一百零五

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Días después de la boda del Primer Príncipe, el fénix regresó al Palacio Sur después de la sesión matutina de la Corte Imperial, la capa ricamente adornada rozó el suelo mientras se dirigía al patio marcial donde había dejado al pequeño polluelo entrenando, lo encontró bebiendo sopa de ciruela fría mientras algunos de sus cabellos castaños se escapaban del cinto que los envolvía y la luz lo iluminaba bellamente, como si el Tao no quisiera que se apagara jamás.

─ ¿Terminaste el entrenamiento? ─preguntó tratando de ocultar la sonrisa boba que se le formó de inmediato, carraspeó mostrándose igual a uno de esos ancianos inmortales de las sectas más estrictas, no olvidó situar los brazos en la espalda y pararse solemne. El traje oficial y los complementos resaltaron su imponente figura haciendo que la estrella tragara pesado.

─Sí, Kookie... digo... sí, maestro. ─Dejó el recipiente a un lado tomando una pose más erguida.

─ ¿Encontraste alguna dificultad? Cuando la mayoría de aprendices llegan a este nivel de cultivo suelen entrar en un bloqueo que dura algunos cientos de años.

─ ¿De verdad? ─interrogó curioso acercándose hasta estar a sólo un chi de distancia.

─Sí, debes estar atento a cualquier detalle por pequeño que parezca o te verás seriamente afectado.

─No tuve dificultades, maestro ─sonrió tirando de la manga ajena, actuando un poco coqueto, generando que el Segundo Príncipe quisiera besarlo hasta robarle el aliento.

─Procederé a examinar tu poder espiritual si estás de acuerdo ─retomó el tema antes de perder la cordura.

─Si el maestro nota que algo está mal conmigo, ¿qué hará? ─indagó sin notar cierta insinuación en sus palabras.

─Generalmente, en el Territorio Sur exponemos a los discípulos a diferentes experiencias, ya que cada nivel de cultivo necesita que se cumpla con cierto karma o tribulación, muchos hacen viajes de peregrinación o ingresan a los reinos secretos en esta etapa. Podríamos optar porque medites en un espacio más tranquilo y rico o ingresar a uno ─explicó con dificultad, aplacando a la bestia que llevaba dentro.

─ ¡¿Haríamos un viaje?! ─exclamó sin ocultar la expectativa en su voz.

─Sólo si lo necesitas, además, esos reinos están llenos de peligros, no es como ir de vacaciones.

─Jungkookie.

Al final, todo el rigor entre discípulo y maestro se perdió, así que el Rey de las Aves tomó la carita contraria entre sus manos acariciando las adorables mejillitas con suavidad mientras lo examinaba.

─Todo parece estar bien.

─Falta cada vez menos para que termine el año ─recordó cerrando los ojos, dejándose hacer.

─También para tu cumpleaños. ─Acomodó algunas hebras castañas que estaban esparcidas por la frente en la que dejó un beso.

─S-Sí ─farfulló bajito, un hondo suspiro escapó de sus labios, puso sus manos sobre las que seguían acariciando su rostro.

─ ¿No estás feliz por la llegada de tu cumpleaños, TaeTae?

Hubo silencio, algunas hojas cayeron moviéndose por las caricias del viento hasta tocar el suelo donde terminarían su viaje.

─No es eso.

─Si lo deseas, haré de ese día el más especial de todo el calendario.

─ ¿Qué harás? ─dudó alzando la mirada, sus ojitos de flor de melocotón brillaron curiosos, ocultando la melancolía lentamente.

HILO DE SANGRE - KOOKTAEWhere stories live. Discover now