Capítulo 46: Déjà Vú

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Marinette y Adrien habían llegado a un bonito restaurante en el centro de Nueva York. El rubio no dejaba de ver la hermosa sonrisa pintada en el rostro de su novia, quien parecía encantada con todo lo que miraba ahí.

- ¿Por qué me ves así? - le cuestionó ella. - Me encanta verte sonreír - admitió él. - Y desde que llegamos no dejas de hacerlo. ¿Te gustó el restaurante? - Marinette asintió. - Es precioso. En Chicago hay lugares así, pero no es muy común que salga. Entre las guardias, las prácticas y las clases, a veces sólo tengo tiempo de dormir - explicó.

- Y tú, gatito. ¿Cómo pasas tiempo aquí? - le preguntó. Adrien besó su mano varias veces y comenzó a trazar líneas con su índice en la palma de Marinette. - No estoy tan ocupado como tú - admitió. - Paso parte de mi día en el teatro cuando hay ensayos. De ahí regreso a casa y listo. A excepción de cuando tengo compras que hacer, a lo mucho visito a Kim, un gran amigo del teatro -

- Entonces Adrien Agreste sigue siendo un ermitaño - dijo ella con diversión. Él soltó una suave risa. - Se puede decir que parte de mí no olvida su vida en Londres -

Marinette bajó un poco la mirada. "Londres". Habían pasado varias semanas de su reencuentro con Adrien. Semanas y días en los que se enviaron cartas, muchas cartas. Y no habían tocado aún ese tema. Cuando él se fue. Cuando la dejó sin decir nada.

- ¿Pasa algo, mi lady? - preguntó al ver su cambio de ánimo. - Nada. Sólo... Sólo pensaba en los días del colegio - respondió. - Que aunque no era de mi agrado estar ahí, tú supiste hacer mis días mejores, Adrien -

Él se quedó en silencio. Analizando. Adrien tomó su mano. - Marinette - llamó su atención. - Sé que lo que me respondes es verdad. Pero siento que hay una parte que no quieres decirme. Sabes que puedes hacerlo - levantó su rostro enfocando sus verdes ojos en los azules de ella.

Marinette se mordió el labio. Y la llevaba de perder, pues sabía que a él no podía mentirle. No a Adrien. - ¿Por qué acordaste irte tú del colegio en mi lugar? ¿Qué diste a cambio de que yo me quedara? - preguntó.

Adrien suspiró. - Tenías más de perder tú qué yo. Estaba tan desesperado por ayudarte que recurrí a mi padre, le imploré que te ayudara, pero se negó. Nino y Max intentaron ayudar, pero no pudieron hacer nada. Dijeron que probablemente podías ser repudiada de la familia y yo... -

Adrien desvió su mirada de ella. - Yo no podía permitir eso. No podía dejar que te quedaras sin nada, sin alguien que viera por ti - expresó. Adrien dejó ver una sonrisa algo dura que ella notó. - Incluso... - se detuvo. - ¿Incluso que? - cuestionó Marinette.

- Pensé en dejar todo así y si para recuperar tu honra y la mía, debíamos casarnos, lo hubiera aceptado - admitió. Marinette lo miró con sorpresa. - Pero mi padre no lo habría permitido. Éramos menores de edad y yo dependía de él, tú de tu padre... Todo se complicó -

- Y el abuelo nunca respondió - mencionó ella. Adrien tomó su mano y limpió las lágrimas que amenazaban con salir del rostro de Marinette. - Sé que no fue el mejor modo de actuar, pero... Me alegra que a pesar de lo difícil que fue todo, estemos hoy aquí. Tan contentos, tan enamorados. Sin la atadura de nuestras familias -

Expresó él acariciando su rostro. Marinette sonrió. - Creo que todo valió la pena. Adrien, quiero que sepas que desde que te fuiste del colegio... Yo no dejé de pensar en ti y en volverte a ver. Siempre eras tú mi motivación para no rendirme -

Adrien sonrió con suavidad. - Aún así, sé que no debí dejarte. Tú estuviste a diario en mis pensamientos Marinette, a cada instante, te lo juro. Desde que puse un pie en el barco, mi alma y mi corazón se quedaron contigo. Incluso pensé que estabas en el muelle - dijo con una sonrisa fingida. - Creí que estabas ahí porque escuché tu voz -

Todo Comenzó en un Barco (Miraculous AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora