Invisible »Jb. |Finalizada

Capítulo 063.

Tomé su mano y lo acerqué a mí, mientras con la otra acariciaba su mejilla dulcemente. Ver sus ojos aguados me rompía el corazón de tal forma que sentía un dolor que jamás había experimentado.

—Justin...—murmuré, pero sus ojos estaban centrados en nuestras manos entrelazadas. —No volveré a sufrir mientras estemos juntos. —Continué. —Debemos protegernos el uno al otro, ¿recuerdas? Nos mantendremos fuertes y nadie nos podrá separar.

Se soltó de mi agarre y se sentó en el borde de la acera, mientras observaba un punto fijo en la carretera. Caminé hacia él y me posicioné a su lado, apoyando mi cabeza en su hombro. Los recuerdos que tenía de cómo era mi vida antes de que él apareciera me dejaban estupefacta. Por un lado había sido feliz, sin él mi sufrimiento en la preparatoria jamás habría sucedido. Pero ahora era todo lo contrario, él era mi felicidad. Era todo lo que necesitaba en mi vida. Cada sonrisa, cada momento de alegría, cada risa que solía sacarme...definitivamente no podía alejarme de su lado.

Haber atravesado tantos obstáculos no había sido en vano; tenía tantas razones para ser feliz junto a él y aun así parecía ignorarlas. ¿Por qué no acababa con los secretos que inundaban mi interior? ¿Por qué simplemente no contemplaba su sonrisa y tomaba el valor para soltarlo todo? Quizás...seguía teniendo miedo. Miedo a sufrir. A perderlo.

Lo encontré viéndome a los ojos. Su rostro no mostraba ninguna expresión ahora, ya no tenía lágrimas que amenazaban con deslizarse por sus mejillas ni una pizca de furia contra sí mismo. Era la primera vez que no podía descifrar qué sentía.

— ¿Prometes que no volverás a sufrir por mi culpa? —Susurró, captando mi atención.

Le regalé una sonrisa leve, mientras sentía mis ojos cristalizarse. —Lo prometo.

Una gota de lluvia cayó sobre mi cabeza y miré hacia el cielo, formando una sonrisa en mi rostro. Justin me imitó y también sonrió, volviendo a entrelazar nuestras manos como minutos antes lo había hecho yo. Lo observé esbozar una leve sonrisa, para luego volver mi vista hacia el cielo estrellado.

—Siempre he querido besar bajo la lluvia. —Dijo y volví a mirarlo al instante.

Más no dije nada. Sólo me limité a sonreírle incitándolo a besarme como tanto lo deseábamos. Tomó mi rostro entre sus manos y juntó sus labios con los míos, casi sorprendiéndome. Rogué en mi interior que ese momento jamás acabara, y que cada segundo que pasara con él fuese eterno. Su mano se mantuvo en mi mejilla mientras brindaba leves caricias a ésta. Podía sentir un estallido de cosquillas en mi estómago y una felicidad enorme en mi corazón.

—También te amo. —Solté, viéndolo sonreír de una forma tan nueva y hermosa a la vez.

Era una de esas sonrisas que llenaba mi alma de amor y ternura. La sonrisa que me mantenía fuerte a pesar de todo.

Unas horas después de pasear tomados de la mano, nos decidimos por tomar un taxi e irnos al departamento. Estaba entre volver a casa y darles un beso de buenas noches a papá y a Marie o acompañar a Justin en cada decisión que tomara. La última opción era tentadora, pero necesitaba ver a papá tan sólo unos segundos y gritarle cuanto le agradecía que me hubiese salvado de mi madre. Realmente se lo agradecía.

El taxi frenó frente a mi casa y Justin también bajó, lanzándole unos cuantos dólares al conductor. Me adentré sintiendo una especie de melancolía repentina. Sólo encontré silencio y más silencio; Marie había dejado todo limpio, desde el piso de madera hasta los muebles antiguos que papá aún conservaba.

Le indiqué a Justin que se sentara en el sofá y él me obedeció por primera vez. Subí las escaleras lentamente mientras clavaba mis ojos en las tres puertas que veía: giré el pomo y encontré a papá leyendo un libro que su madre le había otorgado hace muchísimos años, justo antes de su fallecimiento. Me senté en la punta de la cama y él se quitó sus lentes de lectura, sin saber qué hacer o decir.