九十八

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Yun Jī supo que había perdido la cabeza ni bien el pensamiento se generó, sabía que no faltaba mucho para recibir su castigo a manos del Emperador de Jade, no pediría perdón ni suplicaría piedad en el momento en que lo llevaran.

¿Por qué lucharía? Lo había perdido todo hacía mucho.

Pero desde que oyó a los guardias hablar sobre la gran fila de hombres y mujeres dirigiéndose al Palacio Oeste, no pudo permanecer imperturbable. Ni siquiera entendió por qué le molestaba, el Primer Príncipe era parte de la familia que intentó destruir, lo engañó para pasar una barrera y casi muere a manos de su madre. No calificaba para ser ni siquiera un juguete que le calentara la cama.

Mientras batallaba consigo mismo, una sombra de la forma y el tamaño de una aguja se coló hacia su celda, el aparente débil hechizo hizo un hueco en la pesada barrera después de casi desaparecer por completo. A las manos pálidas del Guerrero Oscuro sólo llegó como una partícula de polvo cumpliendo su objetivo. Yun Jī sintió un desagradable vacío en el estómago, sin embargo, aplazó el pánico concentrándose en escapar.

Tal vez era su única oportunidad y la desaprovechó buscando al Tigre Blanco.

Definitivamente se había vuelto loco.

Los hermosos rostros, las límpidas auras y los regalos que cada candidato y candidata portaban sólo le reiteró lo que ya sabía, sonrió sin gracia retrocediendo unos pasos, sin lugar a dónde ir decidió volver a la prisión, pero su cuerpo no obedeció, al darse cuenta, ya estaba cruzando los muros del Palacio Oeste.

Cuando el Primer Príncipe regresó del Territorio Sur, la fila casi bajaba el puente hacia la ciudad, para no causar un alboroto mucho mayor optó por tomar un camino secreto arribando poco después a uno de los pabellones, el líder de la guardia Oeste y su mayordomo lo saludaron con una honda reverencia.

─Ya estoy aquí ─dijo sin mucho interés, caminó de un lado a otro notando que el semblante del soldado no era bueno, se paró frente a él y preguntó─: ¿Cuál es la situación? Habla.

─Tenemos un intruso en el palacio, Su Alteza Real.

─ ¿Un candidato entusiasta?

─Mucho peor, el Guerrero Oscuro. Ya hemos logrado capturarlo y se envió un mensaje al Palacio de Jade para que vengan por él, lo tenemos en la celda más alejada y segura, algunos de nuestros mejores talentos lo están interrogando.

El regusto del vino en su garganta perdió la dulzura y frescor, quedando sólo un desagradable sabor.

─ ¿Hace cuánto mandaste el mensaje?

─Al mismo tiempo que lo mandamos a llamar, Su Alteza Real.

Un rayo fue convocado entre sus palmas, tomó fuerza y se perdió en el horizonte.

─Discutiré el tema mañana con Su Majestad, hasta ese momento deseo que la noticia no se esparza o podría generar caos.

─Como ordene.

Quiso retirarse a meditar sus siguientes pasos pero el mayordomo lo siguió.

─ ¿Algo más?

─ ¿Qué haremos con los candidatos que esperan por usted?

Una idea cruzó su mente.

─Recibe a todos los que lleguen hasta los primeros rayos de sol de mañana, ubícalos dentro de los palacios designados para mi harem. Anunciaré mi boda con la o él de mayor título, tomaré dos esposas más y nombraré unas cuantas concubinas, te harás cargo de la administración del mismo hasta el día en que se deba llevar a cabo la boda... entre los juguetes sin rango, deja una vacante ─ordenó con dureza, sin la emoción de quien tiene la promesa de innumerables noches de primavera.

HILO DE SANGRE - KOOKTAEWhere stories live. Discover now