Capítulo 098.

1K 62 16
                                    

Cada lágrima. Cada pesadilla. Cada momento de impotencia. Ya nada me importaba, comenzaba a darme cuenta de todo lo que quedaba por vivir y de lo idiota que había sido por perder las esperanzas. Mi vida había dado un giro completamente inesperado, pero me agradaba ello. Me agradaba que mis pensamientos ya no me atormentaran ni me dieran dolores insoportables de cabeza; mis problemas comenzaban a huir de mí, como yo tanto había intentado huir de ellos.

Huir. ¿De qué huía realmente? ¿Qué era lo que tanto me atormentaba? Lo único que mis ojos veían en estos momentos eran sonrisas fascinadas, luces brillantes, armonía por doquier. Sólo me inquietaba tener que permanecer inmóvil frente a la persona que más amaba, y me negaba a aceptar que aquello podría destruirme.

¿Qué haces cuando todo de lo que tienes que huir está en tu mente?

Mi mente resguardaba una gran colección de imágenes dolorosas y tristes que al recordarlas sólo podía agachar la cabeza e intentar sonreír, por más rota que estuviera por dentro. Si bien ahora sabía lo feliz que podía llegar a ser con tan sólo luchar por ello, aún me molestaba haber vivido tantos años de sufrimiento. Podría haberlo evitado. Podría haber pensado en cuán indescifrable era el destino, en vez de creer que todo estaba escrito.

Y a lo lejos de un extenso pasillo mental estaba mi corazón, justo en un rincón obscuro y frío. Cargaba tanto daño y dolor que me culpaba a mí misma por haberlo expuesto al amor. Después de todo había sido yo la responsable de enamorarme del chico que tanto me había lastimado, y lo peor es que aún continuaba estándolo.

No podía comprender por qué lo extrañaba tanto. Ahora tenía millones de oportunidades para avanzar, ser feliz, luchar por ello, pero Justin se mantenía en mi cabeza prácticamente las veinticuatro horas del día. Me retenía a sonreír. La idea de no tenerlo a mi lado me enojaba, porque pensándolo bien él era lo único que me faltaba.

Sus brazos rodeando mi cintura y protegiéndome de las balas, de un ataque que pudo haber terminado con mi vida, de una lluvia de cristales filosos y deseosos por lastimar a cualquiera que se atravesara en su camino, eran la razón perfecta para apretar los dientes y maldecirme de haberlo perdido de una forma tan brusca y estúpida.

Pero no podía volver el tiempo atrás; el destino había hecho que me cruzara con un secreto que nada tenía que ver conmigo, pero que por alguna razón debía saber. No podía deshacer ni arrepentirme más de lo que lo hacía.

Solté un corto suspiro y Claire me dedicó una media sonrisa; admiraba lo dulce y paciente que era. Me había acompañado a enfrentar mi mayor pesadilla, y no me quedaban palabras para agradecerle. Tenía un sinfín de razones más para permanecer a su lado y sentirme lo más protegida posible, porque al final siempre contaría ella.

— ¿Sabes qué es lo mejor de todo esto? —Preguntó.

Negué con la cabeza.

—Que ahora tienes tiempo para planear tu futuro. —Continuó y la miré sin comprender. —Puedes elegir a qué universidad asistirás, o pensar cómo será tu primer trabajo.

—Bueno, tengo casi todo planeado en realidad. —Dije, y fue ella quién me miró confundida esta vez. —Mi padre me heredará su empresa, así también como su casa, sus autos, e incluso su bodega.

—Eso es asombroso, cielo. —Sonrió mostrando sus dientes. —Pero no quita que tengas que estudiar. ¿Ya has pensado en qué carrera seguir?

—Uhm...—Pausé, apretando los labios. —Creo que estoy comenzando a interesarme en la abogacía.

—Bueno, ahí tienes a un excelente futuro abogado.

Ambas dirigimos la mirada hacia Logan, quien estaba totalmente distraído en su teléfono móvil. Al notar que lo observábamos, dejó el aparato sobre la encimera y dibujó una sonrisa en su rostro.

Invisible »Jb. |FinalizadaWhere stories live. Discover now