一百零一

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La tarde de ese mismo día, aprovechando la siesta del polluelo, el Segundo Príncipe, la Dama Yun, un grupo de sirvientes y un par de guardias partieron a la Villa de las Candidatas con varios cofres sellados, algunos espectadores especularon que se trataba del cortejo hacia alguna o algún afortunado por la solemnidad de la marcha. Al arribar al lugar, se convocó a todos los habitantes del recinto al patio principal para dar a conocer un mensaje, los sirvientes no tardaron en alistar a sus amos poniéndoles hermosos accesorios, los candidatos salieron apresurados pensando que tal vez el momento de la selección por fin había llegado pasando por alto el inesperado aviso de reunión.

Muchos se sonrojaron viendo de reojo al fénix que se hallaba ajeno a la escena bebiendo un poco de té bajo la sombra, esperando robar su atención, imaginando que reemplazarían al Señor Principal y que toda la atención de un amante como era el Guardián Sur se centraba en ellos con todos los beneficios que ello conllevaba. La boda del Primer Príncipe alentó los pensamientos de que su hermano menor seguiría sus pasos.

La Dama Yun tragó pesado notando el peso de las expectativas ajeneas sobre ella, como si la decisión fuera suya o pudiera influir en el dios del fuego, pero ella ni siquiera pertenecía al Palacio Sur y su señor actual era el tan envidiado tesoro del fénix.

─Sé que muchos están ansiosos porque cree un harem, ya sea porque buscan poder o la riqueza del tesoro de mi palacio. Sus familias los enviaron con el pretexto de servirme, de darme hijos... enviaron tanto a hombres como a mujeres. Decidí permanecer en silencio viendo cómo conspiraban dando por sentado que seguiría el ejemplo de mi hermano, mucho más ahora que el Señor Principal del Territorio Sur fue atacado, pero han subestimado mi determinación. No pienso formar ningún harem, ni ahora ni en el futuro, así que los invito a retirarse ─enunció con firmeza.

─ ¡Mi Señor, si usted me aleja ya no quiero vivir! ─lloró un joven siendo sostenido por sus sirvientes.

─Yo tampoco, Su Alteza Real ─siguió una fémina.

El lugar se convirtió en un mar de lamentos.

─A todos los que estén dispuestos a irse de inmediato, se les concederá una bolsa de esferas espirituales y lingotes de plata.

A pesar de la aclaración de la Dama Yun, nadie se movió ni un poco, como si todo lo dicho no influyera en ellos, así, se tuvo que mandar por las jarras de vino que se sirvió con rapidez en varias copas que se entregaron a la larga fila de personas que parecían salidas de un funeral.

─ ¿Qué es esto? ─dudó la hija de un general de rango medio.

─Ya que se niegan a abandonarme y dicen que la muerte es la única opción, decidí considerar sus sentimientos. Puedes morir en lugar de partir ─explicó Zheng Guo mirando al chico que empezó el desorden.

─ ¿Q-Qué? ─dubitó sin comprender.

─O se van o beben el vino envenenado ─zanjó la Dama Yun mientras el Rey de las Aves se retiraba sin mirar atrás.

La noticia conmocionó a los presentes que quisieron detenerlo, mas, los guardias dispersaron a la multitud sin problema. Después de todo, eran órdenes directas del fénix.

La Dama Yun siguió su camino por el corredor, se detuvo a unos chi de la puerta de la alcoba de Raga sacando un pañuelo perfumado que ató en su rostro para cubrir su nariz y su boca, dejó que las doncellas que la seguían también lo hicieran antes de avanzar.

En medio de la estancia, Raga estaba sentada con sus mejores prendas y joyas ardiendo en rabia por la declinación del Señor Principal, al ver a la Dama Yun presentar sus saludos, no le tomó importancia hasta notar el pañuelo que le tapaba el rostro.

HILO DE SANGRE - KOOKTAEWhere stories live. Discover now