Capítulo 48: Amnesia

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Marinette se quedó paralizada al darse cuenta de su descubrimiento. - Thomas está aquí - susurró incrédula. Tenía mucho tiempo sin saber de él. 

- ¡Enfermera Dupain, dese prisa! - le gritó el doctor. Sacudió su cabeza y se dirigió a asistirlo en quirófano. Ya habría tiempo después para aclarar todo lo que ella quisiera. Unas cuántas horas después, la cirugía terminó. 

- ¿Él se pondrá bien? - preguntó Marinette al doctor mientras se quitaba la ropa de cirugía. - Lo hará, su herida en la pierna podrá sanar pronto - explicó. - ¿Qué cree que le pasó? - preguntó. - Probablemente una víctima más de la guerra. Al saberlo de este país, quizás decidieron enviarlo de regreso. Podría ser un civil más o un soldado - respondió. 

Sólo le quedaba esperar unas horas a que él despertara. O quizás era mejor verlo hasta la mañana siguiente. 

Se dirigió a su habitación ya altas horas de la noche. Se dio un baño con agua tibia y se puso un camisón. La tristeza invadió su rostro al ver nuevamente la cama de al lado vacía. Había pasado más de un mes y ninguna noticia de Lila habían recibido. "Sólo deseo que esté bien". Pensó metiéndose entre las sábanas. 

Y ese era el pensamiento que mejoraba sus noches a diario. Marinette prefería pensar que Lila no quería escribirles o que el correo de verdad era tan inestable que no permitían pasar carteros a las zonas de guerra. 

No quería pensar en que algo ya le hubiera pasado. Era mejor tener la mente positiva.

Y nuevamente sus pensamientos volvieron a Thomas. Examinándolo en cirugía, comprobó que era él. - ¿Dónde habrás estado todo este tiempo, Thomas? -

Y recordó que la última vez que supo de él, fue en aquel famoso viaje que tuvo a África. Durante el otoño de 1912.

Sonrió al recordar que tenía unas semanas siendo novia de Adrien y se había enojado con él días antes. Acarició sus labios con suavidad al recordar cómo Adrien la besó después de pedirle perdón.

Y cómo arreglaron todo siendo honestos. La carta de Thomas que releyeron cerca uno del otro y tomados de la mano después.

Cuatro años habían pasado de eso. Parecía poco, pero efectivamente, cuatro años desde que dejó de ver a Thomas. Cuatro años desde que se separó de Adrien.

- Gracias Dios mío por haberlos encontrado a ambos - dijo con una suave sonrisa.

A la mañana siguiente, se levantó más temprano de lo usual y se dirigió a la recepción.

- Beatrice, ¿Sabes en dónde pusieron al paciente que llegó ayer? El que venía de Europa - preguntó. - ¿El castaño? - Marinette asintió.

- En el cuarto cero - respondió. Marinette abrió los ojos con sorpresa. - ¿E-en el cero? ¿Por qué? - preguntó aterrada. El cuarto cero era la única habitación del hospital que no estaba arreglada igual que los demás.

Era utilizada usualmente para guardar cosas viejas. Sólo para eso. - Porque no saben quién es, él aún no despierta y nos informaron que se puso algo violento antes de que lo trajeran aquí -

- No puede estar cerca de los otros pacientes - explicó. Marinette sintió como algo la quemaba por dentro. "¿Violento? Thomas no es violento". Pensó.

Agradeció y se marchó. - Tengo que verlo y hablar con él, a mi no me hará daño - decidió.

Algo intranquila, fue hacia aquella habitación, apartada del resto de los pacientes. El pasillo se le hacía más largo a cada instante y escuchaba el taconeo de sus zapatos.

Todo Comenzó en un Barco (Miraculous AU)Where stories live. Discover now