INTRO. Una reflexión que no se hace todos los días

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Últimamente he estado pensando en que, cuanto más natural se me hace lo sobrenatural, a igual ritmo desaparece la credibilidad de mis vivencias.

Si se me diese por escapar del mundo de locos donde estoy atrapada y lanzar un mensaje a toda la humanidad, si se me fuera la olla hasta el punto de revelar entonces secretos alucinantes que han permanecido ocultos durante siglos y ahora residen en mi poder... Probablemente nadie me creería.

Tampoco es de extrañar: ¿Cómo podría recriminársele a alguien el cubrirse con la gruesa manta del autoengaño cuando se encuentra de improviso frente a entidades y sucesos ajenos a sus creencias más profundas?

Quizá a los teóricos de la conspiración les encantaría mi explicación de un único Tratado (con mayúscula) firmado por seres superiores con la intención de ocultar grandes verdades ancestrales a la humanidad hasta que esté lista para aceptarlas o ser destruida.

Tal vez a algunos sectores religiosos o espirituales les interesasen partes muy concretas de mis afirmaciones. Aunque probablemente se les atragantaría la de que dioses, semidioses, ángeles, demonios y otras fuerzas varias se entretienen en juegos de poder muy diferentes a aquellos escritos en simples textos escritos por manos humanas.

Por supuesto, en cuanto mencionase la palabra "magia", así como a los individuos, imposibilidades científicas y amenazas irracionales que se orbitan a su alrededor, la atención a mi discurso tocaría fondo más rápido que un soplón con zapatos de cemento arrojado al río Hudson.

Mis palabras serían consumidas entre la indiferencia y la avidez por el común de los mortales de la sociedad de la información. Con suerte, quizá resonarían con fuerza durante un día o dos antes de ser opacadas por el siguiente tópico olvidable.

Aunque me centrase en personas  especialmente abiertas de mente, ¿cuántas creerían a pies juntillas a una adolescente de tres al cuarto que aparece literalmente de la nada, haciendo afirmaciones absurdas hasta para ella de las que apenas hay pruebas físicas?

Y, por desgracia, la afirmación de que una humana se ha sumergido en el Mar de Esferas hasta los lugares donde yo lo he hecho tampoco sería fácil de digerir al otro lado del biombo interdimensional.

No estoy culpando a nadie, yo misma era así. Como debería ser.

Sin embargo, nada de lo anterior podría importarme menos a estas alturas. No sólo porque jamás me ha interesado demasiado la opinión de los demás sobre mí, sino porque todos y cada uno de los sentimientos en mi interior me aseguran que, aunque el mundo saltase por los aires mañana a causa de mis acciones, habría valido la pena.

Y eso no es algo que pueda decirse todos los días ¿Verdad?

Dragon Mate ¡YA A LA VENTA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora