二十

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Luego de que cenaran en la Segunda Mansión, Zheng Guo llevó a Taehyung de la mano a la Villa Fáng; el qilin los siguió tropezando por no poder con el ritmo de sus pasos así que el fénix lo tomó en sus brazos.

─Kookie. ─Miró hacia el alto príncipe.

─Habla.

─E-Eres tan alto y guapo, como los novios de Seol noona ─dijo con las mejillas teñidas en rojo, viéndose adorable.

─ ¿Tu hermana tiene novios? ─Alzó una ceja sorprendido.

─Sí. Llena de baba sus rostros, los tiene pegados por toda su habitación.

─No entiendo.

─ ¡Los tiene en póster!

El Segundo Príncipe rio alto.

─Pensé que eran novios de carne y hueso, aunque no tengo idea de qué es un póster.

─Son fotos grandes de cantantes, son su tesoro y les habla como si estuvieran allí. Cuando ve que alguien la mira haciendo eso, grita y le cierra la puerta en la cara.

─Seguro que te cerró la puerta muchas veces.

─N-No. ─Hizo un puchero recordando todas las veces que lo hizo.

─Pequeño polluelo revoltoso. ─El fénix le despeinó los cabellos sonriendo.

─ ¿No sabes hacer farolas de papel, Jungkookie?

─ ¿De dónde sacas eso? ─preguntó entrando a la alcoba y dejando al híbrido al lado de la cama─. De toda la familia, soy el que hace las más hermosas farolas.

─Tu papá me lo dijo, pero no te preocupes. Te ayudaré a hacer una muy linda para el festival.

─ ¿De verdad? ¿No tienes sueño, Tae?

─No. ─Frotó uno de sus ojitos─ ¡Hagamos un farol muy bonito!

─Si te cuento una historia ¿dormirás? Tenemos dos días para hacerlo. ─Le acomodó los cabellos de su cabecita, parecía un leoncito. Sabía que se moría de sueño. Rio al escuchar tintinear al qilin con mucha alegría─. Tu amigo piensa que es una buena idea.

─ ¿Pero tendremos que ir a la torre de papá dragón? No quiero caminar.

─No. Sólo debes alistarte para dormir, mi padre me dijo que ya tomaste un baño ─habló sacando una túnica cómoda y alba─. Ponte esto.

El castañito asintió, se cambió con pesar y cuando un sirviente llevó agua para que se lavara, el líquido frío logró despertarlo. Tiró del traje del Segundo Príncipe que se había cambiado tras un biombo y tomando su mano, fue a la cama. Zheng Guo lo hizo acostar, se sentó a su lado y lo arropó con el edredón. El híbrido se acomodó a un lado.

─Quiero mi historia, Jungkookie.

─Está bien, está bien. Sin embargo, recuerda que las preguntas son al final.

─Ya.

─Al principio del mundo, cuando los cielos recién fueron creados, sólo el sol, las nubes y la luna eran sus habitantes. Las estrellas brillaban bajo arroyos y grutas de agua pura en KunLun, lejanas, indiferentes a nuestro mundo. Eran tiempos oscuros, las guerras salpicaban la calma del Reino de la Dicha Pura, los dioses luchaban entre ellos por alzarse con el trono de oro del Emperador, y el caos y el desorden se veían cada día. El primer dios del fuego, luego de una feroz batalla donde había perdido a todas sus tropas, deambuló moribundo por un valle misterioso. Comió semillas que cayeron de los árboles para saciar su hambre y tomó las gotas de rocío de las hojas para saciar su sed; caía la tarde y necesitaba un refugio para pasar la noche. Llegó a una pequeña y misteriosa gruta cuidada por qilin. Al ver que no era una amenaza porque estaba a punto de morir, los híbridos lo dejaron acercarse. El dios se quedó dormido de inmediato, su cuerpo estaba herido y cansado. Mientras dormía, oyó una lejana risita juguetona, nunca sus oídos habían captado un sonido así. Al día siguiente, al despertar su cuerpo se llenó de vigor y descubrió que sus heridas habían sido sanadas por completo. La guerra llegó a su fin con el ascenso del Primer Puro. El Emperador lo invitó a ser un miembro de su corte, pero el dios lo rechazó y decidió aislarse. Dejó su pueblo internándose en el bosque; hacia el Sur. Sus pies lo llevaron otra vez a la gruta, muy profundo, notó una fuente de agua natural que brillaba tanto que quiso acercarse; la risita se oyó otra vez, sin decir nada, con sólo dulces sonidos le dio a entender que no debía mirar al fondo porque si lo hacía, perdería su mente para siempre. El dios hizo caso y se vendó los ojos para evitar el deseo de ver a la estrella. Después de eso, cada día iba hacia el valle con los ojos tapados, y se quedaba a meditar junto al agua. La estrella que vivía al fondo, le hacía compañía riendo y cantando, en su mente se presentaba de los colores del arcoíris, a veces, se volvía completamente dorada al estar muy feliz, si el dios demoraba se ponía azul y a veces, por las palabras del dios del fuego, se tornaba roja. Pero siempre se presentaba amena, dispuesta a jugar y al cantar envolvía a su amigo, lo transportaba hacia el fondo donde ella vivía, sus almas viajaban juntas en el agua donde los sonidos se volvían palabras. Un amigo del dios del fuego, fue a visitarlo. Lo encontró entrando a la gruta, los qilin no le dejaron pasar pero al notarlo, el dios del fuego le pidió a la estrella permiso para que lo acompañara a meditar, la estrella se lo concedió pidiendo que también se vendara los ojos. Pero el nuevo visitante, al no poder oír a la estrella, ansiar verla y sentir las maravillas de amarla como el dios del fuego lo hacía, esperó a que el dios del fuego entrara en una profunda meditación, se quitó la venda y acercó su rostro al agua. La estrella era hermosa, brillaba intensamente en el fondo, destacando entre todas... deseó tocarla, sacarla del agua, pero no pudo hacerlo porque si lo intentaba, se perdería en su propio ser para siempre. Le habló pidiéndole que saliera, que fuera suya, pero la estrella sólo siguió riendo con el dios del fuego. La envidia lo cegó, la oscuridad en su interior fue tan grande como la luz que se desprendía de la traviesa estrella. Los qilin trataron de sacarlo de la gruta pero los asesinó y antes de que el dios del fuego pudiera reaccionar, lo traspasó con su espada. La sangre corrió hasta teñir el agua, la estrella entonces decidió apagarse también, reemplazando sus risas por amargos llantos, negó su forma yendo al mundo humano. El Primer Puro al enterarse, puso a todas las estrellas muy alto para que nadie más intentara tenerlas. Por eso es que ahora decoran los cielos.

─ ¿Cómo sabes todos esos cuentos?

─El Emperador solía contarnos varias historias, pero la de la estrella la leí en la biblioteca del Palacio Sur, dicen que ese Palacio está construido por encima del lugar donde estaba la gruta. ¿Te gustó?

─Sí.

─Descansa, Tae.

─Otra vez, Jungkookie ─pidió el castañito.

─Debes dormir.

─No, Jungkookie.

─Sólo una vez más.

Para cuando el fénix acabó el relato por segunda vez, el castañito estaba profundamente dormido. Zheng Guo suspiró, se frotó el rostro con las manos y extendió un edredón en el suelo. Al regresar a su aspecto, no se sentía correcto dormir al lado del niño.

¿Qué pasaba con el ser que lo metió en ese problema? Él era un dios de miles de años, aunque fuera joven en KunLun, a Taehyung le llevaba tanto que podría ser su ancestro. Bufó por lo incómodo que era el piso, dio varias vueltas sin poder dormir y arrugó la nariz sintiendo su pierna herida arder, sangraría y tardaría bastante en cicatrizar por completo.

Fue una larga noche, como no pudo descansar intentó evocar a su prometida, pudo visualizar su figura pero no pudo recordar bien el rostro de su futura esposa. Varios ojos cruzaron su cabeza, más grandes y más rasgados; varios labios, rojos, rosados, delgados y carnosos; varias narices...

Debía aprovechar el festival para poder grabar su rostro hasta la boda.

No supo cuándo cerró los ojos, destellos de luz arcoíris y risitas lo acompañaron el resto de la noche, se perdió en la historia como cuando era niño y la leyó por primera vez. Oyó fuertes tintineos y sintió unas manitos moviéndolo, lo molestaron un poco haciendo que se quejara. Se dio la vuelta, sintió una lengüita lamer su mano antes de ser mordido.

─ ¡Auch! ─gritó levantándose de improvisto. Vio al qilin escondiéndose detrás del castañito que no paraba de reír─. Si te atrapo, te voy a asar, lo juro. Y te daré de alimento al tigre blanco.

─ ¡No, Jungkookie! ─Abrió sus bracitos para proteger a Huǒ─ No le harás nada. Sino te... yo t-... ¡te odiaré toda la vida!

─ ¡Me mordió!

─Porque no despertabas.

─ ¿Por qué discuto contigo?

─Joven Taehyung, Su Alteza. ─Ingresó Cao, el jefe de sirvientes de la Villa Fáng, haciendo una reverencia─. El Emperador indica que se tomarán los alimentos en el Pabellón de las Peonías.

─Iremos después de asearnos.

─Con permiso. ─Se retiró sonriendo con gracia por interrumpir al aguerrido fénix peleando con un pequeño. Todos en el Palacio de Jade murmuraban la extraña relación que tenían y el nombre con el que se dejaba llamar por Taehyung. El Segundo Príncipe en general, era más callado y serio.

































-electrahearth-

Como es costumbre, la historia la inventé yo solita *sonríe orgullosa*.

Tae es demasiado tierno, nada bueno para mi corazón. Fangirleo con mi propio fic, alto nivel de locura. ¿Qué piensan que pase cuando crezca? ¿Perderá su dulzura? Ya se acaba su visita a KunLun.

¿Alguien notó alguna pista secreta?

HILO DE SANGRE - KOOKTAEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora