De vuelta al apocalipsis: El renacimiento de Bai Jing

Capítulo 72

El tiempo pasó rápido, y mientras estaban ocupados, ya habían pasado tres meses. El clima mejoró gradualmente, el hielo y la nieve comenzaron a mostrar signos de derretirse. Los que estaban en la base miraron y vitorearon, pero Bai Jing solo sintió que su corazón se volvía pesado a medida que dedicaba más y más esfuerzo a practicar sus habilidades.

Xiao Sa estaba angustiado al verlo, pero tampoco sabía cómo consolarlo. Sabía que Xiao Jing estaba ansioso por volverse más fuerte, al igual que él. Vio que el clima se hacía más cálido y escuchó los informes de radio, y supo lo que estaba sucediendo en otros lugares. Comprendió muy bien en su corazón que no les quedaban muchos días de paz.

Desde que la nieve comenzó a derretirse y los autos podían conducir, muchas personas habían comenzado a abandonar la base sin que Xiao Sa tuviera que limpiarlos. Liu Wanfa también trajo a su gente y abandonó la base con arrogancia, haciendo un gran evento y entrecerrando los ojos mientras miraba a Yang Wenhua.

Los residentes locales no podían esperar para empacar sus cosas e irse a toda prisa, con la esperanza de ponerse al día con el cultivo de cereales de esta temporada cuando regresen.

Bai Jing miró con frialdad, lástima en sus ojos. Ninguno de ellos podía saber que después del bautismo de fuertes nevadas, el suelo se había deteriorado y no se podían plantar cultivos en los campos. Cuando el clima realmente se calentó, la luz del sol no trajo esperanza, sino capa tras capa de desesperación. Sin un entorno de vida seguro, esas personas seguramente morirían.

Bai Jing miró con indiferencia y no dijo nada. Descubrió que después de su renacimiento, su corazón se había vuelto tan duro y frío como el hierro y la piedra.

Bajo la tenue luz del sol, la bulliciosa escena que tenía lugar durante el período de nieve estaba ausente. La base se volvió fría y vacía, y lo único por lo que podían estar agradecidos era que la muralla de la ciudad se había completado más de la mitad, las casas en las afueras de la ciudad estaban casi todas construidas y solo necesitaban algunas terminaciones, y siempre que trabajaron un poco más duro, todo estaría terminado en unas pocas docenas de días.

Mientras tanto, no mucho después de que Xiao Sa subiera al nivel dos, Cao Lei también lo hizo. Con la ayuda del agua de manantial de Bai Jing, otros siete del grupo de Chen Dawei y cinco de los subordinados de Xiao Sa también desarrollaron habilidades. Yang Wenhua estaba muy envidioso: de sus doce subordinados, solo siete habían desarrollado habilidades. Entre Xiao Sa y Bai Jing combinados, su poder realmente los clasificó como la fuerza más fuerte en la base.

Bai Jing estaba ocupado practicando sus habilidades, y Xiao Sa tampoco estaba inactivo. Ordenó a todos sus subordinados que no estaban de patrulla que salieran y recogieran materiales todos los días. También pidió a los poderes terrestres que aceleraran la construcción de un túnel secreto de tres kilómetros que conducía fuera de la base. La entrada se construyó debajo del apartamento donde vivían. Un conejo astuto tenía tres madrigueras; nunca se dejaría a sí mismo con un solo camino de retirada.

Ese día, los dos acababan de regresar de su viaje al exterior y entraron a la base cuando descubrieron que la atmósfera era pesada. También parecía haber muchas caras nuevas, con mucha gente parada en el área de aislamiento fuera de las puertas. Los guardias de la puerta estaban demasiado ocupados con todo.

Bai Jing frunció el ceño. No habían visto a nadie en el camino, ni habían escuchado nada inusual. Por supuesto, esto no descartó que pudieran haberse acercado desde una carretera diferente.

Para cuando llegaron a la oficina, Xie Minhang ya había estado esperando durante mucho tiempo, su expresión era pesada. El corazón de Bai Jing también se puso ansioso. Sabía que sus días tranquilos no durarían mucho, pero no esperaba que el final llegara tan rápido.