Capítulo 13: Todo se resolvió

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Adrien regresó al colegio con una esperanza fuerte de poder ayudar a Marinette, ni siquiera quería imaginar lo que pudo haber pasado por no llegar a tiempo. Pero ella estaba bien y sabía que se repondría. Para su sorpresa, alguien a quién había visto días atrás, estaba en la entrada del colegio. Era George, el asistente del señor William, o como él lo llamaba, el niñero de Marinette. – Señor – llamó Adrien. – Joven Agreste, un gusto conocerlo – Adrien asintió. - ¿Viene por lo de Marinette? – preguntó con interés. – Así es. Su padre está al tanto de lo ocurrido, vengo a hablar con la rectora – explicó George. – Señor, yo hablé con mi padre también y él está dispuesto a ayudar en caso de que no se resuelva algo – mencionó el rubio.

Si no se resuelve nada a favor de la señorita Marinette, tengo órdenes de sacarla de aquí – Adrien se sorprendió. ¿Marinette irse del colegio? ¿Por qué esa idea no le agradaba en lo más mínimo? El que tenía que irse era Alek, no ella. – Señor George, la hermana Nathalie lo espera – avisó una de las monjas. – Con su permiso – dijo George haciendo una reverencia a Adrien. El rubio asintió. – Buenas tardes hermana – saludó George. – Veo que los Dupain se movilizan rápido – mencionó ella. – Cuando se trata de su hija, el señor William no tiene nada qué pensar. Está muy sorprendido por lo ocurrido – dijo George sentándose frente a ella, sólo separados por el escritorio. – No sé qué esperaba el señor Dupain al haber adoptado a una huérfana, debió esperar que algo así pasara – expresó ella. George soltó una risa. – Está sorprendido por la poca educación que se les inculca a sus varones. ¿Un caballero que pretende abusar de una dama? – Contraatacó George.

¿No se supone que está es la mejor academia de Inglaterra? ¿Qué pensaría el duque Agreste al enterarse de esta situación? ¿Qué usted admite muchachos de dudosa reputación? – la hermana Nathalie no se esperaba semejante respuesta. – El joven Rosk no es cualquier persona, pertenece a una de las familias más ricas de Berlín, es un muchacho excepcional, nunca había dado problemas así y casualmente cuando llega la señorita Dupain, esto ocurre. ¿No le parece extraño? – mencionó ella dándole un sorbo al té. – Las apariencias engañan. Para mí es más excepcional el joven Agreste que ese chico – la monja arqueó una ceja. - ¿Qué tiene que ver Adrien en esto? – preguntó confundida. – El chico habló con su padre y tenemos su apoyo, pero no recurriré a él. No es necesario en este caso – George carraspeó. – Parece que usted hermana, olvida el poder de los Dupain en Estados Unidos. El poder que tienen en el mundo. Irónicamente, la familia del joven Rosk tiene todas sus cuentas en los bancos Dupain, básicamente controlan la economía alemana. Imagine el escándalo que se hará en la sociedad, al saber que los lazos económicos se terminaron porque el hijo mayor de los Rosk es un degenerado que no respeta a las mujeres – George sonrió con ventaja.

La hermana Nathalie se quedó sin palabras, no era conveniente dar un paso en falso. – Y sabe, Marinette podrá ser adoptada, pero no es cualquier mujer. Es la heredera de una inmensa fortuna, una joven respetada en sociedad americana que tiene el respaldo de uno de los hombres más ricos del mundo, sin contar con el apoyo de Gabriel Agreste que, para su mala suerte, es su mayor benefactor. El señor William reconoce que el colegio le ha hecho bien a su hija, pero no va a permitir que por ser una niña se le trate de esa manera. O sale Marinette, o sale el señor Rosk – fue el ultimátum de George. – Y recuerde hermana, saliendo Marinette de este colegio, salen los Bourgeois, los Lahiffe y hasta la señorita Cessaire – George tomó su sombrero y se puso de pie. – Tengo órdenes de sacar a Marinette y al resto de aquí, pero le daré un tiempo. Seis de la tarde espero su respuesta en el hotel donde me hospedo. Buenas tardes hermana Nathalie – George salió de la oficina con la tranquilidad que lo caracterizaba.

George – lo llamó Adrien. - ¿Resolvió algo? – preguntó. – No lo sé con certeza, espero la respuesta de la hermana Nathalie esta tarde – respondió. - ¿Cree que la carta de mi padre sirva de algo? – George asintió. – Es probable. Entréguela a la rectora, quizás así razone. De lo contrario Marinette y el resto saldrán de aquí – finalizó y se marchó. Adrien tocó la puerta. – Adelante – escuchó desde adentro. – Adrien – dijo la monja con sorpresa. – Esta carta es de mi padre, tengo su apoyo – dijo extendiéndole el sobre. – Cuánta preocupación por parte de todos sólo por algo como eso – mencionó con molestia y tomando el sobre. - ¿Algo cómo eso? – preguntó Adrien sin comprender. - ¿Le parece poca razón? ¿Qué no es su deber guiar a los chicos a ser caballeros? Parece que sus principios se le olvidan con las donaciones hermana – contraatacó él.

Todo Comenzó en un Barco (Miraculous AU)Where stories live. Discover now