一百零六

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Desde la intervención de la bodhisattva, Raga sintió que todos esperaban el día de su partida aunque se internó en la Casa de las Candidatas, aguantando el dolor silencioso de las heridas curadas superficialmente y el olor de la medicina que le hacía tener pesadillas sobre que ya era un cadáver deambulando por el pasillo. El vacío en la inmensa construcción incrementó su paranoia, hasta creyó escuchar a todas las nagas que había enfrentado en el pasado buscándola en las esquinas para vengarse; varias veces, había despertado en medio de la noche, con todo el cuerpo sudado, temblando de pavor, sintiendo que se asfixiaba.

El médico real había sido convocado con frecuencia, cambiando sus píldoras medicinales por otras que la ayudaran a calmarse pero no parecían surtir efecto, tampoco pudo concentrarse en meditar.

Su sirvienta estaba peinándole el cabello frente al tocador mientras le cantaba para relajarla cuando TuoLuo, harta de no ser recibida desde su charla en el Palacio Sur, entró a la fuerza en la Villa con sus guardias y cortejo.

─Sea bienvenida, bodhisattva ─saludó la criada dejando el peine a un lado para inclinarse.

─Levántate ─indicó TuoLuo acercándose para mirar a la terca princesa cuya tez demostraba su rápido deterioro.

─ ¿Desea que le sirva un poco de té?

─No, puedes retirarte.

La doncella asintió, dio dos pasos hacia la puerta antes de voltear a ver su princesa.

─Vete ─masculló tratando de arreglarse el cabello.

El silencio se hizo durante medio palito de incienso resonando en toda la construcción como un eco sordo, el día soleado junto al canto de pajarillos y la armonización de los grillos y las cigarras pareció lejano, viniendo de otro lugar al que la gente que habitaba en esa mansión no tendría acceso jamás.

─No creo que seas tan ingenua como para no saber el origen de tu estado actual, actuaste tontamente perdiendo el poco favor con el que contabas, no eres diferente a las grullas damisela-...

─ ¡Lo sé! ─gritó tirando el peine hacia el espejo con la fuerza suficiente para romperlo, los trozos se esparcieron por todos lados.

─ ¿Y vas a quedarte quieta esperando el día que se aburran de torturarte?

─ ¿Qué hago, bodhisattva? Ni siquiera puedo acercarme a la sombra del Segundo Príncipe ─sollozó con la voz quebrada.

─ ¿Qué harías si tuvieras la oportunidad? ─interrogó jugando con el pañuelo perfumado entre sus manos.

─ ¿Eh? ¡¿Me ayudará?!

─Me decepcionas, te enseñé el arte de control de los seres y también la invocación de la magia del amor pero no usaste ninguno. ─Su serena expresión se tornó feroz, su piel tomó un tinte rojizo intenso bajo la seda; agarró con fuerza la cara de la Señora Menor entre sus manos empujándola hacia atrás, rio viéndola tirada patéticamente, pisó su pecho ejerciendo una presión que dejó a Raga luchando por respirar, no le importó sus ojos de súplica ni los arañones en su tobillo para ser liberada─. Nunca tuve una aprendiz tan estúpida. Planeaste dejar al favorito infértil pero no limpiaste la evidencia, ¿creíste que el Señor Principal del Territorio Sur, que por cierto es un título legítimo, te daría la oportunidad de demostrar tu inocencia? Dejaste que se vengara envenenándote poco a poco..., tu paranoia, tu poco raciocinio, tu insomnio, el olor a podrido, el dolor de heridas que no sanan... todas esas cosas las planeó con cuidado y mandó a otros para ejecutarlas bajo los ojos del Segundo Príncipe que es indulgente con sus acciones. ¡Lo domina y no dejaría de hacerlo sólo por tus intentos infantiles! Es un enemigo al que debiste ganar con astucia.

HILO DE SANGRE - KOOKTAEWhere stories live. Discover now