Capítulo 57: Romeo

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Los nervios recorrían a Adrien, en cualquier instante venían a avisarle que la primera llamada en el teatro había sido dada. Y la segunda. Y la tercera. Estaba a un paso de la que él consideraba, era su noche de éxito, el ascenso en su carrera. 

- Adrien - lo llamaron. - ¿Qué se le ofrece? - preguntó sereno. El tipo de la entrada se adentró a su camerino. - Hay una fanática que dice que - 

- No, no pienso recibir visitas ni pienso dar autógrafos. No quiero ver a nadie ahora - respondió evasivo. Y era que a veces la insistencia de las fanáticas, jóvenes y no tan jóvenes, lo cansaba y fastidiaba. 

- De acuerdo - respondió el empleado dejándolo solo con la misma rapidez con la que llegó. Unos minutos después, llegó el anuncio que esperaba. - Adrien, están por informar de la primera llamada. Te necesitan tras el escenario en unos 15 minutos, ¿bueno? - le informó Susie. 

- Muchas gracias - respondió algo tenso. - Todo saldrá bien, debes tener fe. Tienes que lucirte ante tu chica - dijo ella palmeando su espalda con una sonrisa. Adrien sonrió. - Ella llegó ayer a la ciudad, ¿Sabe? De seguro ya está en su asiento - 

- Supongo le diste uno de los mejores - supuso ella. - Le di el mejor palco, el del segundo piso que queda de frente al escenario. Estará sola ahí, pero sé que aún así, me deseará toda la suerte del mundo - dijo con una sonrisa. 

Ella lo miró extraña. - Cariño, no es por preocuparte, pero... No había nadie ahí cuando recorrí los pasillos - confesó ella. Adrien la miró con sorpresa. - ¿Marinette no está? - preguntó con desilusión. 

Y ni siquiera dejó que ella le respondiera que él salió con rapidez del camerino en dirección hacia los palcos. Daba gracias en ese momento que todos los ricos se dieran tanta importancia al ocupar desde ya sus respectivos asientos. Pero nadie de ellos le importaba, sólo Marinette. 

Si algo le hubiera ocurrido, yo lo sabría. Debe haber otra razón. Pensó con preocupación. Abrió la puerta que daba al palco donde ella estaría. Vacío. 

Mordiendo su labio con ansiedad, fue hacia la entrada. Para su suerte, estaba con poca gente. Buscaba con la mirada a Marinette desesperado por al menos hallarla ahí, deseando que fuera un simple retraso el que justificara su ausencia. Y no otra cosa. 

Otra cosa como lo de Kagami por ejemplo. Sacudió su cabeza ante tal pensamiento. No, Marinette... Marinette no me dejaría. Ni yo a ella. Suspiró intentando concentrarse. 

- No me pienso ir de aquí hasta no ver a Adrien - esa dulce y molesta voz lo hizo voltear. Y era que intentaban sacar a la azabache de ahí. A su azabache. 

- Señorita, nos está metiendo en problemas. Fui al camerino y él no quiso verla - se justificó un empleado. - Estoy totalmente segura que ni siquiera se esforzó en decirle quién era - 

- No me toque - se quejó Marinette. - Basta, ¿Qué ocurre aquí? - cuestionó Adrien con firmeza. 

- Quiere entrar y no tiene el pase, señor Agreste - respondió un joven. 

- Permítale la entrada, es mi invitada - expresó él prácticamente quitándoles a Marinette. - ¿Estás bien? - susurró. Ella asintió aun algo asustada. 

- Señor Agreste, nos meterá en problemas debido a esto y - el rubio la interrumpió. - La señorita tiene una invitación formal de mi parte. Cualquier problema causado lo asumiré yo, no se preocupe - 

- Pero - Adrien se impacientó. - Ella viene conmigo y conmigo se queda, es mi última palabra. ¿Entendido? - preguntó con dureza. La misma dureza y antipatía con la que Marinette lo había conocido. Y eso lejos de asustarla, la hizo sonreír con suavidad. 

Todo Comenzó en un Barco (Miraculous AU)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant