De vuelta al apocalipsis: El renacimiento de Bai Jing

Capítulo 18 - Turismo

A mediados de la luna de diciembre, Lin Zhefeng envió una carta, diciéndole que llegaría a casa en unos días. La pareja de ancianos estaba radiante de alegría, preparándose para la fiesta de bienvenida de su hijo, como tocino, salchichas, pollo y cerdo sacrificados. Bai Jing estaba tan envidioso, luego se enteró de que Lin Zhefeng no era el hijo de Lin, pero sus sentimientos eran mejores que los de un biológico, mejor que el que bien podría nunca tener un padre.　

Lin Zhefeng fue adoptado por los Lin cuando tenía seis años. Sus padres murieron temprano, y él había sido empujado entre parientes uno tras otro sin nadie a quien le importara. La vieja pareja de casados ​​se compadeció de él y decidió adoptar a aquel que pudiera llenar su vacío. Querían tener un nieto, pero Zhefeng, de seis años, ya tenía su propia idea. Recordó que sus propios abuelos no lo querían y lo condenaron a llamar a la pareja de ancianos padre y madre. La vieja pareja de casados ​​se sintió impotente, pero también amaba más al niño. Que sea padre y madre, la idea de tener un hijo fue buena, y pasaron más de diez años.　

Lin Zhefeng también fue prometedor. Con un espíritu obstinado, se graduó de la escuela de su ciudad, tomó un examen para llegar a la Escuela de Medicina de la Ciudad H y fue una sensación en su pueblo durante mucho tiempo. Cuando sus propios parientes malos intentaron quedarse con él, Lin Zhefeng los ahuyentó a todos. El niño sabía exactamente a quién amar u odiar. Bai Jing estuvo de acuerdo con eso. Mientras su mente no fuera pegada, proteger y salvar a la pareja Lin debería ser mucho más fácil en el apocalipsis.

De hecho, él realmente era una persona egoísta. Estaba pensando en ayudar a los dos ancianos Lin, pero tenía miedo. Temía la bondad incondicional de Lin. Cuando vieron a algún individuo y quisieron salvarlo, ¿qué haría él con ellos?

Bai Jing los respetaba mucho y trataría de cambiar su forma de pensar. Pero si todavía no funcionaba, Bai Jing se rendiría. Apreciaba la vida renacida, y aunque sería amigo de la pareja Lin, la vida y la muerte de otras personas no tenían nada que ver con él. No le importaría el rescate. Este mundo estaba lleno de seres humanos, y nadie podía salvarlos a todos. Pero con la mente clara de Lin Zhefeng, la pareja de ancianos no debe confundirse.

En el 19 de diciembre lunar, el cielo estaba lleno de copos de nieve, la montaña era completamente blanca. Lin Zhefeng llevaba un grueso abrigo de piel, con varias parcelas grandes mientras tropezaba de regreso a casa. No mostró sorpresa cuando vio invitados en casa. Él sonrió y saludó, yendo rápidamente a buscar a su padre y su madre.　

La vieja pareja estaba muy feliz, rápidamente acercándolo al fuego para buscar calor, mirando a su hijo sin parar, juzgando ocupadamente su apariencia. De todos modos, la casa estaba llena de alegría, como si tuvieran mucho de qué hablar. Bai Jing no los molestó, y como no tenía nada más que hacer, preparó una comida en la cocina. Después de unos meses de entrenamiento, su cocina no era comparable al pasado, y alrededor de una hora más tarde, una comida completa estaba lista. 。　

Durante la comida, Lin Zhefeng también trajo muchos regalos, no solo para la pareja de ancianos, sino que incluso preparó algunos para los tres. Bai Jing se sintió avergonzado; Había estado en casa de los Lin durante tanto tiempo y no les había traído nada. Siempre había habido alguien para darle regalos, pero en cuanto a los regalos a los demás, parecía que nunca había pensado en eso.　

Mientras conversaba, Lin Zhefeng prometió llevar a la pareja a hacer turismo en la ciudad. La pareja de ancianos vivió en las montañas durante toda su vida, y ahora que tenía buena fortuna, también quería aportar la visión de la pareja. También persuadió a Bai Jing para que dejara de estar cerca de casa. El poder de la fuerza interna no sobresalió de la noche a la mañana; la prisa derrocha, también le aconseja salir y moverse.