así que no sabía bien qué hacer. Le llevé las compras a Marie y ella me aturdió con preguntas como "¿Por qué tardaste tanto?" "¿Qué tan lleno estaba el súper?" "¿Cuánto dinero has gastado?".

—Vas a hacer que me maree, Marie. —Dije algo amenazante. Ella carcajeó.

—Soy demasiado organizada. Cada vez que voy al mercado tardo veinte minutos, y elijo la mañana. Entre las nueve y las diez. Las personas suelen estar de buen humor en ese horario, y me ceden el asiento en el autobús. —Sonrió—.Y por sobre todas esas cosas, adoro ahorrar. Por eso elijo días de ofertas. Hoy no, por ejemplo.

Invisible »Jb. |FinalizadaWhere stories live. Discover now