38. Juramento de Almas (II)

4.4K 748 350
                                    

—Todo listo —se felicitó Luke dando un par de palmadas—. Ahora, si me disculpáis, voy a pedir permiso para preparar un escenario más acorde a este espectáculo.

Acto seguido, el sonriente demonio se dirigió a la mesa de los profesores al pie del Árbol de la Armonía, aunque intuí que lo hacía más por mera formalidad que por necesidad. Mientras no pusiéramos la vida de nadie en peligro ningún miembro del profesorado intervendría en nuestros problemas. Después de todo, la autosuficiencia era una cualidad imprescindible para los alumnos del Palacio Cristalino.

Por su parte, una introspectiva Reina de las Sardinas sacó de mala gana a Tessa de su escondite y se la llevó junto al resto de su grupo, haciendo apartarse a cualquiera que tuviera la desgracia de estar en su camino. Los gestos serios en su reunión con Halia Panthalassa me hicieron abandonar las esperanzas de volver a pescar en las aguas revueltas de su impulsividad, pues estas se habían calmado por completo ¿Habría obtenido suficiente beneficio de ellas durante mi pesca? No tardaría en averiguarlo.

Pensé en volver yo también con Drake y Georg aprovechando aquel ojo en el huracán de mi conflicto con la semidiosa, pero me vi traicionada por mis propios músculos entumecidos y decidí dejarme caer en el banco más cercano, ocultando a toda costa la inquietud de mi propio cuerpo a la marabunta de ojos que me observaba.

¿Sería nerviosismo lo que sentía? Desde luego no eran dudas, tenía bien claro que había hecho todo lo posible y jugado mis cartas lo mejor que había sabido, revolcarme en lo que podría haber hecho diferente no entraba dentro de mis cualidades.

¿Cansancio? Me faltaba sueño, sí, y el día había sido un vaivén de sorpresas, pero confiaba en exprimir mi batería un poco más. En unos minutos necesitaría hasta la última gota de energía que fuera capaz de generar.

¿Anticipación entonces? Había reducido un problema inmenso al resultado de un duelo cuerpo a cuerpo entre una principiante y una especialista, aunque de casualidad lograse sacar algo de allí el proceso sería una tortura, ¿quién se emocionaría por algo así?

¿Algún efecto secundario del Juramento de Almas quizá?, ¿o tal vez simple y llanamente mied-?

—¡Diana!

Detuve mi autoanálisis al escuchar a Georg Georgsen abrirse paso entre varios grupos de adolescentes en un intento de llegar hasta mí. A pesar de notársele preocupado, había recuperado algo de color y su rostro se veía mucho más vivo que hacía tan sólo unos minutos. 

—Georg, me alegro de ver que has resucitado —bromeé antes de echar en falta a cierto dragón de cabello llameante— ¿Y Drake?

—Creo que se le cruzó algún cable cuando besaste a Drachenblut. Está en nuestra mesa, farfullando y echando humo como una tostadora vieja—contestó conforme recuperaba el aliento—. Tendrás que agenciarte un móvil nuevo, por cierto, el tuyo se le derritió en las manos.

¡Aaah! Por eso se había cortado la llamada.

—Bueno, un pequeño precio a pagar.

Acordándome al mencionarlo, saqué el smartphone de la Orden de mi bolsillo y se lo devolví a su dueño junto a mis cascos. También le entregué algunas runas que guardaba por si acaso las necesitaba, mejor no tener la tentación de emplear algo que significase entregarle mi alma de forma automática a Marina.

—¿A pagar por qué? —Me preguntó Georg, genuinamente preocupado al recibirlos.

Conocía la causa de su preocupación: ni lo de Tessa, ni mi discurso, ni mucho menos pelear con Marina entraban en nuestro plan. Según lo acordado, debería haberme retirado tras activar el círculo, pero él me había visto realizar multitud de apaños de última hora, unos con mejor resultado que otros.

Dragon Mate ¡YA A LA VENTA!Where stories live. Discover now