五十一

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Finalizando el desayuno bajo la sombra fresca de los árboles, You Wen siguió al Segundo Príncipe y al Joven Maestro por un recodo oculto entre las enredaderas, a medio camino, se alzaba una hilera de escaleras de piedra y un puente hecho naturalmente con ramas y raíces.

─Sé que nadie puede superar el rango del Consorte Imperial, pero debe tomar en cuenta que si nuestros visitantes se enteran que estará en el Palacio y no tuvo el mínimo interés...

─Acabo de salir de un ciclo de meditación, hay muchos asuntos que debo resolver todavía. No soy un príncipe ocioso, aunque son extranjeros, deben conocer el proverbio que dice: "El dragón inmóvil en las aguas profundas, es presa de los cangrejos"*.

─Yo conozco uno que reza: "Es más fácil variar el curso de un río que el carácter de un hombre"* ─susurró su mano derecha negando, poco a poco fue agrandando la distancia entre la pareja y él. Era incómodo ser un farol*, empeoraba por la abundante comida para perro frente a sus ojos.

Recordó la ocasión en la que fueron al banquete en la Villa del Inmortal Dong Bin luego de arreglar el compromiso con el hada floral; el fénix y XiùQiú Huā dieron un paseo por el jardín principal, los acompañó junto a la doncella del hada siguiéndolos a una distancia considerable para darles privacidad, pero pudieron ver la incómoda interacción. No hablaron mucho, y You Wen creía que el silencio también era bueno, una pareja no tiene que estar todo el día charlando para hallar la felicidad; sin embargo, en ese caso también parecía poco natural. La postura de Zheng Guo era la de un ave en alerta, no la de un fénix cortejando a su pareja; XiùQiú Huā sonrió y peinó su cabello endulzando su voz hasta casi convertirla en un sonido de brisa, calculando tanto cada movimiento que seguro al regresar, estaría totalmente fatigada y con el cabello enredado. ¿Cuándo la niña que los Ocho Inmortales pusieron en sus ojos tendría que esforzarse tanto en gustarle a alguien? ¿No siempre estaban todos halagándola con sólo verla sonreír un poco o decir alguna frase al azar?

Ahora miraba al Segundo Príncipe y juró que en cualquier momento se convertiría en su forma de fénix para hacer una danza de apareamiento, volando alrededor, agitando sus alas para mostrarse en toda su gloria mientras emitía un canto especial... si el cortejo iba bien, mostraría el nido confortable que en este caso era el Palacio Sur al que casualmente se dirigían. Mismo que se arregló dos veces para el humano. Muchas cosas cobraron sentido en su mente, el Segundo Príncipe dijo algo cierto el día que sacó la capa alba: si el Joven Maestro ingresaba al Palacio Sur, no lo dejaría ir nunca más.

Se preguntó si el muchacho era consciente de eso, parecía muy joven e inexperto.

Jungkook tomó de la mano a Taehyung ignorando los profundos pensamientos de You Wen, con su pulgar acarició los dedos ajenos enviando extrañas cosquillas al corazón del castañito que sonrió ligeramente y sintió que flotaba, tanto que dio un traspié.

─Cuidado, TaeTae ─dijo el dios del fuego tomándolo de la cintura, adoró ver el brillo en los ojitos contrarios y el tono arrebolado en sus mejillas.

─Sólo me distraje un poquito ─contestó Taehyung lamiendo sus belfos, seguía aturdido pero también feliz de ser sostenido así. Al devolver la intensa mirada del dios del matrimonio, se dio cuenta que esos dos ojos oscuros como la tinta no se separaron de su boca, parecía que Zheng Guo tomó su acción como una táctica de seducción o algo parecido. ¡¿Volvería a besarlo profundamente hasta que sus lenguas se encontraran?! Todo su cuerpo se estremeció y humedeció sus labios de nuevo.

You Wen, a cuatro chi de ellos, entendió por qué el qilin salió corriendo. Quiso reducir su presencia hasta hacerla más pequeña que un mosquito.

─Voy a besarte mucho, polluelo revoltoso ─amenazó Jungkook en los labios ajenos, mientras se inclinaba para poder cumplir su anhelo, sentía que podría quedarse ahí parado en medio del bosque besando a Taehyung por siempre, sus brazos acercaron más el cuerpo que sostenían, casi alzándolo para que el espacio no existiera.

HILO DE SANGRE - KOOKTAEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora