Capítulo 10: Pasados II: Adrien

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Verás... - comenzaba a decir él con un poco de dificultad. – Hace un poco más de 18 años, mi padre dejó Londres y se fue a América, no les tomó importancia a las órdenes de mi abuelo. Llegó a Nueva York, tenía un amigo que era piloto y junto a él, volaban los cielos en los campos – dijo con una leve sonrisa. – Nunca imaginé que a tu padre le gustara la aviación – mencionó Marinette. Adrien asintió. – Una noche, él y su amigo fueron al teatro a ver una obra. Ahí actuó mi madre – ella se sorprendió. – Emilie es tu madre, no me equivoqué – dijo con una leve sonrisa. Adrien la observó algo confundido. - ¿Cómo lo sabes? – preguntó. Ella asintió. – Te pareces mucho a ella. Sus ojos, en la boca. Es una mujer muy hermosa – le aseguró Marinette. Adrien rio. - ¿Me estás diciendo que soy hermoso, pecas? – dijo dándole un toque en la nariz.

¡Eres un engreído! – dijo ella volteándose y cruzando sus brazos. Adrien se soltó a reír. Ella estaba un poco sonrojada y lo miró de perfil, él se encontraba tocando con sus dedos las hebras de césped bajo ellos. Muy a su pesar, eso no se negaba, Adrien era muy atractivo. – Bien, prosigo – dijo riendo. Ella se volteó, quedando nuevamente frente a él. – Esa noche, él quedó sorprendido con su actuación, además con su belleza. Se conocieron y... se enamoraron – dijo con una sonrisa algo amarga. Ella abrió los ojos como platos. – Se casaron y hace casi 17 años, nací yo – Ella lo escuchaba con atención. – Al tiempo, mi abuelo le dijo a mi padre que eligiera. El ducado de los Agreste o a mi madre. Le dijo que me podía quedar con él por ser su primogénito, además de ser varón –

¿Lo decía porque tú heredarías el ducado? – preguntó ella. Adrien asintió. – Por un título que para mí no significa nada – dijo con algo de pesar. – Mi padre se divorció de mi madre por cuidar ese nombre y cuando yo tenía 3 años, me apartó de ella – dijo el rubio abrazando sus piernas. - ¿Tu padre hizo eso? – preguntó ella con asombro. Él asintió. – Mi padre y yo regresamos a Londres y a los meses... él se casó con otra mujer. Una señora inglesa que no tenía nada que ver con mamá, era horrenda no solo en su físico, también en su interior – le explicó. - ¿Ella te trató mal? – le preguntó ella con miedo a escuchar su respuesta.

Adrien asintió. – Como la peor escoria que haya pisado esta tierra – respondió él. – Siempre me refirió que era hijo de una americana indecente, que no era un Agreste y que el que ella se hiciera pasar por mi madre ante la sociedad no cambiaba nada – Marinette sólo lo escuchaba con atención. – Me convertí en un niño rebelde y mi padre me envió aquí desde los 10, me toleran porque mi padre dona demasiado al colegio – Ella rio levemente y él la miró. – Ya te habrían echado si la situación fuera distinta – Adrien asintió con una leve risa. No se sentía tan mal hablando de ese tema con ella, pensaba que ella se lo hacía más sencillo.

Adrien, ¿tú fuiste a verla cuando nos conocimos en el barco? – preguntó ella. El rubio asintió. – Quise verla después 13 años, pero fue un completo error. Ella no me quiso ver la primera vez – respondió con dolor. – Fui a buscarla a su casa, hacía mucho frío, pero creo que ella fue más fría que el mismo invierno. Cuando la miré, quedé sorprendido. Sólo había visto fotos de ella en los periódicos, seguía tan bonita como papá una vez la describió. Me abrazó – dijo recordando con una sonrisa. – Inmediatamente me dijo que no podía regresar a su casa. Que me quería pero que no podía saberse que yo era su hijo. Su carrera se vendría abajo y el nombre de los Agreste también se vería perjudicado –

Al escuchar eso, me sentí un completo idiota por buscarla. No sé qué esperaba de ella – concluyó. – Oye, no eres eso por haberla buscado, tenías ese deseo. Es normal en cualquier persona – le dijo ella acercándose. – Mi relación con mis padres no es buena, no sé de qué sirve que estén – Ella negó. – Adrien, mírame – él conectó sus ojos con los de ella. – Tu madre no quiere perjudicarte más. No quiere que tengas que tomar decisiones difíciles al igual que tu padre. Ella piensa en tu futuro como un Agreste – le dijo con una leve sonrisa. – A mi el ser un duque no me interesa y mi padre lo sabe – dijo esquivo. – Adrien, la sociedad es así. No podemos hacer lo que queramos. Tu padre en cierto modo se preocupa por ti, por tu educación. No tengo dudas de que te quiere y que trata de hacer todo lo posible por estar bien contigo –

Todo Comenzó en un Barco (Miraculous AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora