八十四

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Los dioses se despidieron de la Familia Real, la estrella dudó un poco buscando la mirada del dios del fuego, al verlo asentir, también hizo una reverencia antes de dirigirse a la salida, sus manitos ocultas en el hanfu brocado apretaron la tela de sus mangas sintiéndose fuera de lugar hasta que encontró a la Dama Peng esperándolo.

─Saludos al Joven Maestro ─dijo la fémina con alegría.

─Buenos días, Dama Peng.

─Si me permite, lo acompañaré mientras la familia real resuelve sus asuntos.

El castañito aceptó con buen ánimo, fue guiado hacia una bella carroza del Territorio Sur, cuando estaba por subir, un sirviente bajo la princesa Raga se adelantó hacia ellos.

─ ¿Qué sucede? ─interrogó la Dama Peng cubriendo al Joven Maestro, el duque meridional también se acercó.

─La Princesa Ra-...q-quiero decir, la Señora Menor de Comportamiento Cultivado quisiera que la acompañe a charlar ─explicó.

Desde los tules del palanquín, Raga asomó su rostro curiosa por el juguete masculino que el Segundo Príncipe siempre llevaba a su lado, antes de emprender su viaje al Reino de la Dicha Pura, la bodhisattva Tuo Luo ya le había contado ciertos rumores que los espías lograron obtener de la boca de los habitantes del Territorio Sur, no pudo lograr verle todo el rostro pero su belleza era innegable. También le indicaron que no era simple en absoluto.

Estaba ansiosa por juzgar por sí misma el tipo de encanto que haría caer a un príncipe celestial.

─ ¿Desea ir, Joven Maestro? ─preguntó You Wen parándose a su lado, después del casi fatídico desenlace con las grullas damisela, decidió estar alerta. El Rey de las Aves lo perdonó una vez, la segunda no sería benevolente con su pobre alma y no quería reencarnar tan pronto. Guan Ting y la inmortal Yi Fei avanzaron mirándose con recelo.

Como si hubiera tiempo para sus enredos.

─Saludos, Joven Maestro, ha pasado algún tiempo ─Yi Fei hizo una graciosa reverencia, su delicada belleza alegraba a todo el que la viera.

─Según mis funciones, debo escoltarlo, Joven Maestro ─Guan Ting se irguió tan alto como un árbol mostrando un aire confiable aunque algo aterrador como digno sobrino de un dios de la guerra.

La Dama Peng pudo notar la duda en el rostro de la estrella, carraspeó sonriendo como una flor, repasó al triángulo amoroso sin borrarla ni cuando pilló a la princesa Raga espiándolos.

─Su Alteza Real el Consorte Imperial me ordenó entretener al Joven Maestro hasta que se desocupe, espero que transmita el mensaje a la Señora Menor de Comportamiento Cultivado. ─Sacó una ficha preciosa con el grabado de una peonía perteneciente a la Segunda Mansión del Palacio de Jade.

¿Cómo ignoraría el peso de esa ficha? Todo el cortejo había sido instruido para no dar ningún paso en falso.

─ ¿Podemos unirnos a ustedes, Joven Maestro? ─La Señora Menor avanzó desde la plataforma que le pusieron para que bajara del palanquín, su servidora personal la apoyó del brazo hacia adelante.

─Tenga cuidado, Mi Señora ─dijo la doncella temerosa que la princesa siquiera sufriera algún rasguño.

─No interferiremos con los asuntos de Su Alteza Real, el Consorte Imperial.

Viniendo de la misma princesa Raga fue difícil negarse, los pocos dioses que no se retiraron anotaron en sus corazones la presencia de la preciosa ficha de la peonía.

─Seguiré los deseos del Joven Maestro ─resolvió educadamente la Dama Peng.

─La Señora Menor puede seguirnos, no hay problema, Dama Peng ─contestó el castañito después de meditarlo.

HILO DE SANGRE - KOOKTAEWhere stories live. Discover now