Capítulo 3: La Vieja Alumna

635 60 7
                                    

Marinette se encontraba en su habitación redactando una carta para el Hogar de las Flores, nombre del orfanato donde creció, de ahí el nombre de la colina en el colegio. La noche cubría la ciudad y todo transcurría tranquilamente, hasta que gritos y pasos rápidos se escuchaban por el pasillo. Marinette se sobresaltó y se dirigió al pasillo, chicas dirigiéndose a la entrada del dormitorio, era lo único que alcanzaba a ver. La hermana Lena, una de las monjas, se encontraba retando a alguien. Grande fue la sorpresa de Marinette al darse cuenta que quien había irrumpido en el dormitorio de las chicas, era nada más y nada menos que Adrien Agreste.

Adrien, ¿por qué rompiste esa ventana? – preguntó la monja. El rubio, que al parecer nuevamente estaba algo ebrio, miraba a la nada, como si nadie estuviera ahí. – Es un sinvergüenza – dijo Chloe cruzada de brazos. – De duque no tiene nada – soltó otra chica. La hermana Lena se acercó al chico y tapó su nariz. – Adrien, por Dios santo, ¿acaso hueles a alcohol? – preguntó asustada. Adrien seguía con la misma expresión perdida, pero finalmente habló. - ¿Por qué? ¿Quiere que la convide hermana? – preguntó burlón. La sorpresa se dibujaba en el rostro de todas las chicas, pues jamás habían visto semejante muestra de desfachatez de un chico, que se supone es hijo del duque Agreste.

¿Por qué has entrado a este dormitorio? – preguntó la monja. – De seguro algo nos quería hacer – dijo Chloe. Comentario que Adrien escuchó. El rubio soltó una carcajada. – Señoritas, las veo muy cómicas a todas – dijo a todas las chicas frente a él. - ¿Saben algo? Mejor que en un zoológico – dijo riendo. - ¡Qué modales Adrien! Le diré a la – el rubio interrumpió a la hermana Lena. – Ya sé, se lo dirá a la hermana Natalie – dijo dirigiéndose a la puerta. – No se preocupe hermana, mi papá pagará el vidrio roto – dijo saliendo. El chico regresó. – Buenas noches, animalitos de colegio – dijo sonriendo y marchándose finalmente. – Bien niñas, regresen a sus habitaciones – ordenó la hermana Lena, dando por concluido el incidente con Adrien.

Sabrina estaba subiendo las escaleras cuando Marinette la llamó. – Hola Sabrina, ¿cómo estás? – preguntó a la chica. – Bien, pero tengo que estudiar, adiós Marinette – dijo subiendo con rapidez. Chloe y sus amigas se quedaron ahí, con gesto de superioridad. "De seguro Chloe le prohibió hablarme", pensó Marinette para sí misma. Sacudió su cabeza y se fue a la habitación. Al entrar, una mujer de avanzada edad la estaba esperando. - ¡Sabrina, llegó tu abuela! – dijo la mujer con emoción. Acomodó sus gafas. – Tú no eres mi nieta Sabrina – dijo la mujer inspeccionando a la azabache. Ella negó. – El cuarto de Sabrina está al lado – dijo Marinette. – Yo la llevaré señora, déjeme ayudarle – la mujer asintió agradecida y se dirigieron a la habitación de Sabrina.

Ambas entraron. – Marinette ¿qué...? – el color de piel de Sabrina se volvió más pálido de lo que ya era al ver a la mujer entrando. - ¡Hola Brina! – saludó la anciana feliz. - ¡Abuela! – Sabrina casi se desmaya del susto. - ¿Qué haces aquí? – preguntó. – Vine a visitarte – respondió. – Colgaré la ropa para que no se arrugue – dijo acercándose al clóset. – Deberías estar feliz de que tu abuela venga a visitarte Sabrina – le dijo Marinette con una sonrisa. - ¿Estás loca Marinette? ¡No tienes idea de lo que puede pasar si la descubren! – dijo asustada. La abuela se acercó a ella. – Tu corazón late muy fuerte Brina – le dijo la mujer. - ¡No puedes quedarte aquí abuela, mis amigas vendrán y te verán! – insistió Sabrina. - ¿Por qué no dejas que se quede conmigo? ¿Le gustaría señora? – sugirió Marinette. – A mí nadie me visita, estará bien – le dijo con una sonrisa.

La mujer asintió. – Acepto, si me quedó aquí a Brina le dará un infarto – dijo riendo. – Mi nombre es Jane – se presentó la mujer. – Yo soy Marinette – se presentó la azabache mientras cargaba la maleta de Jane. – Lindo nombre – dijo Jane. Ambas llegaron a la habitación y Marinette preparó la cama para la señora. - ¿Por qué no tienes amigas como las otras chicas? – preguntó Jane. Marinette alzó los hombros. – No es que no las tenga, ellas... sólo se alejan – respondió con simplicidad. – Pero no es algo que me interese – respondió con una sonrisa. Si algo tenía Marinette era la seguridad en sí misma, no dejaba que nada la derrumbara fácilmente. – Me parece un lindo pensamiento, un tanto rebelde para las chicas de tu edad – le dijo Jane.

Todo Comenzó en un Barco (Miraculous AU)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin