31. Como perros y gatos (I)

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Los herederos de San Jorge estaban mal vistos en buena parte del Mar de Esferas debido a que la bendición del adalid no entendía de pactos ni convenios y continuaba surtiendo efecto en la Tierra a pesar del exilio de las demás especies. Esto los convertía en unos de los pocos privilegiados con acceso al planeta azul, excepción forzosa que no era del gusto de todos.

Como consecuencia, las habían pasado canutas buscando un hogar donde establecerse tras el Tratado de Paz. Por fortuna para ellos, el cabecilla del Clan Blanco, quien veía inestimables sus conocimientos actualizados de la sociedad humana, les había ofrecido asentarse y educarse en su academia a cambio de obtener un profesor para Antropología.

Por eso los huérfanos reconvertidos en caballeros tenían toda un ala del Palacio Cristalino a su disposición y, aunque parte la ocupase el aula donde impartía clase Georgson, el resto era algo así como su cuartel general. 

Dispuesto en planta de cruz latina al más puro estilo de las catedrales románicas, aquel sitio hacía gala de su propia identidad: Desde las grandes puertas automatizadas de la entrada, a la nave central plagada de mesas de trabajo e instrumental tecnológico, hasta la cabecera de corte religioso capaz de hacer sombra al más soberbio de los templos de la cristiandad. Todo ello, cómo no, repleto de la iconografía particular de los herederos del adalid.

Nunca había llevado ningún animal al matadero, pero probablemente habría tenido una expresión semejante a la de Drake mientras me acompañaba al interior del hábitat de la Orden de San Jorge. Aunque procuraba ocultar cualquier rastro de vacilación, se lo notaba tan tenso como si le hubiese pedido lanzarse a una piscina. 

No hizo falta adentrarnos demasiado para notar cómo saltaban las chispas de desconfianza entre algunos de los caballeros y el dragón. Empujándolo a ignorarlas, nos acercamos a una de las mesas que le daban al lugar un toque a lo laboratorio secreto del gobierno. Allí estaba la meticulosa y reservada Noel Georgsen, trabajando con algún tipo de soldador sobre la parte inferior del peto de una armadura rojiblanca. Siempre me intrigaba observar los medios a la que se veían obligados a recurrir ella y sus hermanos debido a las particularidades de su herencia:

La bendición de San Jorge consistía en un tipo de circuito mágico mezclado con el torrente sanguíneo llamado estigma. En concreto, la sangre del adalid imposibilitaba manipular la existencia de todo lo que tocaba, dotando a sus portadores de una capacidad tan poderosa como peligrosa para ellos mismos, no sólo por estar ligada a un fluido vital, sino también porque les impedía a los herederos desarrollar cualquier tipo de magia propia al margen de la hematokinesis. Debido a ello, habían optado por recurrir a una mezcla de hechicería y tecnología llamada alquimia para abrirse un hueco en el Mar de Esferas; las armaduras, capas ignífugas y muchos otros secretos de su arsenal provenían de allí.

De no haberlo negado Georgson tajantemente durante nuestra presentación, habría llegado a pensar que mi preocupante falta de dominio mágico se debía a ser una de sus hermanas. Eso habría solucionado muchos problemas, aunque por desgracia no era así.

Y justo la palabra "problemas" se dejó leer en los labios de Noel al vernos llegar a su lugar de trabajo.

—Diana, no es por ofender —aclaró con su habitual tono serio—, pero yo que tú sacaría al dragón de aquí antes de que vuelva Gorka.

—Si Georgson tiene algún problema puede decírnoslo a mí o a mi padre a la cara —contesté de forma seca antes de dirigirme al asunto principal— ¿Están William y Georg por aquí?

Sabía de antemano que Georgson no iba a protestar por nuestra intrusión. No le gustaría, pero tampoco alzaría la voz. Según tenía entendido, había dado órdenes a sus hermanos de mantener una actitud pasiva frente a los dragones y sólo actuar en su contra si era en defensa propia. Drake decía que así intentaba hacerse la víctima para ganarse algunas simpatías en caso de estallar un conflicto. Yo daba por buena su opinión, dada mi ignorancia sobre asuntos políticos, pese a parecerme una posición propensa a la autodestrucción.

Dragon Mate ¡YA A LA VENTA!Where stories live. Discover now