De vuelta al apocalipsis: El renacimiento de Bai Jing

Capítulo 85

A Bai Jing no le importaba de una forma u otra. Xiao Sa se sentó casualmente y dijo: "Haremos lo que sugieres".

Desde que pasaron estos días y noches en la carretera, casi todo se había hecho de acuerdo con los arreglos de Zhang Qiucheng. Xiao Sa podía decir claramente que este hombre era como un demonio. Desafortunadamente, su personalidad era demasiado extrema y estaba muy feliz de que Bai Jing hubiera enviado este desastre lejos. Solo podía estar de acuerdo en secreto en que Bai Jing había hecho un movimiento inteligente: Zhang Qiucheng era un gran problema.

Zhang Qiucheng asintió con indiferencia, como si hubiera esperado la respuesta de Xiao Sa, y continuó diciendo: "Solo hay un camino que conduce desde Phoenix Mountain a la Ciudad B, y está en el valle entre dos grandes cañones. Podemos preparar una emboscada allí y dividir a nuestros hombres en dos grupos. Uno estará en la luz mientras que el otro se moverá en la oscuridad. El primer grupo los interceptará en el camino, instalando bombas con anticipación, mientras que el segundo grupo se esconderá y esperará para emboscar y matar si surge la necesidad. Pero con respecto a los asesinatos, el general Xiao también debería saber que solo tengo una mafia bajo mi mando..."

Las palabras de Zhang Qiucheng se detuvieron allí. Xiao Sa pensó un poco y entendió el significado de sus palabras. Sabía que Zhang Qiucheng quería probar su fuerza, así que casualmente dijo: "Xiao Jing y yo podemos manejarlo".

Zhang Qiucheng siempre había sido una escoria y era bueno en la tolerancia. Había intentado todos los medios posibles para probarlos recientemente, pero probablemente estaba casi en su límite. Era una buena idea dejarle ver un poco de su fuerza; al tratar con personas así, además de tener intereses similares, la única otra forma era reprimirlos era con la fuerza. En lugar de cooperar, también podría infundir algo de miedo en su corazón.

"Puedo estar seguro ahora de que el general Xiao ha dicho esas palabras". Zhang Qiucheng sonrió y luego comenzó a discutir los detalles con sus subordinados sobre si debían realizar una emboscada, cómo preparar una emboscada, cómo instalar bombas para no para atraer la atención y cómo evitar la detección por parte de los usuarios de habilidades psíquicas.

A pesar del aparente descuido de Xiao Sa, de hecho, sus oídos se animaron mientras escuchaba con atención. De hecho, estaba un poco avergonzado de cuán grande era la brecha entre él y Zhang Qiucheng. El resultado final de su discusión fue que Xiao Sa y Bai Jing estarían a la espera del asesinato, y un grupo de más de 300 personas interceptaría desde el frente. Se dividieron en tres grupos; uno proporcionaría protección e instalaría bombas, mientras que otro crearía confusión a propósito. Zhang Qiucheng lideraría un grupo que se escondería y esperaría oportunidades. Para ser honesto, los que cargaban desde el frente no eran más que carne de cañón. Este tipo de plan estaba seguro de tener éxito, pero requería sacrificios. Xiao Sa sabía que no era un buen hombre, pero su corazón aún se estremecía cuando se enfrentó a una decisión tan insensible.

"No tengo objeciones". Xiao Sa habló con indiferencia, a pesar del tema pesado. Las intenciones de Zhang Qiucheng eran obvias. Con preparativos como estos, creía que esta persona los traicionaría sin vacilar si él y Bai Jing no podían mantenerse con vida.

Esa noche fue una noche de insomnio. Al día siguiente, el grupo recorrió el camino de la montaña. Las montañas estaban llenas de frondosos árboles, y muchos animales mutantes, serpientes, insectos, ratas y hormigas las atacaban incesantemente de vez en cuando. Llegaron a la entrada del túnel por la tarde, pero debido a un terremoto, las rocas del interior se habían derrumbado y el paso ya no era viable. El interior estaba completamente oscuro a primera vista, vacío, silencioso y sofocante. Parados en la entrada del túnel, podían escuchar los gimoteos ecos del viento en sus oídos.