Capítulo 87: Segunda Oportunidad

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- Ha pasado mucho tiempo, Adrien -
La serena voz de Gabriel taladraba su cabeza y quizás era la única prueba para comprobar que su padre estaba ahí.

En su departamento.

Luego de prácticamente seis años.

Y Adrien podía sentir que el tiempo no había pasado en realidad. Pero no era así. La última vez que vio a su padre, fue cuando tenia diecisiete años. Cuando le pidió ayuda para Marinette y él se negó rotundamente.

- ¿Qué haces aquí? - preguntó el rubio con aparente calma, tomando la mano de Marinette instintivamente.

Gabriel guardó la compostura y dio un delicado sorbo al té caliente frente a él.

- Necesito hablar contigo -

Y con esas tres palabras, era como si Adrien hubiera perdido el hilo. Veía a su padre totalmente ajeno a todo, conectando en su cabeza las ideas. Sintió un leve apretón de Marinette en la mano y la miró de prisa, dándose cuenta que ella le hacía señal de que accediera.

- Si, ah... Claro, hablemos -

- Pero a solas - sentenció Gabriel de pronto.

Se hizo silencio.

- Déjenos solos, señorita - pidió o casi exigió a Marinette.

Y ante tal orden, Adrien frunció el ceño. Sintió la cálida mano de Marinette sobre su mejilla, haciéndolo voltear a ella.

- Iré con la señora del primer piso. Veré cómo siguió de su torcedura de pie - susurró. - Suerte -

Marinette le sonrió y sin decir más, salió del departamento cerrando la puerta tras sí y prácticamente dejando a Adrien a solas con Gabriel.

El mayor lo contemplaba de forma apacible, sin presiones. Y sin imaginar que Adrien sentía las piernas pesadas como para avanzar a él.

- ¿Te apetece una taza de té? Lo preparé yo mismo -

Si esa pregunta era para romper el hielo, estaba bien hecha.

Adrien salió de su trance y caminó hacia la mesa en la que su padre estaba, sirviéndole té como si nada anterior hubiera ocurrido.

- Si, claro. El té... siempre te ha quedado delicioso. Un poco fuerte y ligeramente dulce - mencionó Adrien con una ligera sonrisa y juraría que pudo haber visto una imperceptible sonrisa en su padre.

- No lo bebo de otro modo, ya lo sabes -

Le extendió la taza a Adrien y nuevamente hubo silencio.

- ¿A qué debo tu visita? - preguntó Adrien con algo de torpeza.

- Veo que conseguiste un lugar dónde vivir, aunque no sea muy... de nuestro estilo - respondió, esquivando totalmente la pregunta de su hijo. Adrien exhaló profundo, negando a ante su esquiva.

- Estoy cómodo aquí. Era para lo que tenía cuando recién comencé a vivir solo -

- Creí que seguirías con tu madre -

- Estaba acostumbrado a tener mi espacio y mi privacidad. Además, no hubiera permitido que ella me lo prohibiera - mencionó.

- Estabas acostumbrado - dijo Gabriel sin fijar la vista en Adrien.

- Si tienes algo que decir, sólo dilo - expresó Adrien con voz serena.

- ¿Qué hace esa muchacha aquí contigo? ¿No crees que es algo poco caballeroso que te visite a solas en este lugar? -

Adrien desvió la mirada, esbozando una sonrisa que denotaba lo absurdo de la situación. Si quería llegar a ese asunto, ¿Por qué no lo abordó directamente?

Todo Comenzó en un Barco (Miraculous AU)Where stories live. Discover now